“Hace diez años estoy en la 750, con sumo placer y orgullo, porque esta radio es el espacio que expresa el compromiso por un país más justo, más fraterno y solidario, y es poderoso a través de cada una de sus voces”, sostiene Eduardo Caimi. “El Polaco”, para sus amigos -aunque su apellido es italiano y el cabello claro lo hereda de su madre danesa-, estará al frente de la primera mañana a partir del lunes. Y será su voz, al frente de Caimi a las 6, el punto desde donde se desplegara la intensidad de la mañana en la 750.

El desafío lo entusiasma. Con la llegada del programa “se abre un espacio de neto corte periodístico, analítico y conceptual, y con ingredientes no tan comunes, como la literatura o la ecología”, adelanta.

Periodista, relator de fútbol y abogado, para Caimi, su búsqueda viene del cruce entre política y sociedad. Y desde el fútbol. A los 18 años comenzó como relator deportivo y abrazo el periodismo con convicción política. “Busco que la radio sirva para ser más humanos, más nobles y generosos”, reflexiona. A eso apuesta con el equipo integrado por Romina Calderaro, Max Delupi, Analia Graffigna. “Y el gran elenco de la actualidad” anticipa el conductor, que se presenta como “el distribuidor de cartas del espacio”.

El juego parece ser en él una marca de origen. Desde que era niño y jugaba con figuritas a relatar partidos de fútbol. Y el periodismo, su pasión. La primera vez que entró a un estudio con su padre, el periodista Norberto Malbrán, supo que eso era lo suyo. Combinado al fútbol, claro otro bien de familia. Su hermano Claudio Caimi fue un gran goleador de Excursionistas. “Hemos vivido momentos gloriosos ahí, tengo gran cariño por el club, hicimos grandes amigos” recuerda. Pero el fútbol no será su eje en esta oportunidad. “Me formé en Radio Rivadavia –cuenta- y sigo cultivando la veta futbolera, pero siempre mi búsqueda excedía la cancha”. Ya hace diez años aborda lo político y lo social en sus programas. “Y esas cosas se van a desplegar acá. Soy abogado. Soy militante político y de a poco surgen los cruces de caminos”, explicita

Caimi está al frente del micrófono en la 750 desde que comenzó la radio. Condujo La patria transpirada. Acompañó a Any Ventura. Y por tres años integró el equipo de La casa invita, con Alejandro Apo y Victoria Torres. “Esencialmente soy periodista”, se presenta. “Me gusta la energía de la mañana como la calma de la noche –asegura en relación al nuevo horario-, me muevo con naturalidad. Quizá por eso surge este desafío extraordinario”.

-¿Qué dinámica ofrecerá el programa, se jugara aquí su perfil deportivo?

-En Caimi a las 6, habrá información y análisis, y alguna dosis futbolera puede asomar, pero fundamentalmente se trata de navegar sobre las aguas turbulentas de la realidad, con el oleaje que hay en la realidad y en Latinoamérica en particular. Desarrollar nuestra mirada, ese es el rasgo del programa. Y surgirá una dinámica propia que hoy es ambicioso anticipar.

-¿Cuál es la estructura que piensa para el programa?

-Desplegar y analizar la diversidad de nuestra actualidad. Yo seré el distribuidor de cartas. Romina hará política y tendrá su columna literaria, para detener el frenesí de la mañana. Max se va a encargar de hacernos reflexionar desde el humor y la ironía, desde el personaje, con el peso como conductor y productor que es. Analía desde la locución nos entregará los servicios y buena data de arte, espectáculos y ecología. Tenemos múltiples intereses. Somos cuatro comunicadores que se van a ir cruzando al aire.

-¿Qué inquietud lo motoriza a usted, en relación al periodismo?

-Poder elaborar a través de múltiples mensajes, una búsqueda por ser más fraternos, más comprensivos del dolor del otro, entender las vicisitudes de los más golpeados. Busco que la radio sea una compañía cómplice para crecer y nutrirnos, que sirva para mover ciertas piedras entre nosotros, con herramientas del análisis para movilizarnos, ser más humanos, ser mejores, más nobles y generosos. Busco generar en esa ida y vuelta entre el estudio, los oyentes y la radio, esas sensaciones, provocar esas reflexiones.

-¿Qué le ofrece el horario de la primera mañana como característica?

