"Mira a tu alrededor. Todos están pensando en sexo, por tener sexo o teniendo sexo. Todo está cambiando y cambia muy rápido", le dice Eric (Ncuti Gatwa) a su mejor amigo Otis (Asa Butterfield) en el primer día de clases de la secundaria luego del receso de vacaciones. Sex Education, la serie inglesa creada por Laurie Nunn y producida por Netflix, provocó un big bang en la cabeza de adolescentes y adultxs el 11 de enero de 2019, con el estreno de la primera temporada. El furor nació al comprobar que el programa, con tono de comedia dramática, de ocho episodios de cincuenta minutos cada uno no tiene como foco exclusivo reflejar los dilemas amorosos y peleas entre pares que ocurren en el intrincado mundo adolescente. Muy lejos de Beverly Hills 90210 o Dawson's Creek, la serie se concentra en la necesidad de acceder a la información y el conocimiento para poder explorar y expresar el amplio abanico de sexualidades y deseos que mueven a sus protagonistas. ¿Qué es la pansexualidad? ¿Cómo se protegen las lesbianas de las enfermedades de transmisión sexual? ¿Está mal masturbarse diecisiete veces al día? ¿Tenés que ir acompañada si debés hacerte un aborto? ¿Es un problema no tener interés en el sexo? ¿Qué preguntas te hacen en la farmacia al comprar la pastilla del día después?
Estas son solo algunas de las preguntas que plantea y se compromete a responder Sex Education, a partir de la picardía de un adolescente de dieciséis años, Otis, que con una socia abre un consultorio de terapia sexual en un baño abandonado de la escuela. Se sienta en el inodoro y lxs escucha a través del compartimento como un cura que escucha la confesión, pero la gran diferencia es que esta persona nunca juzga ni habla de pecados. Datos a cambio de dinero.
No pretende ser una estafa. Otis es hijo de una sexóloga (Jean, interpretada por la hipnótica Gillian Anderson) que atiende desde su casa en un pueblo de Inglaterra. Un hogar repleto de pitos gigantes, cuadros con posiciones del kamasutra y esculturas del interior de la vagina. Otis aún no puede lidiar con su propio cuerpo, pero poco a poco se convierte en un estudioso de la infinidad de identidades y prácticas sexuales. Trasmitiendo el mismo mensaje a sus pares: siempre y cuando exista el consentimiento nada está mal en los gustos y deseos que queremos poner en práctica. Lo único que está mal es no tener la información adecuada para llevar la fantasía a la práctica. Y es acá donde Sex Education se para como serie política. Luego del éxito de la primera temporada, el 17 de enero de este año estrenó la segunda con varias novedades, cambios y un peso mayor en el drama. El negocio de Otis ya no sigue en pie y ahora es una adulta, la sexóloga Jean, quien de manera legal tiene una oficina dentro de la secundaria para escuchar y contener a lxs adolescentes temerosos de ser traicionados por sus hormonas fuera de control.
Sin lugar para los tabues
Una de las características más inusuales de Sex Education es que la heterosexualidad es solo una identidad sexual más. Hay lesbianas, putos, bisexuales, pansexuales, asexuales. Romper tabues es una de las misiones de la serie: lxs tullidxs, lxs viejxs, lxs gordxs también tienen sexo y disfrutan de sus cuerpos, aunque a tantas personas eso le moleste. Uno de los personajes principales es Eric, gay que se viste de leopardo sintético para ir a la escuela y no oculta que lo calientan los chicos.
No hay salida del closet ni ciertos clichés que en un punto se volvieron molde a repetir en las series y telenovelas de los últimos años, causando por momentos una anestesia emocional en el espectador. ¿Qué sucede a tu alrededor cuando decidís no ser un reprimido? Eric padece el acoso de un compañero, Adam (Connor Swindells ), el hijo agresivo del director del secundario. Un hombre conservador que odia a su primogénito y se aferra al concepto de normalidad como si fuera un Dios a rezar. Eric es un chico alegre y chispeante que desea ser querido y sueña con tener su primera relación sexual. Pero cuando lo ve acercarse a Adam se le borra la sonrisa del rostro y el miedo se apodera de su cuerpo marica. Cuando se encierra en su habitación, Eric ve videos de YouTube para aprender a maquillarse y que sus ojos resalten con una sombra perlada. Una noche, Eric se draguea con una peluca rubia, unas botas altas de color rojo que hacen juego con su boca carnosa. "Soy una chica mala en tacones. Una chica mala. Que el mundo lo sepa", grita entre risas. Por su cumpleaños, y como la tradición anual, va a ir junto a su mejor amigo, Otis, a ver Hedwig y la pulgada furiosa (2001, John Cameron Mitchell). Eric baja de la escalera de su casa y al verlo, su padre le pide que se ponga un abrigo. No es por sentir vergüenza de su hijo, es porque sabe que en ese pueblo no todxs piensan como él. Es ese un punto que Sex Education visita una y otra vez: el mundo cambió pero hay gente horrible que quiere seguir viviendo, como sea, en un mundo que ya no existe. Sea el director de la escuela o la banda de chicos que golpean salvajemente a Eric cuando lo ven caminando con una pollera, vistiendo de mujer.
