El mundo del deporte vivió hace 30 años uno de los resultados más inesperados de la historia cuando un Mike Tyson de 23 años perdió su invicto de 37 peleas (33 nocauts) ante James "Buster" Douglas, que se quedó con toda la gloria y el recuerdo eterno aquel 11 de febrero de 1990.
La contienda se llevó a cabo en Tokio, Japón, la misma ciudad donde Nicolino Locche se consagró campeón mundial y quedó inmortalizado como el "Intocable" frente al estadounidense Paul Takeshi Fujii. Aquella era recién la segunda vez que Tyson peleaba fuera de su tierra natal.
Douglas, quien semanas antes sufrió la muerte de su madre, controló la pelea desde el inicio ante el gran favorito. Tyson, envuelto en denuncias de violencia por parte de su esposa de entonces, Robin Givens, tuvo una preparación poco adecuada.
Los jabs de Buster hicieron mella en el campeón de los pesos pesados. Desde el quinto round y Iron Mike lució una hinchazón en el ojo izquierdo. En el octavo, Tyson sacó un uppercat con mano derecha que derribó a Douglas. El conteo del árbitro mexicano Octavio Meyran fue acusado de "lento" por Don King, manager del joven maravilla, y Douglas se recuperó para el éxito que sorprendió al mundo.
Buster, de 29 años y con una marca de 29 triunfos y cuatro derrotas, propinó una serie de golpes repetidos al rostro de Tyson en el décimo capítulo, el del batacazo. Significó el último de la pelea y marcó la primera derrota de quien parecía invencible hasta ese día. Además de llevarse la cara llena de recuerdos, Tyson embolsó seis millones de dólares, mientras que Douglas se adjudicó 1,3 y el invaluable cinturón de campeón de los pesos pesados.
El recuerdo de Douglas
"Estaba seguro de que podía ganarle a Tyson porque trabajé muy duro para eso. Recuerdo que la gente estaba maravillada con lo que hice", manifestó Douglas en declaraciones telefónicas a la Agencia Télam desde su casa en Columbus, Ohio.
"Esa pelea me cambió la vida. Sabía de los problemas que tenía Tyson, pero le gané porque fui mejor. Cuando gané, me fui a la habitación, hablé con mi mánager y me quedé un rato tendido pensando en lo que había logrado. Mi madre murió semanas antes, así que me acordé de ella", rememoró Buster, quien transita los 59 años y se mantiene estable en su lucha contra la diabetes mientras desarrolla la tarea de instructor de boxeo en su ciudad natal.
El siguiente paso de Douglas encontró a otro nombre histórico del boxeo como Evander Holyfield, con la retirada de Buster en el tercer round, sin atenuantes, en The Mirage, en Nevada. "Enfrentar a Holyfield fue una pesadilla, la pasé muy mal", reflexionó Buster, quien disfrutó muy poco de los títulos obtenidos ante Tyson.