En los exámenes de marzo de 2016, Lucía Gorricho, profesora de Geografía en una escuela de las sierras entre Balcarce y Mar del Plata tuvo que evaluar a Gabriela, una joven que nació en Bolivia, quien le confesó “no saber nada” sobre los temas que tenía que rendir. Para darle otra oportunidad y que la joven no tuviera que repetir el año, Lucía, aprovechando que la escuela queda en una zona de producción de frutillas, le preguntó por el cultivo de esa fruta. Y ahí fue cuando Gabriela abrió los ojos bien grandes y le dijo que de ese tema sí sabía, ya que su familia se dedica día y noche a eso. Lucía le pidió entonces que describa cómo es esa actividad. El resultado fue un examen con una narración reveladora no solo de la producción de frutillas, del uso de agrotóxicos y de la explotación laboral, sino también del trabajo infantil y de las desigualdades sociales.
Esa anécdota fue el primer paso de un libro que ya tiene dos ediciones. Frutillas acaba de salir otra vez a la venta (la primera edición, hecha de manera autogestiva, se agotó en apenas unos meses) y tiene la particularidad de poner en jaque, a través de su experiencia con Gabriela, al modelo educativo actual y, por consecuencia, a todo el sistema en general.
¿Cómo fue que el examen de Gabriela se convirtió en libro?
Subí el examen de Gabriela a mi blog –con su permiso- para compartirlo con mi grupo de amistades y mi hermano lo vio, se conmovió y lo subió a su Facebook. A partir de ahí, un montón de gente lo empezó a compartir y a dejar comentarios larguísimos, de aliento y de apoyo; y de repente a los pocos días me empezaron a llegar mails de otros países. Además de los comentarios, la gente me hacía muchísimas preguntas, entonces me pareció que lo mejor iba a ser llevar todo al papel. También me llevaron a escribir, como mi militancia desde chica en los centros de estudiantes, siempre con muchas críticas hacia el sistema educativo, mi inclinación hacia el movimiento feminista, y el trabajo social que hice durante varios años. El libro surge de la necesidad de que más colegas puedan conocer mi experiencia, y también el método educativo que planteo, que considero que va a ser mejor; porque lo que veo es que todavía hay un montón de gente que cree que la escuela y la educación es adoctrinar, que lxs estudiantes entienden a fuerza de imposición, y a mí eso no me parece que sea así.
Cuando diste a conocer el examen de Gabriela mucha gente te criticó ¿cómo fue ese momento?
Fue difícil, porque lo primero que se me vino encima fue que cómo podía ser que Gabriela haya pasado de año sin saber los contenidos prescriptivos de toda la currícula. La gente no podía creer eso, pero el examen fue supervisado por el director de la escuela y además, si vamos a la realidad, es eso mismo lo que pasa todos los días: es muy común que lxs pibes terminen la escuela a los 18 años sin saber leer ni escribir bien. Esas son las cosas que tienen que ver directamente con todo el sistema educativo, y es un poco lo que planteo en el libro, la idea de un sistema que ya está caduco y que necesita modificarse. También me pasó que mucha gente no me creía que el texto era de Gabriela, pensaban que lo había escrito yo, porque lo que escribió ella fue tan movilizante que pareciera que cuesta creer que una joven de 14 años lo haya hecho. Además es un texto que tiene la particularidad de haber llegado a personas de distintas ideologías y, a la vez, respeta la mayoría de los contenidos de la materia. También fue difícil el tema de las inspecciones, porque tanto a la escuela como a mí se nos vinieron encima para controlar, son cosas que pasan cuando hacés una denuncia pública, aparecen las sanciones de lo que supuestamente debería estar mal. Desde Organismo de Minoridad hasta Migraciones, Trata de Personas, gente que trabaja en contra del trabajo infantil.... todos vinieron a pedir papeles, y como siempre nada de todo eso estaba en norma, porque tanto en las empresas como en las escuelas se hacen cosas que no van. Además a nadie le gusta que le inspeccionen, entonces todo ese movimiento generó mucho rechazo en la gente que no había leído el relato de Gabriela.
En el libro hacés una crítica muy aguda sobre la educación actual, ¿qué opinión tenés sobre el sistema educativo mundial?
Creo que el sistema educativo es el aparato ideológico reproductor del Estado, lo que hace que el sistema capitalista y patriarcal funcione. Por eso creo que la escuela es lo último que va a cambiar, porque de ahí salen todas las profesiones tal cual las conocemos. La escuela es la última trinchera, y funciona más o menos igual en casi todos los países del mundo porque ahí es donde se enseñan cuestiones básicas de este sistema como la competencia, el rendimiento, obtener los mejores resultados en el menor tiempo posible, la búsqueda de la homogeneización (esa negación de la diversidad), la idea de la “nacionalidad”... todas esas cuestiones se construyen desde la escuela. Y tampoco es que la prioridad sea enseñar contenidos, lo que se enseña son normas de control social. Las evaluaciones son estandarizadas, lxs estudiantes aprenden de memoria y generalmente lo que quieren es aprobar, porque no sienten un verdadero interés en aprender. Y eso tiene que ver con la enseñanza que reciben, porque así funciona el sistema educativo de los estados modernos. Todos esos temas son los que planteo y analizo en el libro.