Es a partir de ese hecho traumático que el personaje decide no volver a draguearse ni vestirse con tonos chillones. Reemplaza el animal print por el color caqui, y sin darse cuenta empieza a convertirse en todo lo que odia: una persona violenta que quiere exigir respeto con un golpe de puño. La homofobia se anota un punto. Eric ya no se anima a ser quién es, o quién era según sus temores. ¿Cómo se negocia con el miedo? ¿Cuánto espacio le damos en el cuerpo al enojo? La serie desarma con cuidado ciertas frases hechas de pancarta que tantas veces no son suficiente. De nada sirve que alguien le diga a Eric que tiene que volver a forrarse en leopardo y ser la marica de siempre. ¿De qué manera se sale de un trauma de ese índole para salir a la calle con las pestañas pintadas sin mirar para atrás cada dos pasos?
Sex Education no da fórmulas ni soluciones mágicas a los conflictos, se distancia de cierta hipocrecía de una corrección política cómoda y cumplidora para ir por atajos más oscuros que abran el debate. Uno de los temas más controvertidos es la relación amorosa y sexual entre Eric y su ex-acosador, Adam. En la escena menos pensada, mientras limpian castigados un aula de la escuela, Adam le da un beso a su víctima. Un chape que termina en sexo oral. A escondidas, Adam lo roza con su pierna por abajo de la mesa. En público, le grita "Trom-pija" para demostrarle que el tiene el poder de hacerle daño cuando y donde quiera. Eric comienza a enamorarse de la persona que lo averguenza frente a los demás. La serie se encarga de mostrarte que Adam también es acosado de forma violenta por su padre. Es víctima y victimario. Es ahí donde la educación sexual es clave para que las víctimas no se conviertan en victimarios: para Adam no existe la posibilidad de no ser hétero, porque el puto es el enemigo. Y no puede soportar ser uno de ellos. Sex Education nada en esta historia con cierta delicadeza, siendo piadosa con lxs adolescentes y dura con lxs adultxs. ¿Está a tiempo de cambiar Adam, evitando transformarse en su padre? ¿Se remedia todo el daño que hizo el personaje antes de descubrir que le atraen los hombres? Y si es así, ¿de qué manera?
Caja de herramientas para el placer personal
Sex Education deja en claro en cada episodio que no a todxs nos gusta lo mismo. No existe una receta para hacer una paja o para practicar un cunnilingus. Y la falta de experiencia en adolescentes (y también en adultxs) provoca buscar respuestas inmediatas, rincones seguros para no quedar en ridículo o "cometer errores". La serie echa de plano al término "equivocación" del ámbito de la sexualidad. La duda es siempre oportunidad. ¿Cómo nos limpiamos el culo antes de tener sexo anal? ¿A quién le preguntamos algo tan íntimo? Google confunde más de lo que aclara: las páginas y las explicaciones se contradicen. Un compañero gay dibuja con tiza el proceso en el pizarrón, y le transmite a quien carga esa duda con vergüenza, que debe compartir con su novio estas prácticas que son nuevas para su cuerpo. Porque el sexo no es solo penetración, es un lenguaje mucho más amplio y abarcativo. Sex Education también se anima a meterse en el campo incómodo de qué pasa cuando tu amante o pareja no quiere lo mismo que vos. ¿Cómo se lidia con la frustración? ¿Y qué sucede cuando no nos calienta lo mismo? Lo más interesante de la serie creada por Laurie Nunn es que juega constantemente con el dinamismo de los deseos y necesidades de los personajes. Sex Education no pretende que sus personajes se definan, sino que encuentren la mejor manera de expresar y explorar sus sexualidades. Porque la información es poder.