Por Juntada Elsa*
Somos un grupo de compañeras militantes feministas libertarias de base, que empezamos la revolución hace años, cada una en tiempos y espacios diferentes (cuando no éramos las “viejas” que somos ahora). Nos encontramos en el Puente Pueyrredón y desde ahí multiplicamos nuestras militancias en los piquetes, los territorios, los sindicatos, los trabajos estatales precarizados, las cooperativas autogestionadas, la docencia…
Como feministas libertarias no separamos el feminismo de la clase y, reversionando a Emma Goldman, creemos que la revolución no es de las viejas sino de la clase.
Sabemos que para este sistema somos viejas cuando dejamos de interesarle al capital, porque no producimos más y no estamos en edad para parir mano de obra barata.
Seguimos la lucha de nuestras compañeras que ya no están como Maite Amaya trava-piquetera, con la que aprendimos que “la libertad es un musculo que tenemos que ejercitar”, y Laura Iglesias que ni siquiera pudo llegar a vieja porque la precarización del sistema estatal en el que trabajaba la mató antes.
Somos parte de una clase a la que le toca pelearla porque somos jubiladas, precarizadas, sin aportes, monotributistas, y vamos a tener que trabajar más para jubilarnos, quizá con la mínima.
Cuestionamos más allá de las políticas públicas, pero si vamos a pensar en luchas para ganar derechos en este sistema, una política pública fundamental es llevar la jubilación mínima a la canasta básica y devolver el 82% móvil a todxs, junto con derechos reales para las mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries que ni siquiera acceden a un trabajo. No reivindicamos la precarización y no nos conformamos con bonos, porque queremos que nos aumenten la jubilación (para que al menos nos quede para comprarnos las cremas, el glitter, la tintura para el pelo… y esos artículos de primera necesidad)
Y como a las viejas en este sistema no nos queda otra que seguir luchando toda la vida, salimos a las calles contra la ley previsional, porque si hay jubilaciones de $14.000, es porque esa precarización de la vida ya la vivían nuestras abuelas que se veían ancianas a los 60, y nuestras madres que se jubilaron desgastadas por una vida de trabajo en pésimas condiciones sumándole las tareas de cuidados en la doble o triple jornada de trabajo. Esas tareas que nos dijeron que son amor y nosotras sabemos que son trabajo no pago.
Somos parte de las resistencias y nos involucramos en las asambleas ambientales para que dejen de rociarnos con veneno, porque hoy las políticas extractivistas contaminan aguas, ríos, tierra, y las lluvias ácidas secan las plantas de nuestras huertas de un día para otro.
Nuestra revolución es vivir una vejez activa, elegida como opción vital, militando el feminismo a la par de las nuevas generaciones contra el patriarcado, el racismo, el colonialismo, el capitalismo, las iglesias, las burocracias. Que demos vuelta la tortilla, que vivamos la vejez en libertad sin tantos miedos y prejuicios. Estamos ATR.
*“Juntada Elsa” somos Elsa Basterra, Romina Rosa, Analía Becerra, Mariana Conte, Dolores Sosa, Carla Thompson y Eugenia Lara.