Frens es un comic autobiográfico editado en formato digital. El héroe de Frens es Pier Luigi, un chico esquizofrénico que se siente desesperadamente solo en un mundo lleno de gente relacionada. En este escenario, Pier encuentra salvación, respaldo y consuelo en el alcohol y en pastillas como Xanax y Clonazepan. En estos viajes inducidos crea amigxs imaginarixs y habla con objetos, a veces muebles y en una ocasión una bola mágica a la que le pregunta cosas. La bola, en vez de darle sus respuestas estándares y automáticas de sí o no, le da respuestas personalizadas.
La soledad es un tópico recurrente en todos los dibujos de Clarupan: en el tomo “Magic" el personaje de Pier, borracho, llama a la chica de la que está enamorado y le dice que se está muriendo. Lisa responde al llamado y lo encuentra sentado en una esquina, en la calle. Pier, esperanzado, le explica que su vida entera falla por una sola razón: su falta de timming. “Soy una mierda por el timming”, le dice. Ella lo consuela, lo abraza, y entonces él, una vez más, fracasa. Lisa lo rechaza y en ese momento le llega el mensaje de un chongo. Lisa se va y Pier se queda solo en la calle, tomando alcohol y sustancias, alucinando con colores. El título del cómic es una referencia irónica a la famosa sitcom estadounidense Friends, que estuvo en el aire desde el año 1994. La serie relata las aventuras y el día a día de un grupo de amigxs muy inocentes, heterosexuales, despojados de toda tragedia o conflicto profundo, maldad, refinamiento intelectual o desesperación verdadera, una serie que refleja que a pesar de todo, lxs amigxs siempre van a estar unx para el/la otrx y que incluso a veces se pueden casar y/o tener hijes. Allí no hay drogas, ni fármacos, ni psicosis. El enfoque de la serie es claramente positivo y optimista. La serie de Clara busca mostrar el reverso de Friends: lxs pocxs amigxs que Pier logra atesorar se aprovechan de su fragilidad, y cuando él lxs necesita, ellxs realmente nunca están. Su vida está poblada de oscuridad, cinismo y abandono.
Frens nació de un momento duro de la vida de su autora, de un estado que ella llama “paranoia social y desconfianza con el mundo”. Su malestar, en ese momento, abarcaba a desconocidxs e incluso a sus propixs amigxs. Contó a Las12: “me inspira la vida, estoy abierta a que me atraviese cualquier cosa, pero los vínculos, las relaciones y los desencuentros son algo que tengo bastante presente a la hora de dibujar. Creo que en todos mis dibujos hay una cuota más pequeña o más grande de una expresión de soledad”.
Clari empezó vendiendo prints de sus dibujos por Instagram. De a poco sus trabajos llegaron a varias ferias, como Feria Migra o Feriabichxs, que la invitaron a vender sus prints y sus stickers. Sus materiales, pese al tono lúgubre y a veces siniestro de los contenidos, llevan colores alegres y son muy atractivos. En uno de sus prints se ve a una persona caminando por la vereda mientras es sigilosamente perseguida por el sol y las nubes, que la miran con malevolencia y la juzgan. Los stickers son de sus personajes de Frens y de otros dibujos: el de un chico abrazando un cogollo de marihuana y una botella de vino, envuelto en unas nubes de colores azulados y violáceos, el del mismo chico hablando por teléfono con una banana en vez de un móvil, o fumando un bong -aparato similar a una pipa de agua que se utiliza para fumar cannabis- o ubicado dentro de un bowl lleno de ramen, los fideos típicos japoneses.
