Cuando leo ciertos textos, le dije a mi psicoanalista, tengo la sensación de que la famosa grieta se construye sobre libretos y guiones cuyo objetivo no es develar el sentido de las cosas sino invertirlo. Aunque se pregone lo contrario.
--De qué habla --preguntó.
--De los diarios del domingo. Por ejemplo, el consultor Jaime Durán Barba dijo en una de sus notas periodísticas, que CFK es genial, que es la mayor dirigente política de la historia argentina, pero ¿por qué lo dice si al mismo tiempo considera que su política es el atraso, el medioevo para la Argentina al proponer que la mayoría de los trabajadores vivan bien, tengan derechos, se trabaje para la equidad, es decir que los pobres no sean tan pobres ni los ricos tan ricos? Lo del distribucionismo social, digamos. Lo de un Estado presente. Peronismo, ¿vio? Porque, usted sabe, JDB puede decir que CFK es una rock star y al mismo tiempo afirmar que los votantes de Macri, de Cambiemos, quieren que la Argentina sea un país súper desarrollado, feliz, -- lo que presupone que los de la rock star no lo quieren-- y que por eso Macri, el ahora confirmado como nuevo jefe de la Fundación de la FIFA, el filántropo de la FIFA, perdió pero no perdió porque conservó muchos votos que vienen de quienes quieren un cambio, una modernidad…. Y que su repechaje electoral fue “extraordinario” dijo. Dio ejemplos: lo votan las provincias más “desarrolladas” es decir que su negocio es vender soja al mundo, como Córdoba, por ejemplo, aunque tenga el porcentaje más grande de indigencia de la Argentina…O tal vez Santa Fe. Es decir, lo que el chiste electoral definió como “chetoslovaquia”, la pampa húmeda agroexportadora que piensa en dólares y en no pagar impuestos, con un Estado pequeño, pequeño. Repartir, nunca. O, sigue el ex consultor del filántropo de la FIFA, ni qué hablar de los argentinos residentes en el exterior que lo votaron en un porcentaje superior al 75 por ciento. O sea, la gente de la que habla JDB son los que tienen valores como, por ejemplo, aceptar que votan al filántropo de la FIFA porque no les hace pagar impuestos para darle al que no tiene para comer: los famosos planes a los “negros de mierda”. Claro que no se fijan en sus múltiples negociados que aparentemente no le importarían a los modernos de Cambiemos. Ni que la deuda de 300 mil millones de dólares --que el filántropo permitió fugar en un 80 por ciento hacia las bocas del capital financiero mundial al que ahora pertenecerá en un lugar clave-- ahora la tienen que pagar los no modernos conducidos por el peronismo que, se sabe, para el consultor son los que atrasan. Pero, ¡alto! --grité-- igual, dice el ex consultor, las dos argentinas deben unirse porque así separadas no van a ningún lado. Una ganó con el 48 por ciento porque la tiene a CFK y a Alberto Fernández pero está equivocada. Otra, al filántropo de la FIFA, que perdió pero logró el 40 por ciento. JDB sugiere que chetoslovaquia debería ser el destino. La gente moderna de Cambiemos. Porque eso del hambre, además, no está demostrado, dijo. Mire, acá lo tengo, se lo quiero leer para poder entender al fin el galimatías de un pensamiento invertebrado: “Cientos de miles de venezolanos protagonizan la mayor emigración interna de la historia de América Latina, huyendo del hambre provocado por la dictadura. Multitudes de bolivianos, peruanos, paraguayos, venezolanos y latinoamericanos de otros países vienen a la Argentina todos los meses. No se sabe de caravanas de argentinos que se dirijan a Venezuela y los países limítrofes. Esos son los hechos. Las interpretaciones políticas pueden ser distintas. En medio de ese caos, solo Argentina decretó una emergencia alimentaria: parecería ser el país más pobre de todos.” O sea que el hambre, vio, no es un problema acá. Y en Venezuela hay una dictadura, pero en Bolivia ¿qué hay? ¿Así que porque ellos vengan para acá, en la Argentina no hay hambre?
--Terminó su sesión- escuché.
--Nooo…--gemí.
Me fui mascullando que esta idea de atar con alambre una y otra Argentina, siempre que prevalezca la que no quiere pagar impuestos es puro marketing o, como decía mi papá, puro cuento para que siempre paguen otros.