Apenas quince episodios en siete temporadas bastaron para que Prime Suspect se volviera una auténtica institución británica. El policial protagonizado por Helen Mirren entre 1991 y 2006 estableció una matriz nueva para el género a 180° de lo que se hacía del otro lado del Atlántico: sequedad dramática, contexto social, temáticas espinosas (racismo, prostitución infantil, alcoholismo, aborto) y oficiales que pelean con sus propias sombras. La actriz definió a su icónica Jane Tennison como una mujer “extremadamente directa, ambiciosa, talentosa e intransigente, por esos motivos está profundamente frustrada en su trabajo donde el sexo es una barrera”. En los últimos tiempos le florecieron herederas en su propia tierra (Collateral, Unforgotten, Marcella, Hard Sun) y otras geografías (The Bridge, The Killing). Incluso tuvo una precuela Prime Suspect 1973 que mostró al personaje como novata en una comisaría londinense. Film & Arts le dará lugar a otra descendiente directa y que tiene algo de oxímoron. Desde hoy a las 22, podrá verse por su pantalla la remake estadounidense de Prime Suspect.
La historia se muda a Manhattan donde Jane Timoney (Maria Bello) debe hacerse valer en un escenario machirulo, lidiar con las brutales realidades del crimen de Nueva York, los modos de su precinto y las relaciones personales con su padre expolicía y su novio. “Es un tornado que tiene su punto de vista sobre todo. Es muy buena en su trabajo y debe luchar para ser reconocida en un trabajo donde mandan los hombres”, manifestó la actriz sobre su personaje, una detective ni muy distinta ni tan parecida a la original.