Después de las ferias empezó a diseñar flyers para fiestas y tapas para singles. A partir del diseño de la tapa de “Tengo 30”, el nuevo single de Khea –un trapero muy conocido en la escena musical actual- empezaron a multiplicarse las propuestas de trabajos. “Si se es sincera, no es difícil que la gente se sienta atraída por lo que una hace. Creo también que no hay que ser un gran artista para que la gente se pueda identificar con el trabajo de una, lo que sí importa es la honestidad”. Caminando por la calle o tomando un café por el centro, Clari suele mantenerse alerta a situaciones que puedan inspirarla, darle gracia o conmoverla. Se mueve con su libretita o su teléfono listos para tomar nota, como una cronista de su propia mente, de las emociones que le despierta el mundo real.
“Empecé a dibujar cuando era chica, y nunca dejé de hacerlo. En el colegio me aburría mucho y era un escape fantástico y fácil” recuerda. Al terminar el secundario, estudió Creatividad Publicitaria hasta que, en segundo año, tiró todos los apuntes por la ventana. En 2017, a los 20 años, viajó a Roma para estudiar Ilustración en un centro cultural llamado Oficina b5. Con un dominio fluido del italiano, se nutrió de técnicas y estilos de dibujo durante casi dos años, pero abandonó la carrera porque no se sentía cómoda con los códigos sociales de la ciudad. “Creo que en comparación con lo que está pasando en Buenos Aires, los romanos están socialmente muy atrasados. Me pareció un lugar bastante conservador, donde viví el machismo y la homofobia más que en cualquier otro lado” cuenta.
En esa etapa de aprendizaje, en Roma, empezó a escribir letras sobre beats, las pistas sobre las que raperos freestylers y traperos cantan, escriben e improvisan sus melodías cantadas, que iba encontrando en internet. Era un período de desenfreno, en el que la escritura surgió como una necesidad. "Fue bastante revelador” dice. “Había estado en silencio mucho tiempo y tenía mucho para decir. Lo escribí, y cuando volví a casa, en Argentina, grabé todos los temas que había escrito". De este modo, a su regreso de Roma en 2017, de un modo natural pasó a la música. A fines de agosto estrenó su primer single, Sola, en bandcamp, una tienda de música online donde miles de artistas independientes comienzan sus carreras musicales. La letra de Sola declara: “No vengo a traer ningún consuelo/ fuego y hielo en este suelo que tenemos que habitar/ la única luz que me ilumina viene de mi celular o encendedor/ ¿cuál es el motor que me impulsa? ¿Qué le da color a esta humanidad insulsa?”. La tapa, ilustrada también por ella, muestra a una chica comiendo un helado, sola en la luna. En el fondo brillan las estrellas y más allá, muy pequeña y lejana, se ve la tierra.
Su último single, Emoshi, fue hecho con la colaboración indirecta de glo!, un chico estadounidense que hace beats y los sube a YouTube. Su propósito es que cualquier persona pueda utilizarlos, pero con una rigurosa condición: que no lucre con ellos. Las letras de Emoshi, editado en el invierno del 2019, hablan de la incapacidad de ver la belleza que nos rodea, de las adicciones y del disfrute del consumo de drogas, aunque el final dice: “No pueden ayudarme, yo sólo quiero amarme, no pueden ayudarme, yo quiero ayudarme". La tapa muestra el rostro de Clara comiendo cereales y haciendo fuck you con el dedo. Está comiendo chocofortis, los mismos cereales que celebra en una de las estrofas del ya mencionado single.
Anárquica, no se siente aplicada ni disciplinada como para estudiar una carrera: “soy más bien autodidacta y creo que la clave en el arte está en ser atenta y prestar atención al entorno, a otros artistas, practicar y probar cosas nuevas”. El próximo marzo Clari vuelve con la feria BICHXS, que organiza con un grupo de amigxs, donde va a exponer sus prints y stickers,dibujos y mucha ropa cool de marcas emergentes, como AlienUrban Outfitters y htkxhtk.
También están abiertas al público sus redes sociales: en Instagram @clarupan, en tumblr –donde se puede encontrar su comic Frens- Clarupan.tumblr.com y bandcamp para escuchar sus canciones Cler.bandcamp.com.