¿Es noticia una casi designación? En el caso de Rodrigo Sbarra quizás lo sea. El ex secretario de Coordinación del Ministerio de la Producción tenía en sus planes desembarcar con un cargo en el Ministerio de Cultura porteño. Según diversas fuentes consultadas por este diario, ya había instalado a su gente en ese ministerio y estaba ya en plan de demandar tener su despacho, chofer y otras comodidades que vienen con el cargo... cuando surgió la denuncia por el hallazgo de un sobre con 10 mil dólares en las oficinas que había ocupado en Nación. A partir de allí, no se lo volvió a ver por el ministerio porteño. Los funcionarios de Horacio Rodríguez Larreta respiraron aliviados: todavía no había sido nombrado como director general. "Denuncia mata cargo", explicaron en el Gobierno de la Ciudad.
Sbarra fue funcionario en el gobierno nacional de Mauricio Macri: llegó de la mano de Francisco "Pancho" Cabrera y siguió luego con Dante Sica en el ex Ministerio de Producción y Trabajo. Se caracterizó siempre por un estilo desenfadado en las redes sociales. De hecho, en su primera Navidad sin un cargo nacional escribió: "Dejás la función pública y la cantidad de mensajes de felicidades tiende a cero. Si esa era la forma, agarraba un cargo a los 20 años la gran puta".
No obstante, el paso por la gestión nacional -y antes por la Ciudad- no lo alejó para siempre del sector público. De hecho, según confirmaron a este diario diversas fuentes del gobierno porteño, Sbarra recaló en el último tiempo en el Ministerio de Cultura de la ciudad. Allí colaboró con el ministro de Cultura, Enrique Avogadro, en el armado de un nuevo equipo que se ocupara de la administración de su ministerio, luego de la salida de Sergio Di Fonzo, el funcionario que había manejado las cuentas de Avogadro en los últimos años. De hecho, Sbarra logró que nombraran allí a buena parte de su gente, bajo el mando de un hombre de su confianza: Hernán Coego, que fue su director de Asuntos Jurídicos en el Ministerio de Producción. Actualmente es el director general de Técnica Administrativa y Legal del Ministerio de Cultura porteño.
Según detallaron a este diario, Sbarra solía moverse muy suelto por el ministerio y tenía reuniones frecuentes con la jefa de Gabinete de Avogadro. La idea con la que lo habían llevado era ordenar administrativamente el ministerio y ejercer un control mayor sobre las secretarías (en particular, la de Gestión Cultural, de Viviana Cantoni; y la de Políticas Culturales, de Luciana Blasco). "Sbarra ya estaba pidiendo vehículo y chofer. Le habían dado un despacho para tener reuniones", indicaron a este diario, pese a que nunca estuvo nombrado. Sí dejó desactualizada su cuenta de LinkedIn, donde dice que es "asesor en Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires", desde 2012 hasta la actualidad. Un descuido que dio lugar a sospechas.
"Lo estaban por nombrar como director general, pero cayó la denuncia del sobre y zafaron de tener que echarlo formalmente", contaban en los pasillos de la sede del gobierno porteño en Parque Patricios. "Bastante que pidió asilo y su gente fue reubicada. Pero la denuncia le mató el cargo a él", indicó la misma fuente. "Después de una cosa así, quedó afuera del sistema político", señaló otro funcionario. En el Ministerio de Cultura porteño, consultados por PáginaI12, aseguraron que Sbarra no tiene un contrato allí en ninguna forma o modalidad.
Sin un cargo en ningun gobierno, el ex funcionario podrá dedicarse a defenderse en la causa en que se lo investiga por presunto lavado de dinero, tras el hallazgo en las oficinas que ocupó de 10 mil dólares. Sbarra dijo públicamente que eso era "una operación" y aseguró que le "plantaron" el sobre. En la causa judicial, el juez Julián Ercolini ordenó levantar el secreto fiscal sobre sus cuentas. Se investiga la compra que hizo de un terreno en el country Nordelta --ni el terreno ni el primer pago de 80 mil dólares figuran en sus declaraciones juradas-- y también su evolución patrimonial durante la función pública, en la que pasó de declarar bienes por 1.169.54 pesos a declarar 30.532.773 pesos, entre los que se cuentan un departamento de 185 metros cuadrados en Capital Federal y un auto Mini Cooper de 5 puertas.