Después de contactos indirectos, incluso mientras estaba preso, Lula fue finalmente recibido por el Papa, como resultado de una intermediación hecha por Alberto Fernández. Éste ha relatado que cuando estuvo conversando con Francisco sobre el tema del lawfare apareció el caso típico de Lula, circunstancia que fue utilizada por el presidente argentino para mencionar la posibilidad de que el Papa recibiera al exmandatario brasileño, que fue inmediatamente aceptada y ha permitido la visita de hoy de Lula al Vaticano.
Lula viajó con su exministro de Relaciones Exteriores, Celso Amorim, y con dos abogados de su equipo jurídico. La conversación se centró alrededor de los temas de la intolerancia, la desigualdad y el hambre. Cuando fue anunciada la visita, Lula dijo que iba a agradecer todo lo que el Papa hace en la defensa de los pueblos oprimidos y en la defensa de él mismo.
Lula tuvo que solicitar el aplazamiento de una declaración que debe hacer en Brasil, sobre uno más de los tantos procesos de persecución jurídica y política del que es víctima. Lula no está libre, está suelto, como él caracteriza su situación actual. Fue en esa condición que el viajó al Vaticano. El regresa directamente a San Pablo, no quiso ir ni siquiera a París, donde tiene pendiente recibir un título de Ciudadano de la capital francesa de manos de la la alcaldesa, Ana Hidalgo. Lula salió el martes de Brasil y retorna este viernes.
El encuentro se dio a las 15 horas de hoy, Lula llegó en un coche con vidrios polarizados que ingresó al garaje del Vaticano. Con traje oscuro, camisa blanca y corbata, Lula tuvo un encuentro de una hora con el Papa. Han hablado “sobre un mundo más justo y fraterno”, según el escueto comunicado que que Lula ha publicado.
El Papa se ha interesado en los programas sociales del gobierno de Lula, que han permitido combatir frontalmente al hambre en Brasil. Lula ha agradecido al Papa por todo lo que hace por los pueblos del mundo y tuvo un agradecimiento en particular por la solidaridad que ha recibido de Francisco cuando estaba en la cárcel.
Fueron publicadas dos fotos, una del saludo que los dos se han dado, otro de la bendición del Papa con la mano sobre la cabeza de Lula. Los medios brasileños no han podido no difundir ampliamente el encuentro, frente al silencio incómodo del gobierno.
Lula llega de vuelta a San Pablo el sábado, para retomar sus actividades políticas el lunes, fortalecido por ese encuentro, con el reconocimiento que significa para él.