La suspensión de Vicentin y la imputación de dos de sus máximas figuras --Alberto Padoan y Gustavo Nardelli-- junto al ex-presidente del Banco Nación Javier González Fraga por el multimillonario crédito que puso en vilo a la propia entidad y que la empresa dejó de pagar cuando Mauricio Macri fue arrasado en las PASO, terminó de poner en crisis a la Bolsa de Comercio de Rosario, que sigue actuando como si nada sucediera --salvo un autorreportaje en su órgano propagandístico del presidente Daniel Nasini-- aunque en los pasillos del "edificio inteligente" se han registrado conversaciones y pronósticos que no emergen a la opinión pública, lo mismo que reproches y lamentos. En términos institucionales, salvo la renuncia del protesorero Angel Torti --de la sociedad que integra junto a Guardatti, "estresada" por Vicentin como otras tantas-- y en las últimas horas de Roberto Gianeschi --uno de los pocos representantes de Vicentin que da la cara-- a la Cámara Arbitral en la que sin embargo continua el yerno de Padoan, Santiago Ramos, no se han producido reacciones. Gianeschi fue el encargado de contestar el mismo día de "san Vicentin", a los requerimientos de los corredores que pedían mínimamente saber a qué debían atenerse. La respuesta en varios tópicos que llegó casi a la misma hora que el fiscal Pollicita imputaba a los mandamás de la cerealera --que no integran el directorio-- hablaba de la "renegociación del crédito con el Banco Nación" considerado un "acreedor privilegiado", cosa que difícilmente ocurra a partir de la decisión judicial.
Como se anticipó en esta misma columna la semana pasada, se produjeron novedades en el ámbito judicial y también al interior de la Bolsa. En este último ámbito, dentro del clima de "omertá" que sobrevino tras la caída del gigante, se supo de todos modos que hay mas de 150 presentaciones en la Cámara Arbitral, que serán reconocidas como acreencias y que las firmas de los "APE" (acuerdos privados extrajudiciales) en más de un caso eran "en blanco", allanándose --sobre todo los más pequeños operadores-- a lo que Vicentin dispusiera.
Después de la presentación del fiscal Pollicita, sobre la cual deberá avanzar el juez Julián Ercolini -- el mismo que debería "avanzar" también sobre la causa en la que están implicados el fiscal Carlos Stornelli, Marcelo D'alessio y cia-- en la Bolsa crece la incertidumbre y los cálculos a futuro hablan de un "embudo", allá por mayo, cuando se note el parate de estos días por la salida de operaciones de semejante jugador. Esto preocupa a los operadores que "abrochó" Vicentin, pero también al gobierno provincial, que sigue en silencio en la convicción de que si el tema se menea sólo puede empeorar. Esa fue la conclusión del encuentro que mantuvo el gobernador Omar Perotti con las autoridades de la Bolsa. Más allá del silencio público, desde el Ministerio de Trabajo que lidera Roberto Sukerman hay contacto permanente con los gremios que representan a los trabajadores afectados y la prioridad es preservar las fuentes de trabajo. Nadie puede estar en contra de eso, desde ya, por lo cual habría que agregarle a la expresión de deseos algunas acciones tendientes a garantizar tal situación. Para eso, la apuesta oficial es que Vicentin sea rehabilitada y se ponga en marcha, no solo por los trabajadores sino para no dejar caer el precio de los activos que deberán vender para cubrir las deudas. Esa situación no debería quedar en manos únicamente de la empresa, lo mismo que los estragos que por incumplimientos tributarios les ocasionará a los municipios a los que les pagaba el DREI (Derecho de Registro e Inspección) y que sentirán un quebranto ilevantable sin el socorro de las arcas provinciales.
A partir de mañana, se multiplicarán las presentaciones contra Vicentin, y al mismo tiempo es probable que se pida su rehabilitación. Nadie espera de estas autoridades de la Bolsa algún gesto que restaure el posicionamiento social que tenía la entidad antes de la llegada de Padoan y sus amigos, colgados de los globos amarillos. Más que eso, hay charlas informales, encuentros casuales en el comedor, donde se advierten las diferencias entre unos y otros, pero de momento la cosa no pasa de allí. Ya no hay grandes figuras entre los socios que quieran y/o puedan asumir el desafío de recuperar a la Bolsa. Hay "herederos" que no dan tal talla, y los que podrían intentarlo no muestran interés. "Debe ser el peor momento de la Bolsa desde que yo recuerdo, para no decir de la historia", dijo a este cronista un ex-directivo que prefiere seguir en el anonimato. Más allá de la definición --compartida inclusive por aquellos que hasta hace un rato aplaudían al "Beto" cuando anunciaba el triunfo de su amigo Mauricio Macri "en primera vuelta"-- nadie asoma la cabeza. Mas aún, es probable que los defraudados por Vicentin vuelvan a darle su producción y trabajo si es que lo rehabilitan, aduciendo que no tienen alternativa. Puede que sea así, pero si no se produce un cambio de paradigma en la conducción de la institución, arrastrada en los últimos años al lodo de la conveniencia partidaria, no solo no se va a recuperar sino que será una agonía lenta, que los operadores de otras latitudes disfrutarán y buscarán sacar tajada. Esto lo admite la mayoría de quienes operan en la calle Córdoba, pero por ahora hay muy pocos dispuestos a cambiar el rumbo. Para que ello ocurra debe haber no solo un recambio generacional, sino de perfiles y atributos. Un cambio de paradigma. Los analistas sostienen que las crisis sirven para crecer. Es una mirada optimista, pero para eso la próxima comisión directiva de la Bolsa de Comercio debería estar presidida por alguien que pase todos los scanners de honorabilidad y y eficiencia. No parece fácil, pero tampoco imposible