En Frutillas también generás propuestas nuevas.
Sí, lo que hago es analizar tres propuestas que en realidad no son mías, sino ideas que fui leyendo a lo largo de mi vida y que de alguna manera en el libro retomo y resignifico. Una sería que la gradualidad no tiene que existir más. Organizar el aprendizaje por grados, por edades, como es ahora, no es bueno, porque el nivel de desarrollo de una persona no tiene que ver con la edad, sino con otras cuestiones, sobre todo con el nivel de interés. Por eso la idea que propongo es armar grupos en función de los intereses de cada estudiante. Además en una escuela sin grados nadie repite, y hay experiencias de escuelas no graduadas que podrían ser ejemplos de esto porque funcionan muy bien. La otra propuesta es minimizar el valor de la disciplina, es decir, que no se trabaje por disciplina sino por área, y eso es algo que cuesta un montón implementarlo, pero es fundamental para el aprendizaje. Por ejemplo, si en una clase de literatura leés un cuento sobre dragones la idea es que, si después de esa clase viene plástica, se pueda dibujar dragones ahí, o algo que tenga que ver con eso, y no que se dé ese salto que se hace en la educación actual, de pasar de un tema a otro, porque eso es medio enloquecedor. Y por último, la idea de la pareja pedagógica, que al ser algo que implica el doble del presupuesto educativo es muy difícil de lograr, pero no por eso menos importante.
¿Por qué dos docentes en el aula?
Una persona para explicar y otra capacitada para asesorar, acompañar, ayudar con la disciplina. Porque una sola persona cada treinta estudiantes como sucede actualmente es muy poco efectivo, y estamos hablando de docentes que encima hacen doble turno. En Finlandia, por ejemplo, que es un sistema educativo superador a todos los demás, hay tres docentes por aula (dos adentro y uno afuera) que se dedican a hacer acompañamiento escolar. Hay un montón de cosas para mejorar de este sistema, pero para eso primero habría que asumir que la educación es una prioridad, y eso lamentablemente todavía no está sucediendo.
Además de lo que tiene que ver con la educación en sí, en el libro también se abren un montón de temas, un poco como sucede también en ese examen que escribió Gabriela y que fue el disparador de todo lo demás.
Sí, el trabajo infantil por ejemplo, porque cuando leés el relato de Gabriela te das cuenta de que ella es una niña que está trabajando, entonces la pregunta que más surgió fue “¿qué hacemos con eso?” La gente me decía “¿por qué no hacés la denuncia?” Pero yo decía “¿a dónde voy a hacer la denuncia? ¿A la policía le voy a decir que hay una nena trabajando, como si no lo supieran?” Ese tipo de cosas quedaron muy en evidencia. También el tema del uso de agroquímicos en la producción es clave tanto en el examen de Gabriela como en el libro, porque la denuncia que yo presento en Frutillas es muy grave, pero es así como se produce hoy. Gabriela puso en el examen “a la planta le ponen una cosa rara”, y la cosa rara es bromuro de metilo, que es un biocida; eso significa que mata todo, es un gas que está prohibido hace un montón de años en Europa, de hecho es 60 veces más generador de gases de efecto invernadero que el cloro por ejemplo.
Entre docentes se suele decir que enseñar es la mejor manera de aprender, ¿qué significa enseñar para vos?
Sin duda se aprende muchísimo enseñando. Yo al menos aprendo de todo. Enseñar para mí es sacar a la luz lo mejor de las personas. En realidad para mí no hay que imponer nada, hay que coordinar, aprender, facilitar, promover... porque todas las personas venimos con un deseo innato de saber. Desde muy chiquitxs preguntamos todo el tiempo cosas, “¿y esto qué es?, ¿Y por qué?” Y creo que uno de los problemas graves que tenemos como sociedad es que sancionamos la pregunta, porque vivimos en una cultura represora, entonces en seguida que preguntamos algo nos contestan cosas como “¿de dónde sacaste eso vos?” O “pero vos sos muy chica para preguntar esas cosas, ¿quién te metió eso en la cabeza?” Y otra cosa que se hace mucho es contestar con mentiras. Entonces así vamos dejando de preguntar y vamos copiando lo que hacen los grandes, por eso al final terminamos aprendiendo por imitación, no por lo que nos enseñan en la escuela, sino por lo que hacen en casa o en la calle. O sea, vamos viendo lo que hace la gente y vamos copiando lo que nos parece.
