Roberto Retamoso (Rosario, 1947) es o fue docente de teoría literaria; es y sigue siendo peronista. Así se define en su último libro, publicado en 2019 por Editorial Fundación Ross. "De un glosar redundante" es una serie de ensayos que bajo un título justamente modesto recorren las obsesiones de una vida. Allí deja asentadas sus creencias, ante todo la fe de un hombre secular y ex profesor marxista en la in-trascendencia humana. También define una serie de categorías básicas, tales como escritura, palabra o poesía, y explora un canon nacional de varones escritores, no sin antes anotar un psicoanálisis.

Retamoso es Profesor y Doctor en Letras por la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario, en cuya Escuela de Letras enseñó (del latín in-signare, como él mismo explica: "indicar una dirección") durante más de 30 años. También ha escrito y publicado libros de crítica, ensayo, narrativa y poesía. Sigue enseñando, con Roberto García, en la Escuela de Literatura de Rosario "Aldo F. Oliva": un proyecto independiente y experimental que desde hace 3 años funciona junto con la Cooperativa Mercado Solidario en el Trocadero (Santiago 989, Rosario), cada lunes del ciclo lectivo.

El género ensayo tiene sus particularidades específicas. Tal vez sea a la literatura lo que el dibujo a las artes plásticas: un campo de pruebas o arena de torneo donde la prosa se exhibe casi en estado puro, como en un grado cero de la significación referencial; es decir que cuanto más nimio, banal, trillado o esencial el contenido, tanto más se luce la pluma o el plumín en su trazo característico. Un maestro invicto del género, a mediados del siglo pasado, fue el epistemólogo Gaston Bachelard, quien como ensayista escribió sobre los elementos naturales: libros sobre el fuego, el agua, el aire e incluso el espacio (que en la cosmovisión tibetana constituye un quinto elemento y se pinta de color azul).

No es que Retamoso pretenda o logre emularlo, sino que se deja llevar por la prosa ensayística y su flujo cadencioso en torno a un cuasi vacío, a una obviedad o a una idea genérica. Cada uno de sus ensayos reunidos en la primera parte lleva por título una sola palabra, con mayúscula inicial como un nombre propio, en una sucesión de definiciones donde se va engrosando el leve espesor del sentido a la vez que se estrecha (o amplía) el campo semántico desde lo universal (o singular) a lo particular: Vida, Cuerpo, Literatura, Palabra, Teoría, Enseñanza, Amor, Filiación, Política y (por último) Peronismo. 

Tras unas "Apostillas de un análisis" donde consigna, por ejemplo, que "El sueño trabaja al modo de un poeta" (en referencia al viejo concepto freudiano del Traumwerk o trabajo del sueño), Retamoso abre las temáticas a la crítica literaria y despliega un canon personal compartido. Desde las "escrituras fluyentes" de Saer y Juan L. Ortiz hasta la "lengua alucinada" de Oliverio Girondo, pasando por el "prestidigitador" Macedonio Fernández y los personajes novelescos de Roberto Arlt, mapea la literatura nacional en una cartografía que no elude una lectura ¿peronista? de Jorge Luis Borges. Parafraseándolo, es posible decir que Retamoso lee a Borges desde Sarmiento: su subdivisión de los personajes borgeanos entre letrados (que dirimen su destino por la lectura) y no letrados (que hacen lo propio mediante el agón, entrevero o combate singular) corresponde aproximadamente a las categorías de civilización y barbarie. 

En plural mayestático ensayístico, los breves textos juegan su partida entre la payada y el epitafio, o mejor dicho entre la payada literaria ontológica de los gauchos inventados por José Hernández y el género imposible (o bien temprana y literalmente anticipatorio) del epitafio para uno mismo, cuyo paradigma popular podría hallarse en la canción "A mi manera". Y dicen: "Enseñamos utopías, como la de una ciencia de la literatura, o su envés, un saber literario despojado de ciencia. / Enseñamos usos, como los de la teoría por parte del poder, o de la política. / Enseñamos prácticas: la nuestra, por ejemplo. Sin explicarla, simplemente mostrándola. / Fuimos objetos y sujetos de enseñanza. De la propia y la ajena. / Hablamos. Actuamos. Jugamos un rol, jugamos a nada. / Dijimos palabras, las repetimos. / Y leímos, y escribimos, y escribimos porque leímos. / Y ya".