-A la mañana los oyentes están abriendo los ojos, es un horario poderoso, de mucho share, mucho encendido. Y cumple un rol fundamental en la vida de la gente. Te pone en eje, te va marcando algunas pautas para que empieces tu día. Y la 750 tiene su sello ¡Por eso se la elige!

-¿Cuál es para usted el sello distintivo de la radio?

-La 750 expresa el compromiso por un país más justo y solidario, expresa una mirada alternativa que escapa a lo establecido, se abre a nuestras raíces profundas, nacionales y populares. Se ha transformado en un ámbito necesario para conocer otras miradas de la historia. La otra página radial, siguiendo al diario (Página/12). Ofrece esa otra vereda en la que se posiciona no solo el cuestionamiento, sino también donde surgen otras verdades.

-¿Siempre le gusto la radio?

-Desde que tengo uso de razón, desde muy pequeño, me veo escuchando radio, armando partidos de fútbol con las figuritas y relatando. Mi viejo, Norberto Malbrán, laburó en radio y TV, ligado al tango y la música popular y me llevó por primera vez a un estudio de radio, y yo sentí que ese era mi hábitat. Por suerte pude darle continuidad. Es un motor de vida.

-¿En ese entonces nace su vinculo con la radio?

-Desde pibe nace el vinculo, recuerdo ver a mi mama Gigi, escuchar a mi papá, a la noche. Escuchaba Radio Porteña (antecesora de Continental), tomando mate o un té. Eso alimento el vínculo. Mi viejo como yo, estuvo en mil horarios, pero ese momento de la noche me quedó grabado. Y fue muy fuerte porque yo tenía 4 o 5 años. Después vienen las primeras prácticas, informales, jugando, en el programa de mi viejo, leyendo del diario formaciones de equipos, de manera tambaleante. Era pibe.

-¿Y cuando se inicia el recorrido profesional?

- A los 18 años, cuando entre a Radio Real, de la ciudad de Colonia. Después trabajé veinticinco años en La oral deportiva, en Rivadavia, eso fue una escuela. Ahí me crucé con todos: Carrizo, Larrea, Muñoz, García Blanco, Macaya Márquez, Cherquis Bialo, el equipo de ESPN.

-¿Ellos eran sus referentes, en el ejercicio del periodismo?

-Algunos sí, porque crecí escuchando a Larrea, Carrizo, Fontana. Pero también a Betty Elizalde, Dolina. A Guerrero Marthineitz. Escuchaba En ayunas, el programa de Guinzburg, Abrebaya y Castello. Toda una vida husmeando el dial. Lo primero que ponía en el bolso cuando íbamos con la familia a Necochea, eran la radio y la pelota, mis juguetes predilectos. Después, el pantalón corto.

-¿Usted nació en Necochea?

-Pero haber nacido en Necochea es ocasional. Allí vivía mi abuela materna, y mi madre decidió ir a tenerme ahí. Voy todo el tiempo, tengo familia, los descendientes de daneses que me reciben. Siempre me gusta volver.

-¿Por qué decido estudiar abogacía?

-Porque hice la secundaria entre el 78 y el 82. Estaba pensando en seguir periodismo o ciencias políticas cuando estalla la guerra de Malvinas. Se sumaba al arrastre de la dictadura y la conciencia de tener algún vecino desaparecido. Luego amigos que fueron a la guerra. Esto produjo en mí una gran movilización, y si bien tenía una motivación por la historia, necesitaba otro tipo de conocimientos. Y me incliné por abogacía, más allá del ejercicio de la profesión. Pensaba que me daría herramientas para analizar la realidad, desde cuestiones filosóficas. Así "caí" en la universidad pública.

-¿Y llegó a ejercer como abogado?

-La abogacía me dió herramientas para evaluar y conceptualizar, para contemplar realidades políticas. Ejercí y sigo ejerciendo en forma parcial, con una socia, pero trabajé como abogado muchos años, en forma particular.

-¿Cómo pasa de la abogacía al periodismo en forma profesional?

-Avanzados los 80, ya desde el peronismo tengo una militancia barrial activa, y se fueron asomando otros compromisos, otras reivindicaciones. Pero esa vocación de sumar herramientas continúa. Sigo estudiando historia, en la UBA, no por tener otro título sino porque me apasiona. Pienso mucho el derecho, la historia, porque se cruzan, y la comunicación fue la síntesis, ahí fui largándome, con esas herramientas, y construyendo una mirada.

-¿Qué hechos sociales recuerda como espacios de formación y aprendizaje?

