La pieza que abre polémicas en el ajedrez de Omar Perotti es su ministro de Seguridad. En dos meses de gestión, Marcelo Sain le dio más de un título a la prensa, aunque él reniegue del tratamiento periodístico sobre los temas de su área. Su estilo vehemente lo tuvo en la última reunión del Consejo de Seguridad Interior confrontando y refutando a sus colegas de otras provincias, y delante de la propia ministra nacional del área, Sabina Frederic. Y en ese camino, repartió dardos a diestra y siniestra. Criticó a la Justicia federal de Rosario "por hacerse la tonta" ante el narcotráfico, atribuyó responsabilidad directa y casi exclusiva a la policía santafesina como cómplice y socia del delito complejo, marcó que la droga prospera porque creció el consumo y no por un fracaso estatal en seguridad. Y que esa multiplicación del consumo ocurrió no en la periferia marginada sino en la sociedad integrada, la del centro, para uso recreativo, no problemático. Además, puso de relieve que el Estado permite que las utilidades del delito organizado se inviertan y blanqueen en la economía formal.
La exposición del ministro santafesino (porteño de origen) en el cónclave federal de seguridad, el jueves pasado en Tucumán, dejó tela para cortar. Sain no es desconocido en la función pública puesto que fue diputado bonaerense por Nuevo Encuentro, viceministro de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, e interventor de la Policía de Seguridad Aeroportuaria. En Santa Fe ya acrecentó notoriedad por aquel audio en el que retaba a un jefe policial advirtiéndole que lo iba a buscar y que la cosa se iba a poner picante, luego vino aquello de que hay gente que quiere "una policía como la sueca, pero pagándole como a la policía congoleña", y lo último fue que "los rosarinos creen que viven en un cantón suizo".
Los ministros venían el jueves marcando dificultades de gestión entre lo que es de competencia provincial y lo que es competencia federal en materia de justicia penal. Y Sain habló por último y los cruzó en el borde de la cordialidad. "Ese contrapunto entre problemas federales y provinciales no es cierto. Hay problemas que, independientemente de la competencia federal, son de injerencia muy importante para la provincia. Discrepo con algunos colegas", empezó.
"En Santa Fe –continuó– las grandes organizaciones criminales, muy diversificadas, con una densidad económica enorme, con manejo de mercados minoristas fundamentalmente de drogas pero dedicadas a delitos diversos, fueron identificadas, judicializadas, detenidas por la justicia provincial. Pese a que chorreaban droga por los cuatro costados incluso en los procesos judiciales se ventilaba eso, la Justicia federal no intervino, se hizo la tonta históricamente". En este punto, el ministro hizo la excepción de "algunos fiscales y jueces en la ciudad de Santa Fe que sí avanzaron contra bandas importantes".
Sain expuso entonces una lectura similar a la que en su momento hacía su antecesor, Maximiliano Pullaro, y otros referentes del Frente Progresista. "Llevamos a juicio a esas organizaciones a través de (imputaciones penales como) asociación ilícita, homicidios, encubrimiento, extorsión... delitos ordinarios. Pero eso fue porque hubo voluntad política de un conjunto de fiscales con el nuevo sistema adversarial, jueces de garantías que respaldaron la labor y algún sector policial no comprometido con esas organizaciones que avanzaron en la desarticulación de ese conjunto de eventos", distinguió.
La alusión de Sain correspondió, en parte, a su desempeño en 2019 al frente del Organismo de Investigaciones del Ministerio Público de la Acusación. Ese año fue el que precipitó causas penales contra Esteban Lindor Alvarado y su banda, desde el homicidio del prestamista Lucio Maldonado hasta su primera imputación por narcotráfico. Y un lustro antes había ocurrido algo similar con los cabecillas de la banda Los Monos.
"Esa distinción entre lo provincial y lo federal es una falacia, una forma de sacarnos la responsabilidad que nos toca a las provincias. Gran parte de esos mercados se regenteaban a partir de la protección de la propia policía provincial. No existían esas redes criminales sin protección de la policía provincial. En toda la desarticulación de la primera y segunda línea cayeron también altos jefes policiales", dijo. En esa línea argumental, y dispuesto a revelar entramados de poder, Sain mencionó allí "la vista gorda de algunos jueces y fiscales, y también de la política, en más de una década".
El responsable de la seguridad pública santafesina gusta de señalar que si alguien roba oro es porque alguien se lo compra, y si alguien vende drogas es porque la gente consume. "En Santa Fe el grueso del consumo es recreativo, no es problemático. Entonces eso no responde al fracasao del aparato de seguridad. Allí se quintuplicó en 10 años el consumo de cocaína y marihuana, eso es un problema local, no federal", intepretó.
En tren de argumentos para desacreditar la dicotomía "provincialidad / federalidad", Sain refirió "la gigantesca rentabilidad económica que generan esas actividades delictivas, y que no se invierte en la periferia, donde en teoría está el problema del narcotráfico en las grandes ciudades santafesinas, sino que se invierte en la economía formal de esas ciudades, en los centros financieros y en la economía informal también. Entonces vemos que el problema no es de exclusivo carácter federal, también es local".