En medio de una grave crisis institucional, se suspendió la sesión plenaria convocada de urgencia por el presidente de El Salvador, Nayib Bukele. El mandatario busca aprobar un préstamo destinado a equipar a las fuerzas de seguridad. La oposición se niega a dar el visto bueno argumentando que no queda clara la forma en que se distribuirá la partida. El gobierno se limita a decir que esos fondos estarán dirigidos a poner en marcha un plan contra las violentas maras que azotan al país. El domingo, en un hecho inédito, Bukele ingresó al Congreso rodeado de militares y dio un ultimátum a los legisladores para que aprueben el cuestionado crédito de 109 millones de dólares. Previamente había llamado al pueblo salvadoreño a la insurrección. Organizaciones no gubernamentales repudiaron su actitud.
El presidente de la Asamblea Legislativa de El Salvador, Mario Ponce, suspendió la sesión extraordinaria convocada para el lunes. Ponce anunció la suspensión en el marco de la reunión de la Junta Directiva de la Asamblea, convocada tras la llamativa presencia en el Congreso de miembros del ejército y la policía el pasado domingo.
"La Asamblea Legislativa por unanimidad rechaza y condena enérgicamente la invasión de la que fuera víctima el día domingo nueve de febrero. Este tipo de acciones no abonan en nada para ir construyendo los grandes acuerdos para el país", afirmó el presidente de la Asamblea ante los medios presentes en el lugar.
Bukele no tardó en reaccionar a las palabras de Ponce, y señaló en su cuenta de Twitter: "Los diputados están ofendidos y castigarán al pueblo no aprobando los fondos que prometieron aprobar hoy. De nuevo mintieron, no es de extrañarse, lo hacen siempre. Lo que no entiendo, es cómo hay gente que los defiende, aunque sean una minoría".
Este lunes, los alrededores del Congreso lucieron como un día normal, sin soldados y con las calles tranquilas. "Asustó ver a tanto soldado y policía en el edificio de la Asamblea Legislativa, parecía un golpe de Estado, da miedo ver esas situaciones", dijo Marcos Salguero, que maneja un pequeño negocio de comida cerca de la sede legislativa.
Escoltado por militares con rifles de asalto y por agentes de la Policía Nacional Civil, Bukele irrumpió el domingo en el Congreso salvadoreño para exigir a los diputados la aprobación de un polémico préstamo destinado a financiar una iniciativa para mejorar la seguridad interna.
El mandatario convocó a sus seguidores a rodear el Legislativo y, sin ruborizarse, hizo un llamado a la insurrección para forzar al Parlamento a aprobar el crédito. Observando desde una tarima a los miles de seguidores y empleados estatales que se congregaron en las cercanías del Congreso, Bukele dijo: "Les pido paciencia, si estos sinvergüenzas (los diputados) no aprueban esta semana el Plan Control Territorial los volvemos a convocar el domingo que viene".
Minutos antes de lanzar el ultimátum, Bukele ingresó al estrado que normalmente ocupa la presidencia del Congreso para convertirse por unos minutos en un pastor religioso. "La decisión que vamos a tomar ahora la vamos a poner en manos de Dios. Vamos hacer una oración", dijo. Luego salió del recinto y le aseguró a sus seguidores que durante su oración Dios le dijo que tuviera "paciencia con los legisladores".
El crédito que está en el centro de la polémica fue aprobado por el Banco Centroamericano de Integración Económica en octubre de 2019. El monto de 109 millones de dólares tendría como finalidad modernizar y fortalecer a la Policía Nacional Civil y al ministerio de Defensa Nacional para brindar servicios de seguridad ciudadana en los territorios más vulnerables de El Salvador.
Sin embargo, los diputados de los opositores Frente Farabundo Martí para La Liberación Nacional (FMLN) y Alianza Republicana Nacionalista (Arena), que juntos suman 60 votos, aseguran que el Ejecutivo no especificó cómo esos fondos serán distribuidos.
El secretario general del FMLN, Óscar Ortiz, acusó a Bukele de fomentar un golpe de Estado, y señaló que su actitud traerá daños colaterales. "Venimos de un conflicto armado largo y amargo para retroceder", dijo Ortiz en conferencia de prensa. Por su parte, el diputado del mismo espacio, Jorge Shafick Handal, calificó de "autoritario" al mandatario y remarcó que hay aspectos del préstamo que todavía se deben revisar. "No es con caprichos ni con autoritarismos que se van a hacer las cosas", agregó.
Organizaciones no gubernamentales se sumaron al repudio del mandatario salvadoreño. "Peligrosa situación en El Salvador. El presidente haciendo ese despliegue militar parece olvidar la nefasta historia de violaciones de Derechos Humanos en el país", manifestó la directora de Amnistía Internacional para las Américas, Erika Guevara-Rosas, en su cuenta de Twitter. "El respeto a la separación de poderes es necesaria para garantizar el estado de Derecho y el respeto de los Derechos Humanos", agregó.
Por su parte, el director para las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, dijo que el presidente provocó una grave crisis constitucional. "Al no lograr el apoyo del Congreso, ordenó rodearlo por el Ejército y soldados con armas largas ingresaron al plenario de las sesiones. ¿Qué concepto tiene Bukele sobre la democracia?", se preguntó.