- Las movilizaciones de la CGT me formaron. El cierre de la campaña electoral en la 9 de julio, en el ’83 fue un aprendizaje. Las movilizaciones del movimiento obrero organizado, donde estuve presentando oradores, y el trabajo en mi barrio, Versalles. También las marchas de la Madres.

-¿Llegó a trabajar con su padre?

- Sí, en la primera etapa de La patria transpirada estaba conmigo, ponía tangos, y contaba historias de cantores y de orquestas. Pero se me fue hace un año y medio. Luego hice el programa con Valeria Delgado, mi mujer. La conocí en un estudio, ella trabajaba con Eduardo Aliverti, los sábados a la mañana. Para una pareja, hacer radio juntos es un punto de apoyo muy importante. Además del vinculo que existe, está la admiración que le profeso. Es una mujer de coraje. Me inspira desde el conocimiento.

-¿Podría decirse que ella lo ayuda a deconstruirse?

-La estoy luchando, como todos los varones. De tanto en tanto nos llevamos algún mueble por delante, pero avanzo, cuesta mover algunas pierdas pero no abandonamos y seguimos. En ese camino, sí, me siento acompañado.

Romina Calderaro: el desafío de informar

“Mi primera incursión en la radio fue a los 22 años –recuerda Romina Calderaro-, ya trabajaba en Página/12 y hacía la primera mañana en Rock and Pop, con el querido Marcelo Zlotogwiazda”. Era el comienzo del kirchnerismo y la capacidad de interpretar esa incipiente construcción política era todo un desafío periodístico. Hoy, a poco de iniciar una nueva etapa, acompañando a Eduardo Caimi en la 750, como columnista política de Caimi a la 6, rememora esos inicios en los que se fogueó, al calor del una nueva identidad política. Los recuerdos le auguran “buenas perspectivas”, cuenta. Retomar la radio en esa franja horaria, la entusiasma. “Y con un conductor al que estoy conociendo, y me cae muy bien, justamente mientras vivimos esta nueva etapa política, me retrotrae a esos años y a esos desafíos”, señala. “Es interesante informar en esta nueva etapa política, porque se pone en juego la tarea de comunicar con rigor, pero desde la subjetividad”, explica la periodista.

Romina Calderaro (foto: Alejandra López)

Romina Calderaro tiene su recorrido en radio. Estuvo al frente de un programa vespertino en Del Plata durante tres años (Lo que el día nos dejo), además de acompañar a varios conductores en ciclos periodísticos, entre ellos Hector Larrea, Reynaldo Sietecase, Mex Urtizberea y Dario Villarruel. “Es que la radio me encanta –dice- y es muy cálida la relación con los oyentes, porque se enganchan con quién uno es y con cómo ve la vida. Además estoy formada en la radio, mi trayectoria en radio es la más sostenida en el tiempo. Y Larrea es la escuela, por supuesto”.

A su columna política le suma hoy un espacio de recomendaciones literarias. “Siempre me gustó leer– señala- y siempre que pude incorporar la recomendación de libros como segmento, lo hice. Me di cuenta que la gente se engancha, así que lo voy a hacer una vez por semana”. Es su debut en la 750. “Y para mi es un honor – sostiene -. Agradezco que nos den la libertad de aportar más allá de las agendas instaladas, para que cada uno pueda lucirse, ser quién es, y por supuesto ser rigurosos con lo que creemos que hay que contar de esta Argentina en recuperación. Después de una devastación absoluta, comunicar este proceso de reconstrucción me parece tan interesante como fue en su momento comunicar el kirchnerismo”.

 

“Eduardo me cae muy bien", señala. "Escucha, da lugar, tenemos ideas parecidas y complementarias. Además, confío en el equipo de trabajo. Eso produce en todos, las ganas de que levantarnos temprano y que valga la pena. Sentir que damos algo. La radio es disfrutable y es un privilegio hacer radio”. 

La AM 750

 

La 750 se ubica entre las tres radios más escuchadas de todo el país, según la medición de Ibope. Esto se traduce en un liderazgo sobre casi todas las franjas horarias, de lunes a viernes, y los sábados. Llega a consolidarse en el segundo puesto con Víctor Hugo, y con Alejandro Dolina en su versión de las 20. En su clásico horario de trasnoche, Dolina, como es costumbre con La venganza será terrible, de 0 a 2, pelea por el primer puesto en audiencias.