Hace unos días, al cumplirse el 235 aniversario del nacimiento del general Güemes el gobernador Gustavo Sáenz solicitó al gobierno nacional y por twitter al presidente Alberto Fernández que incluyan la imagen del prócer en el billete de $200.
En este contexto, Salta/12 entrevistó al historiador e integrante de Unidad Popular Daniel Escotorín y a la doctora en antropología Andrea Villagrán, sobre el uso de su imagen, lo que representa y representó para la Argentina y en particular para la identidad salteña.
La imagen del prócer como “pura simbolización cultural”
Para la autora del libro Un héroe múltiple. Güemes y la apropiación social del pasado en Salta, “hay un proceso muy sostenido de construcción para transformar la figura histórica en símbolo cultural”.
“Dejó de ser solo una figura histórica desde el momento en que se consuma la construcción del monumento y se institucionaliza un espacio público de homenaje. Desde entonces, comienzan sostenidos rituales de conmemoración anual con distintas prácticas que involucran a diferentes sectores sociales e implican modos diferenciales de identificación con la figura”, sostuvo Villagrán.
Por lo que la antropóloga plantea que desde ese momento la figura histórica en sentido estricto se desdibuja y transmuta a un símbolo cultural que puede ser referenciado y significado de modo diferencial en distintos sectores sociales.
“Se lo van apropiando los sectores más acomodados y terratenientes pero también los peones rurales encuentran en Güemes un referente. Esa heterogeneidad y complejidad es interesante para entender cómo un fenómeno de la magnitud de Güemes tiene la vitalidad que tiene y esa fuerza que convoca a miles de personas y gauchos cada 16 y 17 de junio, y todos compartiendo un mismo homenaje”, prosiguió la antropóloga.
La docente de la Facultad de Humanidades de Salta agregó que "esa pluralidad de sentido” la hace una figura polifacética distinta a otras figuras, “en Salta podríamos encontrarla en la bandera del partido comunista y también reivindicada por actores nucleados en la sociedad rural salteña o los sectores de campesinos sin tierra”.
Subrayó que hoy en Salta hay al menos cien fortines gauchos, con “las situaciones más heterogéneas y que los rincones más olvidados de la provincia encontrás fortines que se convocan para venir a desfilar cada 17 de junio” a la capital.
Villagrán aseguró que por ello es necesario plantear el debate de porqué continuamente desde el poder político hay tanta necesidad de volver a apropiarse de esta figura, “lo hicieron Juan Carlos Romero y Urtubey. Y ahora Sáenz también quiere posicionarse cercano a Güemes”.
La antropóloga manifestó que la disparidad de relatos y narrativas, las tensiones interpretativas en torno a Martín Miguel de Güemes hace difícil encasillarlo solo como una figura histórica a la cual atribuirle un sentido único, forma parte de continuas apropiaciones y disputas del presente, por el sentido de pertenencia e identidad en la sociedad local actual.
“Esa construcción y apropiación es la que hace que a unos les sirva para sostener sus lugares de poder y prestigio como hace la agrupación tradicionalista que desde los 40 se posiciona en el lugar de los guardianes de la tradición. O al instituto güemesiano que reproduce una visión del pasado histórico acotada a reivindicar el heroísmo individual y la gesta del prócer”, dijo Villagrán..
El recuerdo de Castellanos para pensar el bicentenario
Andrea Villagrán hizo un anclaje en lo que fue la conmemoración del primer centenario del fallecimiento del general gaucho y resaltó los homenajes realizados por el gobernador Joaquín Castellanos quien propuso leyes y medidas que reivindicaban a Güemes en un sentido político, poniendo el acento en los aspectos conflictivos, en las desigualdades e injusticias sociales y en la necesidad de “un programa de redistribución de tierras”.
Ese programa estaba pensado “para igualar las clases sociales, se lo planteaba de esa manera y ese es el tema sobre el que no se habla en Salta”. La doctora en antropología agregó que esas propuestas le costaron al mandatario el cargo. “Para mí la mejor conmemoración que hay y que puede haber es esa”, concluyó Villagrán, “porque se le restituye a la figura de Güemes un carácter netamente político, popular, de ahí en más es esencialización cultural, las raíces, la tradición, el monte, las espinas, los cerros, y se lo desplaza a un ámbito en donde de los temas estructurales de la sociedad local, la desigualdad y de la distribución de la tierra, no se habla”.
Disputar la figura de Güemes
Para el historiador Daniel Escotorín el proyecto presentado es “correcto” y forma parte de la reivindicación de un prócer que “como decía Pacho O´Donnell, durante mucho tiempo formó parte de la Clase B de los próceres”.
Pero sobre todo, el caudillo “sigue siendo parte de ese proceso en disputa, porque la historia finalmente es una permanente disputa por el sentido del pasado en relación a lo que fue la figura de Güemes en su momento histórico”.
El profesor de historia destacó que la figura del general tiene mucho que ver con la historiografía liberal “que vaciaba de ideas y contenidos, de las prácticas e identidades políticas, o construía la idea de los próceres a partir de sus actuaciones meramente militares”.
“Güemes en ese sentido es un personaje molesto, no era fácil convertirlo en prócer, porque era un caudillo. Al momento de su muerte el diario La Gaceta fundada por Moreno pero ya en manos de la elite porteña festeja su muerte”, subrayó el docente.
Escotorín recordó que el monumento fue construido en los suburbios de la ciudad de Salta, “no es lo que hoy se ve, estaba situado a las afueras de la ciudad”.
“Recién con el avance del revisionismo y la historiografía de izquierda nacional en los 60 y 70 es que se comienza a estudiar el otro perfil de Güemes”, agregó.
Comentó que en su época de estudiante realizó un estudio sobre los fortines gauchos, “fue realmente impactante comprobar que los fortines tendían a repetir un esquema de orden de dominación social en tanto que por lo general los presidentes pertenecían a figuras de las clases altas”.
A su vez sostuvo que una de las figuras ocultas de la historia oficial fue la de la hermana del líder, Magdalena “macacha” Güemes, “es un personaje subestimado y despreciado, porque no fue sólo una ladera, sino que tuvo un papel importantísimo”.
El historiador recordó que cuando el General Güemes asume la intendencia de Salta, “la que realmente llevaba las riendas del poder era macacha”, y añadió que al morir el líder, ella y su marido fueron encarcelados porque también tenía el reconocimiento de los sectores gauchos.
“No casualmente en el panteón de las glorias del norte, en la catedral, está Güemes y su mujer que no tuvo ninguna actuación política pero no está macacha”, manifestó.
Concluyó que Güemes debe ser recordado como “un líder popular que además de la lucha por la independencia también pensaba en el bien común de la población y entendía que quienes tenían que hacer el principal aporte económico debían ser los miembros de las clases pudientes y así aparece, como decía Jauretche, el Sindicato del gaucho, el caudillo que protegía a su peonada”.
Las calles de Salta y su significación histórica
Un detalle no menor que remarcó Escotorín con respecto a la disposición de las calles de Salta, “tiene que ver con esa idea de a quienes se elegía como próceres importantes”.
“Simplemente miremos la plaza 9 de julio”, alertó, “en donde tenemos el monumento a Arenales, claramente con un rol clave en la lucha por la independencia pero después vinculado a los unitarios”.
Y prosiguió con las calles, “tenemos a Mitre, a
Caseros, como alusión a la batalla. Facundo de Zuviría, enemigo declarado de
Güemes y que participa de los complots contra el caudillo, entre ellos la
Revolución del comercio, y calle España. Güemes y San Martín quedan relegados a
calles y monumentos secundarios”, concluyó el historiador.