“Cuando alguien hace tan libre y livianamente declaraciones negacionistas, nosotros nos sentimos desprotegidos. Es como si tambaleara todo lo logrado en materia de memoria, verdad y justicia.” Quien habla es María Laura Stirnemann. Vive en París, Francia, en donde en 1996 creó junto a otros hijos e hijas de desaparecidos en Argentina la sede gala de H.I.J.O.S. Se exilió junto a su hermana Silvina y su mamá en 1981, cuando ésta fue liberada de la cárcel de Devoto y solicitó asilo. Su padre fue asesinado en 1975 y permaneció en calidad de desaparecido hasta 1994, cuando localizaron sus restos y pudieron darle sepultura.
María Laura y su hermana Silvina integraron el grupo de referentes de organizaciones de derechos humanos que, esta mañana, le pidió al presidente Alberto Fernández que “estudie la posibilidad de crear en la Argentina mecanismos que castiguen las declaraciones negacionistas”, según amplió en diálogo con Página/12.
--¿Qué dijo Fernández?
--Que lo iba a estudiar. Nos comprometimos a entregarle un detalle pormenorizado de la ley antinegacionista que rige aquí en Francia. Acá no se puede decir a viva voz, en público, nada que implique la negación de crímenes contra la humanidad. Si andás por la calle con una esvástica, te penan. Son multas económicas. Junto a compañeros y compañeras argentinos que integran organizaciones vinculadas a los derechos humanos, se nos ocurrió hacerle esta propuesta al Presidente para que de alguna manera se limite a estos personajes que siguen perjudicando con sus palabras a las víctimas de la dictadura, a sus familias.
Cada vez que desde aquí escuchábamos a Darío Lopérfido y sus opiniones sobre los desaparecidos, o a otros personajes del gobierno de Mauricio Macri, a nosotros se nos movía el piso, nos tambaleaba el mundo: ¿qué sucedería con lo alcanzado?
--¿Qué implica para ustedes el negacionismo sobre los crímenes de la última dictadura cívico militar?
--Nos obliga a vivir algo que nos puso en el lugar de víctimas, nos revictimiza. Peleamos mucho por conseguir una reparación al dolor sufrido y de repente esas declaraciones ponen toda esa lucha en cuestión.
La propuesta fue realizada por H.I.J.O.S. París en compañía de organizaciones, como la Asociación de Ciudadanos Argentinos Residentes en Francia (ACAF), entre otras que le solicitaron al Presidente un espacio en la agenda de su gira presidencial. Esta asociación fue conformada en 2016 por argentinos militantes de diferentes espacios --H.I.J.O.S. inclusive-- que se encontraron en un lugar común: la alarma provocada por el advenimiento en Argentina de un gobierno neoliberal. “La realidad es que durante el comienzo del siglo estuvimos tranquilos, todo parecía haber entrado en un cierto orden. Las leyes de impunidad fueron abolidas, empezaron los juicios. Pero entonces ganó Macri las elecciones y empezamos a temer que se llevara por encima todo el trabajo en memoria, verdad y justicia logrado”, apuntó Stinermann.
Desde entonces vivieron años muy movilizados. Salieron a reclamar por la libertad de Milagro Sala --algo por lo que le insistieron a Fernández esta mañana--, por las muertes de Santiago Maldonado y Rafael Nahuel, en contra del 2x1. "Vivimos cuatro años de urgencias y quedamos activos", repasa Stirnemann.
--¿Qué otros temas quisieron plantearle a Fernández?
--Quisimos expresarle nuestras ganas de participar. Con su elección sucede que estamos esperanzados, y queríamos que supiera nuestras inquietudes así como nuestra predisposición: consultarle qué podemos hacer desde acá para aportar al debate nacional. El hecho de que personas cercanas a nuestra organización integren el Gobierno, como Wado de Pedro, Juan Cabandié o Horacio Pietragalla, son señales fuertes como señal de continuidad de las políticas de memoria, verdad y justicia.
Pero también sabemos que hay muchos genocidas beneficiarios de prisiones domiciliarias y con libertades condicionales o reducciones de pena. Y le dijimos que eso no podía suceder. Nos respondió que en Argentina tenía la intención de aplicar el Tratado de Roma, que estipula que los condenas de crímenes de lesa humanidad se tienen que llevar a cabo enteramente, no puede haber una reducción de las penas. Nos dijo que iba a estar atento, más allá de que sabemos que hay situaciones que escapan de su órbita, que corresponden a la Justicia.
--¿Qué conclusión saca tras el encuentro?
--Me dejó tranquila. Ellos (en relación no solo a Fernández, sino también a la ministra de Justicia y Derechos Humanos, Marcela Losardo) se mostraron muy abiertos y muy en sintonía con lo que planteamos. Nos generó confianza. Venimos de un presidente que nunca festejó ni siquiera la aparición de un nieto.