El Fondo Monetario / es un sistema otario
que siempre cobra a horario / y que funde al erario
licua tu salario y / tu plan alimentario
es acoso bancario / y aumento tarifario
para el tipo ordinario / es un real calvario.
(Rudy, "En el fondo, somos malos").
Querido compadeudor; estimada hermana en cuotas; hombras y mujeros de mi patria, mi patrio y mi patrie; excluides de la clase media; vilipendiadis y ninguneadus por el neoamarillismo oligogárquico; heridus en la batalla cultural contra el Sentido Común Europeo. A todis ustedes y muches más, os escribo:
Si sois lectores de esta columna, os habréis percatado de que últimamente no disparo dardos verbales (de los otros, ni dispongo) contra el gobierno.
No soy yo quien cambió, es el gobierno.
Quiero decir, cuando uno habla de “el gobierno” o “el Estado”, no lo hace (si es mínimamente responsable de sus dichos) en sentido abstracto. Pensar en “el gobierno” como si fuera una continuidad, es, cuanto menos, ingenuo, y cuanto más, varias palabras que constituyen diversas infracciones al Código Civil o Penal.
Sin embargo, creyéndolo o no, como ya lo dijimos en la columna de la semana pasada, hay quienes compran una grande de muzzarella en una pizzería (porque es más barata) y la reclaman en el mostrador de otra (porque es mejor), aduciendo que ambas se llaman “pizzería”. Y, peor que eso: consiguen que jueces amigos les den la razón (tal vez a cambio de un par de porciones con fainá).
Así explicábamos, hace una semana, la cuestión de los bonos, que continúa vigente. Pero es solo una parte.
Otra parte, no menor, tiene que ver con el Fondo. Hace dos años –o sea, varias décadas perdidas– desgobernaba la Argentina El Sumo Maurífice y su peor equipo contrario de los últimos 50 años.
Mientras tanto, allá en… allá, en los mundos financieros, la princesa Christine estaba esperando ansiosa que le colocasen el zapatito de cristal. Un paje enviado desde acá, que se caracterizaba por confundir mansiones con baldíos, le ofreció ponerle dicho zapatito, siempre que ella le diera un crédito de muchos miles de millones de dólares. Ella le dijo: “¡Pero esa plata, vos no la vas a poder pagar jamás de los jamases!”, y él le respondió: “¿Y qué te importa recobrarla o no, si no es tuya?”.
Entre la princesa y el manda-otario que había enviado al paje, surgió un “amor a primera deuda” que terminó siendo un tachangóu. Ella, ella ya lo olvidó; él, él la recuerda ahora y se dedica a… bueno, a algo similar, pero con otro nombre. Él aprovecha la experiencia adquirida en cuatro años de mandato, y se dedica a... probar todas las reposeras del mundo. O bien a hacerle al fútbol internacional lo que quiso hacerle al país. O algo así. Ambos están en otra y pueden reunirse a recordar viejas andanzas de multimillonarios beneficios.
Pero entre el Fondo (en el que ella vivía al frente) y el pueblo argentino (que sí sigue siendo el mismo, aunque cambie el gobierno) sigue existiendo un vínculo, de esos difíciles de romper, aun para el general Susvín.
Como bien denunció nuestro actual ministro de Economía (o sea, no el que confundía la mansión con el baldío ni el que nos quiso llevar en barco al Aconcagua ni el que dijo que si hacían todo mal, el dólar iba a llegar a los 16 pesos), se necesitan dos para bailar el tango, y también para generar una deuda.
Ya explicamos por qué la Cenicienta Christine aceptó darle tanta guita que no era de ella a alguien que la recibía en nuestro nombre pero que no éramos nosotros. Lo que nos resulta intolerable es que creyera que todavía creemos en esos cuentos para niños… del siglo XVIII.
Sabemos que esta historia no termina comiendo perdices.
También sabemos que el Fondo jamás va a aceptar su propia responsabilidad. Ni la de sus funcionarios. En todo caso, si es tan obvio que no pueden evitarlo aunque miren para otro lado, todos, al mismo tiempo, los disfrazarán de otra cosa (en el caso de la Cenicientine, será “Caperucita en Rojo”, “Blanqueanieves” o “La Bella Quemiente”).
Y si hace falta alguna explicación mayor, la tendremos con una canción. Una “cumbia deudora”, con letra y música originales de RSPositivo. Para usted, compadeudori.
Pueden degustar del audio completo, haciendo clic aquí:
y de un video abreviado, haciendo clic aquí:
Y de la letra completa, leyendo a continuación.
Hasta la que viene.
El Fondo te presta guita
(Rudy-Sanz: RS Positivo)
El Fondo Internacional / es un ente financiero
que solo presta dinero / a quien no puede pagar
pues su idea no es cobrar / la plata que te han prestado
o intereses moderados, / no funciona de ese modo:
quieren quedarse con todo / y cobrarte lo prestado.
Estribillo
El Fondo te presta guita, te presta pero te quita
país que lo solicita, hacia el abismo, se precipita.
Su plan es la recesión, / que el Estado baje gastos
que la gente coma pasto / ¡a precio de exportación!
Te aplastan con la inflación, / te matan a tarifazos
a corto o mediano plazo, / la economía se funde
y cuando el país se hunde, / te asfixian entre sus brazos.
Estribillo
Son como un depredador, / te hacen daño a su antojo
ponen tus cuentas en rojo, / para tener el control.
Para un país, lo mejor / es rechazar sus recetas
con el Fondo no te metas / o vas a terminar mal.
son una plaga mundial / que contamina el planeta.
Estribillo