La senadora demócrata por el estado de Minnesota, Amy Klobuchar, fue la gran sorpresa de las primarias celebradas el martes en New Hampshire. Hace apenas dos semanas aparecía muy por detrás de los favoritos, pero anoche sacudió el tablero y alcanzó el tercer lugar, relegando a figuras de la talla de Joe Biden y Elizabeth Warren. Exfiscal y exabogada, Klobuchar fue la primera mujer elegida para el Senado por Minnesota en 2006. Metida de lleno en la campaña presidencial, buscará disputar el voto entre los candidatos moderados del partido.
"Hola Estados Unidos, soy Amy Klobuchar y venceré a Donald Trump". Mostrándose muy segura y frente a una nube de banderas y pancartas verdes, el color elegido para su campaña, la senadora de 59 años celebró el martes por la noche el tercer puesto conseguido en New Hampshire. Pocos esperaban hace dos semanas que consiguiera un resultado tan bueno.
A Klobuchar le gusta repetir que viene de la región de Estados Unidos en la que los demócratas deberían volver a ganar si quieren derrotar a Trump: el Medio Oeste rural y de clase trabajadora en el que el multimillonario se impuso por sorpresa en las presidenciales de 2016.
Klobuchar, a quien The New York Times dio su apoyo junto a la senadora Elizabeth Warren, fue reelegida para un tercer mandato en Minnesota en 2018 por una abrumadora mayoría de votos. En este estado que cada año cruza de punta a punta, todos la llaman Amy, a secas.
Bajo la nieve y soportando temperaturas bajo cero, la senadora lanzó en Minneapolis su candidatura en febrero de 2019 con un mensaje optimista y de unidad con el que busca superar la dura estructura partidaria. Su respuesta a Trump, quien en aquellos días la calificó como "muñeco de nieve", fue lapidaria y muy celebrada por sus seguidores: "Me pregunto cómo reaccionaría tu pelo en una tormenta".
Desde la lucha contra el cambio climático hasta la reforma migratoria, incluidas las "tragedias vergonzosas" causadas por un sistema de salud obsoleto, la moderada Klobuchar no duda sin embargo en defender posiciones en temas que dividen a Estados Unidos.
Cuando dio a luz, Klobuchar tuvo que abandonar el hospital solo 24 horas después a pesar de que su hija estaba en cuidados intensivos, ya que las pólizas de seguro no cubrían más tiempo. Klobuchar luchó para cambiar la ley, y así consiguió extender el período. "Es por eso que me enganché a la política y a esa idea de que la política permite mejorar la vida de las personas", dijo en aquella ocasión.
La exfiscal y exabogada suele comentar además que la batalla de su padre contra el alcoholismo la empujó a presentar, en plena campaña, un ambicioso plan para fortalecer los programas de salud pública relacionados a los trastornos mentales y las adicciones.
A pesar de su amabilidad y su notable capacidad verbal puesta de manifiesto en los últimos debates demócratas, los medios locales comentan el trato duro que mantiene con sus asistentes. "Sí, puedo ser dura, y sí, a veces presiono a la gente", admitió en 2019.
"Espero mucho de mí misma. Espero mucho de las personas que trabajan para mí. Pero también tengo grandes expectativas para este país", expresó Klobuchar, que con su buen resultado en New Hampshire busca instalarse como una buena alternativa entre los candidatos moderados del espacio demócrata.