“La actividad económica en América Latina y el Caribe se estancó en 2019, continuando con el débil impulso de crecimiento de los últimos cinco años y agregando más urgencia y nuevos desafíos para reactivar el crecimiento”, señala un informe elaborado por el director del Hemisferio Occidental, Alejandro Werner. En su documento no hace alusión directa a la situación argentina, dado que el organismo espera las cifras que aporte el gobierno de Alberto Fernández, pero mantiene su estimación de caída del Producto para el país del 1,3 por ciento. Recién para 2021 mantiene su proyección de un rebote de la actividad del 1,4 por ciento. “El reequilibrio económico continuo en economías estresadas que experimentaron paradas repentinas en los flujos de capital en 2018-19 (Argentina, Ecuador), al tiempo que ayudaron a restablecer los equilibrios internos y externos, también actuaron como un obstáculo para el crecimiento económico”, señala el informe publicado por Werner.
En conferencia de prensa, el directivo del Fondo explicó que no hubo cambios en las estimaciones para la Argentina, y que se mantuvieron las que estaban hasta octubre último. Eso se debe a que, justificó, se esperan las proyecciones que pueda publicar el gobierno argentino para actualizar las perspectivas sobre la evolución del PBI argentino. “A medida que se anuncien nuevas políticas públicas, disminuirá la incertidumbre, que abunda en la economía argentina. Eso ayudará a reactivar el crecimiento, reactivar las inversiones”, agregó.
Dado que la Argentina se encuentra en pleno proceso de negociación de su deuda con inversores privados, Werner descartó cualquier tipo de exigencia, tratando de mantener el discurso amigable de las últimas semanas. “No estamos demandando nada”, contestó. También buscó mostrar un cambio en el sesgo de las recetas. “Estamos listos para coadyuvar a revertir los incrementos que vimos en la pobreza, mejorar la distribución del ingreso y reactivar la actividad productiva lo antes posible”, dijo el representante del Hemisferio Occidental del FMI.
En su publicación, de carácter regional, remarcó que hubo una disminución del PIB real per cápita del 0,6 por ciento anual en promedio desde 2014 y 2019. “Desde el punto de vista estructural, el crecimiento potencial sigue limitado por la baja inversión, el lento crecimiento de la productividad, un clima empresarial débil y la baja calidad de la infraestructura y la educación”, explica el documento publicado en el blog del Fondo (IMFBlog). “La elevada incertidumbre política en varios países grandes de América Latina sigue pesando sobre el crecimiento. Por ejemplo, la incertidumbre sobre el curso de la política económica y las reformas en Brasil y México probablemente contribuyó a la desaceleración del PIB real y el crecimiento de la inversión en 2019”, detalla.
Como quedó señalado en la última actualización de Perspectivas de la Economía Mundial, se prevé que el crecimiento en la región se recupere a 1,6 por ciento en 2020 y 2,3 por ciento en 2021, respaldado por un repunte gradual en el crecimiento global y los precios de los productos básicos, el apoyo monetario continuo, la reducción de la incertidumbre de la política económica y una recuperación gradual en economías estresadas. En este grupo queda exceptuado por el momento la actividad argentina, que este año volverá ser recesiva.