Graciela Ocaña recibió un duro revés en la Justicia. El senador Oscar Parrilli, a quien “la Hormiguita” había denunciado por el presunto encubrimiento del prófugo Ibar Pérez Corradi, fue sobreseído por el juez Ariel Lijo. En un fallo de 50 páginas, el juez de instrucción número 4 afirmó que las nuevas pruebas recolectadas determinaron que Parrilli, quien fue titular de la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) hasta 2015, no protegió a Pérez Corradi. Lijo lo había procesado en primera instancia, pero la Cámara Federal había revocado la medida, dictado la falta de mérito y había ordenado profundizar la investigación.
Ahora, tras varias idas y vueltas del expediente, en una nueva resolución el juez Lijo resalta que no hubo un informe oculto sobre el paradero de Pérez Corradi, como había dicho Ocaña. Y destaca que, a pedido del fiscal de Mercedes, Juan Ignacio Bidone --quien tenía a su cargo la investigación del triple crimen de General Rodríguez y hoy se encuentra procesado en la causa por espionaje ilegal que se sustancia en el Juzgado de Dolores-- Parrilli puso a disposición en septiembre de 2015 dos agentes para intentar dar con el paradero del narco prófugo.
Cuando se abrió la causa corrían otros vientos políticos y el fiscal Guillermo Marijuán había pedido el procesamiento con prisión preventiva de Parrilli. Sin embargo, con el avance de la investigación y tras haber interrogado como testigo al ex director Operacional de Contrainteligencia de la AFI, el pasado 17 de diciembre, determinó que no existió tal encubrimiento y pidió el sobreseimiento del actual senador del Frente de Todos. El agente, inclusive, dijo en el expediente que con el cambio de Gobierno el organismo que pasó a manos de Gustavo Arribas lo desplazó del caso y lo obligó a tomarse vacaciones. El dato no es menor. El macrismo buscó luego, sin éxito, utilizar a Pérez Corradi para involucrar a ex funcionarios en el tráfico de drogas.
En tanto, otro de los testimonios claves para el sobreseimiento de Parrilli fue el del propio Bidone, quien aseguró bajo juramento que encontró colaboración en la ex Side para dar con Pérez Corradi, quien luego fue apresado en Paraguay.
Campaña sucia
La denuncia contra el entonces titular de la Agencia Federal de Inteligencia se produjo en 2015 --año electoral-- y se enmarcó en el intento de relacionar al kirchnerismo con sectores del narcotráfico.
Mientras Parrilli era acusado por Ocaña en la Justicia Federal como encubridor de Pérez Corradi, la entonces ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, montaba un show en torno a la captura del narco prófugo y los medios de comunicación anunciaban una y otra vez que el detenido se convertiría en arrepentido e involucraría al ex ministro Aníbal Fernández en delitos de narcotráfico. El ex funcionario había sido señalado durante toda la campaña como “La Morsa”. Martín Lanatta, condenado a prisión perpetua por el triple crimen, había dicho por televisión, poco antes de las elecciones nacionales, que el apodo dentro de la organización que se dedicaba al tráfico de efedrina correspondía al Aníbal Fernández. Sin embargo, el propio Lanatta reveló después que le pagaron para que dijera en el progama Periodismo para Todos que Aníbal Fernández era “La Morsa”. En el caso de la efedrina, “La Morsa” había sido uno de los encargados de la logística de los asesinatos.
Luego, Pérez Corradi no pudo aportar ni una sola prueba que involucrara al ex funcionario de los gobiernos kirchneristas. Además, la jueza Maria Servini terminó dictándole la falta de mérito por no haber encontrado pruebas que relacionaran al narcotraficante con el crimen de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina.
La defensa de Parrilli, a cargo de Roberto Boico y Anibal Ibarra, había denunciado en su momento ante la Cámara Federal que tenía fuertes sospechas respecto del origen de la denuncia contra el senador. Los nombres y la mecánica de los involucrados parecieran repetirse. Bidone, Bullrich, Ocaña y mensajes anónimos como puntapié para la apertura de una causa judicial.