Si falta una voz para pensar la realidad de las futbolistas madres no es otra que las de quienes son sus hijos, y comparten ese vínculo mágico y misterioso mientras las acompañan en su amor por el fútbol. Pequeños y pequeñas que crecieron ya sabiendo que los ídolos futbolísticos pueden ser varones o mujeres, una realidad que otras infancias van descubriendo recién ahora gracias a una visibilización que crece.
Diego es uno de los hijos más grandes del torneo femenino de Primera División. Tiene 18 años y es hijo de Yanina Miñana, lateral izquierda de Villa San Carlos. "A mi vieja la admiro: siempre está alegre, es una gran madre y me gusta verla contenta porque juega en Primera", cuenta Diego, que desde los 11 años ve a su mamá jugar a la pelota. Los dos son zurdos y, hace un año, su pasión compartida subió un nivel más: jugaron, juntos, dos partidos de fútbol mixto en cancha de siete.
"Me encanta el fútbol, es lo más lindo que hay, y me encanta ver a mi vieja jugando porque es lo que siempre quiso. Y más en Primera. Imagino que, para ella, sería un sueño estar donde está hoy. Cuando era chico y ella se iba a algún partido o a entrenar, un poco la extrañaba, pero también sabía que era lo que le gustaba hacer y entonces estaba tranquilo", se acuerda. El fútbol vuelve este sábado con tres partidos (a las 9 y televisado por TNT Sports, UAI Urquiza-Racing; desde las 17, Lanús-Excursionistas e Independiente-Rosario Central), pero Villa San Carlos deberá esperar hasta el lunes para su duelo ante Boca. Allí seguramente estén Diego y Yanina, separados únicamente por un alambrado y unidos por todo lo demás.