Quedó muy golpeado Central después de la goleada histórica que Independiente le propinó el sábado. El canaya fue borrado de la cancha, literalmente, y el local pareció por momentos un rival de una categoría superior. Diego Cocca, el entrenador del elenco de Arroyito, no puso excusas por el resultado, pero hizo foco en la demora de la llegada de refuerzos. En un torneo en el cual el objetivo mayor es salvarse del descenso, Central no puede darse el lujo de completar el plantel tarde y de no mantener el nivel de jugadores. El debut de los refuerzos no fue el esperado, Damián Martínez y el uruguayo Cristian González no estuvieron a la altura.

En pleno receso, en plena lucha por mantenerse en la Superliga, el canaya perdió más de media defensa. Está urgido por el ingreso de dinero, es verdad, pero perder tres defensores en el medio de una pretemporada no atrae otra cosa que desorganización. Cocca sufrió el alejamiento de tres titulares defensivos: los zagueros centrales Matías Caruzzo (Argentinos Juniors) y Miguel Barbieri (Tijuana, México) y el marcador de punta derecho Nahuel Molina (regresó a Boca). A la cancha del rojo ingresó la última conformada por Martínez, Almada, Brítez y Colazo. El cambio fue enorme. El triunfo agónico ante Huracán trajo alivio, pero Independiente le pegó un mazazo y expuso las debilidades.

 

En el medio, Cocca perdió al colorado Leonardo Gil, que viajó a Arabia Saudita. El ex Talleres era titular indiscutido, es inevitable que el juego del equipo se resienta. Néstor Ortigoza y Fernando Zampedri, otros que emigraron, no eran indispensables en el plantel para el entrenador. Ahora, con el nuevo elenco Cocca deberá motivar a sus jugadores y hacer borrón y cuenta. Hay que viajar a Banfield, rival directo en la zona baja.