La Primera Brigada Internacional juvenil por la paz de Bolivia arribó a la provincia para dialogar con los refugiados bolivianos que llegaron tras el golpe de Estado iniciado en noviembre de 2019. En total se cuentan más de 30 refugiados en territorio salteño y aseguran que habrán más en el futuro.
Además los brigadistas describieron la persecución por odio racial hacia la población originaria que existe en el vecino país, en especial a las mujeres de pollera. Además, de la revictimización de quienes ya han sufrido exilio y persecución política durante las anteriores dictaduras bolivianas.
El secretario general de la Federación Juvenil Comunista, Mauro Díaz Haddad, contó a Salta/12 que llegaron a la provincia el 10 de febrero para poder reconstruir un proceso de paz en Bolivia. “En las diferentes provincias tenemos contactos con refugiados políticos. En Salta, son bastantes y cada vez van a ser más”, destacó.
Relató que en las entrevistas que mantuvieron, se destacó las persecuciones arbitrarias que sufrieron. “Se les acusa de sedición, de terrorismo” y eso hace que se vayan “con lo puesto” de Bolivia. “Vienen con una remera, un buzo y dos pantalones, es muy fuerte lo que está pasando”, alertó.
“Cuando uno se exilia sabe que no va a volver a ver lo mismo que dejó”, contó. Por eso, dijo que el trabajo que se realiza desde la Brigada consiste en “darles el apoyo moral y político”, “no solo en lo humano sino como espacio para poder actuar en política y tener una contraofensiva a esta situación”.
Según Díaz Haddad, los refugiados les dijeron que lo que más necesitan es “volver a construir un gobierno que sea del pueblo. Eso lo tienen muy en claro los compañeros”, aclaró. Se evidenció en las bases del MAS la posibilidad de reconstrucción.
La Brigada está conformada por la Federación Juvenil Comunista de la Argentina y la Federación Mundial de la Juventud Democrática y a Salta llegaron más de 20 delegadas internacionales de Argentina, Colombia, Brasil, Paraguay y España. También, lleva el nombre de Germán Lozano, un histórico militante del Partido Comunista y de los derechos humanos en Salta y que falleció el 17 de enero de este año.
En una declaración que elaboraron, la Brigada denunció violación de los derechos humanos, la complicidad de la OEA en el golpe de Estado y el silencio de la ONU. También, “las detenciones arbitrarias, violaciones al debido proceso y el uso de la tortura para la obtención de testimonios que incriminen a otras personas”.
Afirmaron que la persecución que se produjo a hacia la población indígena fue “motivada por el odio racial” y “en especial a las mujeres de pollera”. En este sentido, “la persecución y hostigamiento de líderes del campo popular obligándolos al exilio para preservar su vida y libertad, con el fin de descapitalizar los movimientos sociales, políticos y comunitarios”.
Por ello, también denunciaron la revictimización de quienes ya han sufrido exilio y persecución política en tiempos de las dictaduras que atormentaron al país desde 1964 hasta 1982 casi ininterrumpidamente. Además de condenar, el asesinato de las 35 personas que se conocen hasta la fecha.
Con los testimonios recolectados, la Brigada exigió "la libertad para todas las y los presas políticas de la dictadura boliviana y el cese de la persecución y de los hechos constitutivos en represiones a los líderes sociales y del campo popular".
Pidieron que se reestablezca el orden constitucional legal y la independencia de los poderes públicos. Y se realice un “juicio imparcial y expedito a los responsables de los delitos de lesa humanidad desde la consumación del golpe, que garantice la no repetición de este tipo de atropellos”.
Camino a las elecciones
Las elecciones anunciadas para el 3 de mayo en Bolivia fue uno de los temas que también se charló. Ante ello, el secretario general contó que los refugiados “están motivados” por los comicios. Aunque se consideró que de efectivizarse las elecciones, estas “no serán limpias”.
“Sabiendo que manejan las fuerzas de seguridad, las fuerzas armadas, la Fiscalía General, los estamentos del Estado y el dinero, tienen el poder real”, “va a ser difícil concretar unas elecciones en buenos términos”, destacó.
Sin embargo, afirmó que los refugiados “están seguros del apoyo popular que tienen”. Además, de saber que Jeanine Áñez “está muy desprestigiada por cómo construyó el golpe fascista y racista, eliminando el estado plurinacional”.
“Están enojados, pero ese enojo lo encausan en un proyecto político. Son conscientes que se cometieron errores, pero se disponen a mejorarlos y seguir combatiendo. A ellos les toca estar acá y construir una red de solidaridad”, aseveró.
Ante ello, la Brigada también elevó el pedido de que se garantice “un proceso electoral en paz, limpio y en el cual se garantice el derecho a elegir y ser elegido, tanto para las y los bolivianos en Bolivia como para aquellos que se encuentran en el exterior. Para lo cual, la presencia de veedores internacionales será fundamental”.
El homenaje a un imprescindible
En su visita a la provincia, la Brigada también decidió realizar la entrega de la medalla de honor Jorge Calvo a Germán Lozano. Ante su reciente fallecimiento, fue su hija Bertha Lozano quien lo recibió en nombre de toda su familia.
La también militante de derechos humanos, Bertha dijo que se vivió “mucha emoción por parte de la juventud presente”. La convocatoria contó con organismos de derechos humanos, la Agrupación Oscar Smith y dirigentes del Sindicato de Luz y Fuerza de Salta.
“Me llena de orgullo que los sigan reconociendo como el militante que fue. Uno que ha vivido a la par de esa militancia, te llena de orgullo y te invita a seguir en las huellas marcadas que deja él”, declaró Lozano. Destacó el papel formador que tuvo su padre frente a los jóvenes.
“Siempre se dirigió a la juventud y se siente más orgullo que se lo conozca y reconozca desde la Juventud Comunista (JC)”. La JC fue uno de los primeros lugares de militancia que transitó Germán en el país vecino.
Germán Lozano fue un histórico militante de los derechos humanos en Salta. Nació en Tarija, formó parte del Partido comunista y vino a la provincia por razones de hostigamiento político durante la década del 60.
Estuvo presente en los 11 juicios de lesa humanidad que hubo en la provincia, acompañó fervientemente el pedido de la libertad de Milagro Sala y se manifestó, las veces que fue necesario, por la defensa de los derechos de su amada Patria Grande.