El crecimiento exponencial del Festival Buena Vibra, que este sábado desembarcará en el Hipódromo de Buenos Aires, se produjo a partir de la inversión de una ley matemática: en este caso, el orden de los factores altera el producto. Con la consigna estable de dar a conocer los destellos musicales de las bandas independientes, el festival incorporó en esta edición a artistas que llevan un largo camino recorrido, como Fito Páez, Miranda! y Lisandro Aristimuño. Pero no llegan como los encargados de cerrar una jornada de más de doce horas de música, sino para mezclarse en el entramado de una grilla que sigue ordenada por la preocupación de dar a conocer los nuevos sonidos que pululan por la ciudad.
“Nuestro crecimiento tiene más que ver con los artistas a los que venimos acompañando desde hace años y no tanto por el festival”, adelanta en una terraza palermitana Joaquín Speroni, creador y productor del Buena Vibra, que acumula una larga cantidad de ediciones en la Ciudad Cultural Konex y un primer salto de convocatoria el año pasado en el Estadio Malvinas Argentinas. “Se convirtió en el punto de encuentro donde confluye lo que ellos hacen durante todo el año. Y los artistas que llegan desde otro lado, como Fito, que va a tocar a los ocho de la noche por ejemplo, se ceban también con la propuesta de ocupar otro lugar. Este año el cierre va a ser de Lo' Pibitos. Con este enfoque se cruzan sonidos que tienen distintos canales de circulación y eso hace que la información llegue a otros lugares”.
El andamiaje musical sobre el que se pudo construir la propuesta de “mezclar trayectoria e innovación”, como señala Speroni, se construyó con el empuje de bandas y solistas que fueron participando en algunas de las anteriores ediciones y otros que llegan para sumar sus canciones a la causa. Este año, además de los ya mencionados, serán de la partida Marilina Bertoldi, Bandalos Chinos, Femina, El Kuelgue, Alex Anwandter, Barbi Recanati, Conociendo Rusia, Paula Maffia, Nafta, Perotá Chingó y El Zar. Una selección que abrirá el amplio espectro de sonidos que vienen transformando el rock, el pop, la canción rioplatense, el reggae, el indie y el funk en nuestro país, y que deja por fuera a ese fenómeno mastodóntico en que se convirtió la música urbana.
“Hoy hay un monopolio de la industria, del mainstream, donde los géneros como el trap y el reggaetón cooptaron todo. Y lo que se apunta es a venderlos como sea, muchas veces con un mensaje por lo menos controversial. Los que estamos acá vamos por otro lado”, abre el juego Juan Lucas Arbe, percusionista y productor musical de Lo' Pibitos, mientras comienzan a sumarse los músicos de Bandalos Chinos, Conociendo Rusia, Nafta y Perotá Chingó a la charla con Página 12. En la ronda, frente a él, la cantante Barbi Recanati asume una postura opuesta. “Yo siento que estamos en un momento opuesto al monopolio. Hoy con una compu medio pelo podés hacer un disco y subirlo por tu cuenta. Es cierto que el hecho de tener una compu medio pelo es ya un privilegio, pero es un fenómeno que habilita a la diversidad. Hay bocha de bandas que hoy llenan salas de mil personas solo con sus redes sociales. En la radio suena reggaetón todo el día y sin embargo hay gente que elige venir a vernos y llenar el hipódromo”.
-¿Qué lugar tiene hoy el festival Buena Vibra dentro de la escena local?
Magamo (cantante y guitarrista de Nafta): -El festival refleja la fuerza y el impacto que tienen las bandas independientes, que terminan atrayendo a pesos pesados que son glorias históricas. Pero la fuerza de la música está pasando siempre por las bandas que surgen. Y acá se arma una mezcla generacional gracias a eso, públicos de cuatro o cinco generaciones que seguramente van a escuchar algo que desconocían.
Lola Aguirre (cantante de Perotá Chingó): -Casi no hay festivales en verano en la ciudad y eso también es una situación especial, un reconocimiento a todas las bandas nuevas y muy buenas que están emergiendo. Están pasando cosas muy distintas en la música y acá se pueden conocer.
Barbi Recanati: -El festival tiene también una impronta personal por el interés en aportar desde lo social. Acá se cumple el cupo femenino y no se trata de hacerlo mandando a las pibas a las dos de la tarde. Eso y el hecho de que todos probemos sonido, de que usemos las luces, la técnica, te pone en un lugar muy distinto. Te valoriza. Muchos festivales se llenan de bandas porque les sale más barato que pagarle a Sadaic por pasar canciones. Este es un lugar completamente distinto.
-Los canales digitales permiten la proliferación de bandas y también abren atajos al largo trabajo que puede llevar darle forma a un disco o incluso a una canción. ¿Esa facilidad de dar un mensaje atenta contra la calidad?
Guido “El Dog” Ruggiero (cantante de Lo' Pibitos): -Puede ser que hoy en día haya más cantidad que calidad de música. La tecnología hace más fácil y más rápido el proceso, y hay una ansiedad generalizada de tener que sacar canciones, parece que hay que sacar un tema por mes. Eso hace que el sonido quizás sea más simple, por decirlo de alguna manera, cuando lo popular también puede ser sofisticado.
Goyo (cantante de Bandalos Chinos): -Es interesante esto de que el arte está pasando a la gente, por esa posibilidad de expresarte con una compu y una plaquita y subirlo a internet. Lo aleja de algo académico o snob o de la necesidad de tener mucho dinero o un sello detrás. Es constructivo por donde lo mires, no va en detracción de nada que todos tengamos más oportunidades. Lo mismo que poder consumir música de cualquier parte del mundo sin ir a una tienda y tener que comprarlo. Es como un súper poder que tenemos.
Lola Aguirre: -Tampoco tiene que ser una cosa o la otra. Podés pensar un relato, un concepto y darle mil vueltas hasta que salga, o armar un tema en una tarde y subirlo. Podés hacer las dos cosas. No podemos pensar en seguir haciendo música como si no hubiese caído un rayo tecnológico que nos atravesó a todos.
Barbi Recanati: -Hace no mucho se decía que la cumbia había destruido al rock o al indie. El crecimiento de nuevos géneros a la par de los cambios tecnológicos es parte del mismo ciclo que se repite a lo largo de toda la historia. Hoy por primera vez en Estados Unidos el mundo latino está dominando una industria que era de ellos y se quieren morir, y no pasó con Los Ratones Paranoicos, pasó con el trap y el reggaetón, que también cumplen una función musical.