“Feliz Día”. En letras grandes y rosas, la tapa del diario deportivo Olé pretendió vaciar de contenido la potencia de la celebración de este 8-M, donde volvimos a gritar #NiUnaMenos y #VivasNosQueremos, en una histórica convocatoria a un paro internacional de mujeres. “¡Cómo no va a ser feliz, chicas! Feliz día para ustedes y para nosotros, para todos los que amamos la vida y el fútbol. Miren esas risas en la foto. Apareció la plata que faltaba, hoy se levanta el paro y la pelota vuelve a rodar. ¡Jueguen!”, casi como una provocación, decía Olé en la bajada del título. Detrás estaban Sebastián Domínguez y Sergio Marchi, de Futbolistas Agremiados, y los jugadores Gago y Maxi Rodríguez. Sonrientes.
Ayer las mujeres nos unimos para decir basta a las violencias machistas, y para reclamar por la falta de políticas públicas integrales para prevenirlas y proteger oportunamente a quienes piden ayuda, y denunciar la cadena de discriminaciones que nos afectan en todos los ámbitos de nuestras relaciones interpersonales, incluso cuando practicamos deporte y pretendemos jugar al fútbol. Todavía en muchos colegios, las nenas no tienen derecho a la pelota en los recreos, a diferencia de los varones que monopolizan el patio para el picadito, institucionalizado exclusivamente para ellos. Los equipos de mujeres tienen poco apoyo institucional, tanto en los clubes como en la AFA y en los medios, que las invisibilizan en las canchas, las cosifican en sus contratapas, las ponen como figuritas decorativas como espectadoras y cuando cubren noticias sobre fútbol femenino las estigmatizan con títulos que apelan a lugares comunes, con frases callejeras, que incurren en violencia simbólica y mediática hacia las mujeres.
Solo para reflexionar: por día, durante 2016, se destinó para Fútbol para Todos casi 23 veces lo destinado por día al Consejo Nacional de las Mujeres, el organismo del Gobierno encargado de las políticas para prevenir y combatir la violencia de género. Mientras que el FPT recibió 4,4 millones de pesos por día, el CNM, apenas 195 mil por día, según datos del análisis del presupuesto realizado por el Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA) y la Asociación Civil por la Justicia y la Igualdad (ACIJ).
La decisión editorial de Olé no es casual. Otros medios han ninguneado esta convocatoria del 8M, mirándola como testimonial o nota de color, sin analizar que las mujeres somos actoras políticas –como se vio en Estados Unidos el 21 de enero en la multitudinaria convocatoria contra Trump–, que salimos a las calles contra las políticas neoliberales y de ajuste y la explotación capitalista, que nos pegan con más fuerza, y nos dejan sin empleo o precarizadas, más vulnerables frente a las violencias machistas, y no, sin fútbol.