Preocupados por la situación hostil en el noroeste de Siria, miembros del Consejo de Seguridad de la ONU se reunirán en caracter de urgencia. En las últimas horas, ocho soldados de las fuerzas armadas turcas murieron y otros cinco resultaron heridos por un bombardeo militar del régimen sirio en el marco de la ofensiva contra fuerzas rebeldes en la provincia de Idlib.
Turquía respondió de inmediato con bombardeos a 40 objetivos del ejército sirio y sus milicias aliadas, causando la muerte de al menos trece efectivos. Sin bajarle el tono al conflicto, el presidente turco Recep Tayyip Erdogan destacó que responderá "sin ningún aviso a cualquier nuevo ataque contra nuestros militares". Por su parte, el ministerio de Exteriores sirio calificó a Erdogan de mentiroso. Rusia hace hincapié en que los militares turcos se movieron sobre el terreno sin previo aviso cuando las fuerzas sirias se disponían a realizar una serie de operaciones contra terroristas en Idlib.
La reunión del Consejo de Seguridad fue pedida con suma urgencia por Estados Unidos, Francia y Reino Unido. El emisario de la ONU para Siria, Geir Pedersen, expondrá durante esa reunión, que será pública, sobre la situación en la región de Idlib, la más castigada por la violencia militar, último bastión yihadista y rebelde. "Los combates en esta zona parecen ser más intensos que nada que hayamos visto en el último año", expresó al respecto Mark Lowcock, Secretario General Adjunto de Asuntos Humanitarios de la ONU, en un reciente informe presentado al Consejo de Seguridad.
La tensión entre Siria y Turquía escaló en las últimas horas tras la muerte de ocho ciudadanos turcos en un bombardeo del ejército sirio en el marco de la ofensiva contra fuerzas rebeldes en la provincia de Idleb. El ataque tuvo una inmediata represalia de Ankara, que mató al menos a trece soldados sirios. Ese intercambio nocturno fue el más mortal desde que Turquía desplegó tropas en Siria en 2016.
Lejos de calmar las aguas, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, lanzó un ultimátum al gobierno de Bashar Al Asad para que retroceda en el noroeste de Siria. "No dejaremos que las cosas sigan como antes donde corrió la sangre de los militares turcos", afirmó. "Responderemos sin ningún aviso a cualquier nuevo ataque contra nuestros militares", agregó Erdogan.
El mandatario turco, que se había acercado a Al Asad antes del conflicto sirio, es hoy en día uno de sus principales detractores y no duda en calificarlo de "tirano sanguinario". Desde Damasco, el ministerio de Relaciones Exteriores de Siria condenó las declaraciones de Erdogan.
Las palabras del presidente de Turquía "reafirman que miente, engaña y falta el respeto a cualquier compromiso o acuerdo, tanto el acuerdo de Astana como el de Sochi y el de Adana", dijo la agencia oficial SANA citando a una fuente oficial no identificada del ministerio de Exteriores sirio. Todavía no se manifestó publicamente el presidente sirio.
El Pacto de Adana de 1998 contempla que las tropas turcas pueden penetrar en territorio sirio hasta un máximo de cinco kilómetros, y fue suscrito para contener las actividades del Partido de los Trabajadores del Kurdistán, al que Turquía considera organización terrorista. Según el ministerio de Exteriores, "el acuerdo de Adana impone la cooperación con el gobierno sirio porque se considera un acuerdo entre dos países; por eso, Erdogan no puede actuar de forma individual según los artículos del acuerdo".
Rusia también tiene intereses en la región. Aliado de los sirios, el gobierno ruso lamentó lo sucedido haciendo hincapié en que los militares turcos se movieron sobre el terreno sin previo aviso cuando las fuerzas sirias se disponían a realizar una serie de operaciones contra terroristas en Idlib. Turquía y Rusia acordaron en septiembre de 2018 que la región de Idlib sería una zona de distensión, en la que estarían prohibidos los ataques y ofensivas militares.
Desde 2011, el conflicto en Siria ha causado más de 380 mil muertos y obligado a desplazarse a millones de personas. Aunque Turquía apoya a los grupos rebeldes y Rusia al régimen sirio, los dos países reforzaron su cooperación desde 2016 y se impusieron como intermediarios cruciales en Siria. Ankara y Moscú firmaron varios acuerdos de alto el fuego en la provincia de Idlib, pero suelen ser violados.