El comienzo de febrero trae también la inminencia de la fecha fundante del calendario feminista: el 8 de marzo. Para organizar esta jornada de lucha, que en los últimos años se convirtió en Paro Internacional de Mujeres, Lesbianas, Travestis, Trans y No Binaries, hoy se realiza la primera asamblea, a las 18, en el Centro Cultural Fontanarrosa (San Martín 1080). Los 34 femicidios que se produjeron en todo el país en enero, de los cuales siete fueron en la provincia de Santa Fe, el sostenido y masivo reclamo por la legalización del aborto, la discriminación laboral por género y el reconocimiento de las tareas de cuidado, son algunos de los temas que pondrá en evidencia la movilización en las calles. “Hace unos años dijimos ‘si nuestras vidas no valen, produzcan sin nosotras’. Fuimos las impulsoras del primer paro internacional y le hicimos el primer paro al gobierno de Mauricio Macri, en octubre de 2016. Durante estos últimos cuatro años, el movimiento feminista construyó amplios marcos de unidad y transversalidad poniendo sobre la mesa los intereses comunes de la mitad de la población: la prevención y erradicación de la violencia machista, la implementación de la Educación Sexual Integral, el cupo laboral trans, la legalización y despenalización del aborto, contra la brecha salarial, derechos laborales para las trabajadoras sexuales, por una justicia feminista, por la ley integral trans, como también la construcción de una agenda del cuidado a partir del reconocimiento de nuestro propio trabajo”, sintetizó Majo Poncino, referente del Movimiento Evita y de Ni Una Menos.
Por su parte, Mabel Gabarra, de la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito, a partir de su experiencia en la organización de estas fechas, no quiso adelantar ninguna propuesta porque, justamente, para eso se reúne la asamblea. “Vamos a juntarnos por primera vez, ahí se van a analizar todas las posibilidades, supongo que como todos los años va a ser una marcha, pero se va a discutir ahí. La primera reunión siempre es de análisis de la situación, y dónde se va a poner el eje. El problema es que el 8 es domingo, y hasta ahora no se habló de paro. Suponemos que se van a hacer acciones importantes, creemos que va a ser una gran asamblea, porque hay mucho para pelear, con un nuevo gobierno que trae nuevas posibilidades, creemos que tiene que ser una fecha muy importante”, expresó Gabarra, y consideró que “hay dos asignaturas pendientes de nuestra lucha de 35 años. Una es la cuestión de la violencia, que tenemos todas las herramientas para poder llevar adelante una acción más concreta, tenemos una ley excelente, los dispositivos, pero faltan varias cosas de parte del Estado y otras que son de la sociedad en su conjunto. A la sociedad todavía le falta condenar severamente esta violencia patriarcal que está cobrando víctimas como ningún otro año, y con femicidios de gran crueldad”. El otro tema es la legalización del aborto, que adelanta el inicio del calendario feminista al 19 de febrero (ver aparte). “Pensamos que la ley tiene que salir, porque llevamos demasiado tiempo reclamándolo y el presidente se comprometió a mandar el proyecto, pero después la aplicación va a tener que ser exigida y vigilada, sobre todo en algunos lugares donde hay mucha reticencia a garantizar este derecho de las mujeres”, apuntó Gabarra.
Desde el frente sindical, que viene creciendo de forma constante, la secretaria de Organización de ATE Rosario, Liliana Leyes, adelantó: “Como siempre, los 8 de marzo planteamos el eje laboral. Con la intersindical, en este momento, venimos trabajando fuertemente la aplicación de la ley Micaela”, dijo la luchadora en temas de violencia de género y dirigente sindical, quien consideró que esa legislación, aprobada en homenaje a Micaela García, es hoy uno de los ejes “como un derecho que va a tener que ponerse en práctica desde las organizaciones sindicales. La ley de Micaela va a transformar a la sociedad siempre y cuando la trabajemos realmente como lo dice la ley, en cada ministerio, en todo el Estado, para que cada uno de quienes trabajan en el Estado pueda tener esa perspectiva de género que hoy no tiene”.
También Gabarra señaló que la implementación de la ley Micaela debe promover cambios profundos. “En la ciudad de Santa Fe hubo una reunión para ponerla en marcha y esperamos que en Rosario nos convoquen a las organizaciones para ver cómo armar esta capacitación, porque no tiene que ser una horita en la que todo el mundo escuche y diga que sí. Esto tiene que ser una capacitación de prácticas políticas, debe apuntar a cambiar la mente de los varones”, puntualizó. Además, consideró que en cuanto a la conciencia de la sociedad “hay que ponerse muy severo, porque a veces se hace el gran lío cuando pasa alguna muerte, y los medios se enloquecen, todo el mundo habla. Pasa ese caso, viene otro caso y el caso anterior ya perdió vigencia. No hay un seguimiento ni una crítica real, salvo los círculos de activistas. Hay una especie de resignación”.
Leyes también subrayó la enorme dimensión de la violencia machista, que tiene su máxima expresión en los femicidios. “Es un momento muy puntual este 8 de marzo que se viene, abrimos la asamblea a todas las mujeres de Rosario y alrededores que se puedan sumar, y a las colectivas de jóvenes, frente al hecho de haber terminado el año y el comienzo de éste con tantas víctimas y vulneraciones que sufrimos este último mes. Las violencias que sufrimos siguen siendo cada día más fuertes”, dijo la dirigente gremial.
Por su parte, Poncino adelantó que “este año la prioridad son los de más abajo para lograr el bienestar del conjunto. Los de abajo somos en su mayoría mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries, que después de cuatro años de macrismo, somos las principales víctimas de las políticas neoliberales. Por lo tanto, es muy importante en este momento de avanzada del pueblo en un Estado popular, conquistar políticas públicas que miren a la cara a nuestra realidad”. La activista celebró “la creación el Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidades Sexuales, y que muchas ocupen espacio de conducción y decisión en las diferentes áreas del Estado. Jerarquizar las políticas públicas feministas es la clara expresión de la voluntad política de dar respuestas a las demandas del movimiento de mujeres y diversidades sexuales”.