El presidente Alberto Fernández almorzó ayer en la Casa Rosada con uno de los secretario generales de la CGT, Héctor Daer, para conversar sobre el rumbo económico de los próximos meses en el estrecho marco que permiten las negociaciones por la deuda externa, lapso en el que el Gobierno no quiere que se complique la situación con reclamos salariales que aparezcan como de difícil cumplimiento. El Presidente había recibido un día antes y en el mismo lugar al camionero Hugo Moyano, con una agenda de temas en algún punto similar. Fernández explicó en una entrevista que antes de que empiecen las reuniones paritarias "me he ordenado la agenda para hablar con todos" los sindicalistas y volvió a poner reparos a los aumentos con cláusula gatillo porque resultan "un modo implícito de indexación".
A diferencia de Moyano, que el miércoles entró y salió sin ser visto ni hacer declaraciones, Daer habló a la salida de la Casa de Gobierno. Admitió que Fernández le había preguntado sobre cómo se llevarían las discusiones salariales. A principios de año, había surgido la versión de que el Gobierno deseaba que en las paritarias se aplicara el esquema de aumentos de sumas fijas que utilizó para las jubilaciones y los aumentos salariales de emergencia otorgados en enero y febrero. La suma fija permite una mejora en los salarios más bajos, pero le resta poder adquisitivo a los más altos, achatando la pirámide. Pero en una reunión de la conducción de la CGT realizada dos semanas atrás se rechazó esa posibilidad y enarboló el principio de libertad para la negociación paritaria, con la idea de que varios gremios que pertenecen a rubros que resultaron favorecidos por el modelo macrista podían conseguir algo mejor que la suma fija. "Los gremios somos absolutamente responsables y conscientes sobre la situación que estamos viviendo", expresó ayer Daer, quien desde la campaña que se viene mostrando como uno de los dirigentes sindicales de mejor sintonía con Fernández.
Diferente es el caso de su compañero de conducción en la central, Carlos Acuña, cercano al gastronómico Luis Barrionuevo, que en las últimas declaraciones se muestra cada vez más duro frente a los pedidos de moderación de la Casa Rosada. "No veo que se preocupen por la deuda interna. En campaña se comprometen y después dan la espalda", sostuvo en estos días Acuña, más crítico de lo que fue con el macrismo en buena parte de su mandato. Muy diferente es el caso de Daer, quien ayer comentó que había conversado con Fernández sobre las negociaciones por la deuda externa. De hecho, Daer -también Acuña y Moyano- fue el miércoles al Congreso a escuchar la exposición del ministro de Hacienda, Martín Guzmán.
“Queremos ir hacia esa Argentina más justa que todos pensamos y para lograrlo hace falta transitar el camino que estamos transitando. Es necesario esto y después ampliarlo al movimiento obrero y demás”, sostuvo el jefe gremial. Con todo, cuando le preguntaron en concreto, Daer esquivó una confirmación acerca de si Fernández le había pedido moderación en las negociaciones salariales. "No es un tema de moderar o no”, sino de “sostener los ingresos y el poder adquisitivo”, respondió. Agregó que era un objetivo que el sindicalismo tenía muy presente en todos sus movimientos.
Uno de los planteos que hacen los sindicalistas frente a los funcionarios nacionales es que si se busca reactivar el consumo como manera de encender la actividad económica es indispensable que los trabajadores recuperen parte del salario perdido durante los años de Cambiemos. En Gobierno coinciden con esta mirada, pero plantean que hay que esperar unos meses hasta que se renegocie la deuda y se lance el plan que guiará la política económica oficial. La cuestión es cómo transitar el mientras tanto. El índice de inflación anunciado ayer, menor al esperado, seguro resultaará de ayuda. "La baja en la inflación que está prevista y que parece que se está materializando va a ayudar mucho en lo que nosotros pretendemos, que es que no se siga erosionando el salario. Todo es parte de una misma conversación”, apuntó Daer antes de irse.