¿Qué tendría que hacer la escuela entonces?
Yo creo que la escuela tiene que colaborar en potenciar todas las habilidades que traemos, articularlas y ponerlas al bien común cuanto antes para que cada persona pueda sacar lo mejor o lo más genuino de cada una para poder revertir la crítica situación social y ambiental que estamos viviendo.
Frutillas se puede conseguir en el Centro Cultural La Tribu (Lambaré 873, CABA) y en varias librerías de Mar del Plata. También hay otros puntos de venta en distintas localidades de Argentina que se pueden consultar en www.luciagorricho.blogspot.com
El Examen de Gabriela que publicó Lucía en su blog:
Evaluación de Geografía
Año: 2º
Estudiante: G.C
1) Describir una actividad económica
2) Mencionar los aspectos más importantes del algún país latinoamericano.
1)
En la frutilla trabajan aproximadamente 200 personas que cosechan la fruta, limpian el campo, sacan las hojas, sacan la maleza, tienen que carpir. Ahora pagan más que antes aún mejor, pagan todo lo que hacen si carpean, limpian la cunita, etc. Algunos niños trabajan ahí aproximadamente de la edad de 13 años para arriba y algunas embarazadas también pero no hacen tanto esfuerzo o si no, no trabajan. Eso depende de ellas. A veces lo hacen para ayudar a sus maridos. Algunos de ahí, bueno casi todos, son juntados.
Casi todos los bolivianos trabajan en el campo y siempre llegan cansados y que no le toman importancia a los hijos que nunca le preguntan nada qué cómo estás o algún problema en la escuela.
Las frutilla se cosecha en cunitas en un carrito y un balde. El balde es para descartable y la cunita es para armar caja. Eso se llama embalada. A mí me gusta embalar y armar cajas y claro a la frutilla se le pone esa cosa rara en las plantas. Las riegan con un tubo que está debajo del plástico. Lo ponen los tractores.
Las cajas con frutilla y las cunitas con frutilla descartable se lo lleva un tractor que viene a las 12:15 o cerca aproximadamente y a la tarde también.
Los bolivianos pueden soportar más el campo que los argentinos porque los bolivianos tienen el trabajo más pesado y los argentinos están en las oficinas o será porque ellos si pudieron estudiar? Yo pregunto en mi casa porque no estudian porque no hay tiempo es la misma respuesta que me dan todos los días.
Ya que la frutilla es una empresa a nosotros nos dan techo, agua potable, luz menos gas. Pero claro a veces nos quitan un poco de plata para ayudar en las pagas. Para que los padres se vayan tranquilos a trabajar hay una guardería que los cuidan. Ahí les dan desayuno, comida y merienda y hay reuniones para levantar la basura. Porque además de levantar la basura de su casa, tienen que levantar la basura del patio o del suelo del baño y sino están presentes, tienen que pagar 5 pesos por cada día que falten.
También hay donaciones que mandan o traen en camiones y se le dejan a una señora que se queda con las ropas de las cosas bonitas que llegan y lo descartable lo dejan en una carretilla para que la gente lo use.
2)
Bolivia me encanta porque la primera vez que fui me encantó. Cuando es de noche todas las luces se encienden de todos colores y yo escucho tambores y cosas así como una
banda porque mi casa está en una montaña. Me acuerdo cuando fui a la cancha. La cancha es una cosa que llega casi a la terminal. Hay tiendas de comida, ropa, bebidas y cosas de mercadería. A mí me gustó donde venden caña de azúcar.
En Bolivia hay montañas chicas y en la escuela les dan uniformes. Sabía que en el jardín de niños estudian las lineas, los cuadrados, triángulos y números?
La gente del campo vive en casas de barro y paja y lo único que comen es chuño y mate y cuando es cumpleaños de alguien de la familia comen seco que significa arroz con papa y ensalada y carne seca y queso de vaca y de desayuno arroz con leche y buñuelo. Todo eso lo cocinan en una clase de horno a la parrilla y yo me sé el nombre pero no sé cómo se escribe.
La gente, más bien las mujeres, tienen que ir con ropa lavada desde su casa hasta que llegan a un río caminando y la ropa la llevan en un aguayo en la espalda. Más o menos lo que tienen que caminar es desde aquí hasta Sulema para enjuagar la ropa.
Alguna vez comió tostado? Se hace con habas. Las hacés secar al sol hasta que estén más secas. Después tenés que poner en una olla sal y después poner las habas secas y tostarlas hasta que revienten. Mi abuela las hacía. Sabe que mi abuela tiene ochentaialgo y fue al doctor y le dijo que estaba muy fuerte ella? Vive en el campo y solamente dos veces la vi.