Vuelve el fútbol profesional y será tan pronto que comienza a jugarse hoy con Vélez-Estudiantes. La Comisión Regularizadora de la AFA y Agremiados se pusieron de acuerdo ayer en el Ministerio de Trabajo después de un desgastante conflicto de 80 días. El desenlace era previsible, aunque el arreglo casi se evapora al mediodía por la letra chica del acta que firmaron las partes. Los clubes, representados por Armando Pérez y sus colaboradores, más Claudio Tapia –el único presidente de una institución presente– se comprometieron a pagar unos 362 millones de pesos. Ya habían adelantado una parte el lunes, que completarán con fondos que aportarán distintas empresas. Trisa (una sociedad del grupo Clarín y Torneos y Competencias), la propia TyC y Axion Energy, el sponsor del torneo de Primera División. De hecho, Carlos Freue, su director de marketing, firmó el acta acuerdo en la cartera laboral que conduce Jorge Triaca.
Sergio Marchi, el secretario general de Agremiados, definió al convenio como “arduo” y “equilibrado”. Exhortó a que “no se repita” la misma situación en el futuro, aunque ésa es otra historia. Se sabe lo que ocurrió en el pasado y más de una vez: los dirigentes se endeudaron y siempre les costó salir de un círculo vicioso donde se comprometen a pagar lo que no pueden. Esta vez lograron interrumpir la huelga de futbolistas profesionales con una mezcla de fondos que provinieron del Estado y compañías de medios, más la petrolera Axion Energy, del grupo Bridas y capitales chinos.
A los 305 millones que abonó el gobierno por derechos del Fútbol para Todos que les adeudaba a los clubes hace meses, se sumaron distintos aportes. Trisa puso 40 millones que adelantó por la televisación de las dos principales categorías del Ascenso y que debía desembolsar el 15 de marzo. Torneos pagará unos 7 millones por los derechos de TV al exterior que posee y la petrolera privada desembolsará los restantes 10 millones para completar los 362 con que los planteles profesionales quedarían al día hasta enero. Así lo establece el acta acuerdo: Axion Energy “garantiza a su vez dejar cancelado el mes de enero de 2017”. Para saldar el remanente –que llega hasta los haberes de febrero–, se apelará al valor llave de 1.200 millones de pesos que abonará la multinacional que gane los derechos televisivos.
Marchi pidió durante la conferencia de prensa en que se oficializó el acuerdo “que las malas gestiones se transformen en buenas gestiones”. A su lado estaban sentados Tapia, el secretario de Relaciones Laborales Ezequiel Sabor, y Javier Medín, el abogado que integra la Comisión Regularizadora de la AFA. El presidente del club Barracas Central y único candidato oficializado para las elecciones (ver aparte) comentó: “Hemos hecho un esfuerzo importante para que la industria del fútbol se ponga en marcha”. Parecía que hablaba como un empresario.
Un directivo que acompaña a Tapia en sus aspiraciones presidenciales le dijo a PáginaI12 que “una mitad del dinero que recibirán los jugadores pasará por los clubes y la otra irá directamente al gremio”, lo que señala la paridad que arrojó el resultado del conflicto. La misma fuente agregó: “A futuro deberá quedar claro que si un club se endeuda de manera irresponsable, tendrá que pagar las consecuencias. Deberán sacarle puntos e incluso irse al descenso”.
Como se encare el futuro quedará subordinado a las medidas que adopte la AFA, pero además el gobierno por medio de sus organismos de control. La Inspección General de Justicia (IGJ) que regula la vida de instituciones civiles como los clubes o la asociación de que dependen, ya se comprobó de qué manera se movió en estos últimos meses. Siempre lo hizo respondiendo a las posiciones de un hombre clave en todo este conflicto: el presidente de Boca, Daniel Angelici. Ayer envió una nota firmada por su titular, Sergio Brodsky, a la AFA. Decía que aprobaba el cronograma electoral votado por la última asamblea de la AFA y que favorece los intereses de la lista que integra Angelici y que lleva a Tapia al frente. Aunque el gobierno de Mauricio Macri da la apariencia de haberle sacado sus manos de encima al fútbol, se mantiene al acecho.
Acaba de quedar como garante de un acuerdo que parece más circunstancial que definitivo. Tenía que mostrar algún “éxito” de su declamada política dialoguista en un país que está regado de conflictos, con centenares de miles de despedidos y fuentes de trabajo que se cierran a cada hora. Al fútbol nadie le bajará la persiana. Eso está claro.