Sin repetir y sin soplar, nombre una figura de Hollywood. Ahora alguna gloria del deporte estadounidense. Luego una personalidad de la moda. Se aceptan artistas del pop y el rock. Puede ampliarse a políticos, asesinos seriales, comediantes, realeza, entertainers y gente de la tevé. Y también hay lugar para conejitas de Playboy y referentes de la pornografía. La única condición es que los mencionados hayan estado en los titulares por motivos infames. E! True Hollywood Story ha sido el campeón absoluto de este de este Tutti-Frutti picante y sucio sobre las celebridades. Lo avalan 500 episodios, durante 17 temporadas, con prontuarios policiales, internaciones, asesinatos, exabruptos, derrapes y enemistades. Tras un hiato de cinco años, el envío vuelve reformado a la pantalla de esta señal. El primero de los seis episodios se emitirá este lunes a las 22.50.
La serie documental, básicamente, reinventó el periodismo del chisme y los tabloides a finales de los ’90 con un molde tan malicioso como exacto: la elección de tópicos descarada, el toque retro y nostálgico en algunas de las historias, sus recreaciones concienzudamente kitsch, la narración seductora y lasciva, una edición ajustada y confesiones inesperadas en pantalla. E! True Hollywood Story delineó un concepto que luego serviría a portales como TMZ, creadores audiovisuales fascinados con el morbo pop (entre los que se destaca Ryan Murphy), la aparición del True Crime como género y demás abonados a este placer culposo. Britney Spears, la sitcom Friends, Elvis Presley y la vida trágica de Anna Nicole Smith resultaron algunos de los capítulos más vistos y memorables. ¿Qué puede aportar con este relanzamiento? “El programa era conocido por la forma en la que reescribió y narró los escándalos, secretos, asesinatos y misterios ligados a Hollywood. ¿Dónde están ahora esos de los que hace tiempo no sabemos nada? Ese tipo de asuntos. Quizá el mayor cambio sea que no nos centramos tanto en las figuras sino en un tópico. Fama, música, muertes, es como una mirada más amplia sobre los terrenos conocidos”, asegura Sara Mast, la productora ejecutiva del programa, entrevistada por Página/12. Según la realizadora, además, hubo una refrescada en lo visual y se pormenorizó en la voz de los protagonistas. “Hay entrevistas más profundas. La idea de la voz en off y el narrador que te cuenta la historia ya no tiene tanta presencia. Las audiencias son más inteligentes y quieren oír lo que pasó de primera fuente. Mantuvimos las recreaciones que creo quedaron muy bien. Tienen un enfoque cinemático que respetan el espíritu. Si ahora ves los viejos episodios, todo luce un poco avejentado y espero que se aprecie la actualización”.
El primero de los capítulos de la nueva temporada está dedicado a Kim Kardashian West, figura que ha hecho de esta señal su auténtica segunda casa. No hay ninguna sorpresa en esta elección aunque la misma sirve para advertir cómo ha cambiado el showbizz con la aparición de un nuevo tipo de celebridades, famosas por ser famosas, moldeadas por los realities y redes sociales. La cosa se pone más jugosa desde el segundo episodio en adelante con la historia de la secta sexual NXIVM y su fraude empresarial. El resto de los capítulos de esta temporada es presentado con preguntas indecorosas: “¿El Hip Hop rechaza a las mujeres?”; “Películas de Horror: ¿maldición o coincidencia?”; “La fama es una adicción?”; “¿Qué está matando a las grandes estrellas de la música?”. “El episodio que le dedicamos a la fama trata lo vinculado a las nuevas plataformas y cómo Internet ha cambiado el juego”, plantea Mast quien describe a la entrega como excitante, sorprendente, de análisis y a sus protagonistas como “íconos para ellos mismos”.
-¿Por qué el envío se convirtió en un concepto en sí mismo?
-Fueron medio centenar de episodios que se hicieron desde mediados de los ’90. Su mirada interna de Hollywood fue fascinante, se volvió la elección perfecta para sentarte frente a la tevé con un plato lleno de pochoclo. Amamos ver este costado de las celebridades y fue el primero en su tipo. Queremos saber qué es lo que pasa del otro lado y éste programa, creo, fue el que más jugo le sacó a las entrevistas con los famosos. Gente a la que no podríamos acceder de otra manera.
-¿Cómo fue la elección de los temas a trabajar en esta temporada?
-Querían que fuesen todos tópicos que hubieran llegado a los titulares del presente. Y de ahí ir más profundo. Kim Kardashian es enorme como tema y lo continuará siendo. Lo de los artistas que murieron dramáticamente en los últimos años también: Mac Miller, Prince, Tom Petty. ¿Qué pasa con estos músicos que mueren tan dramáticamente? ¿Por qué el hip hop ha sido tan dominado por los hombres y no deja espacio para las mujeres? Todo lo referente al culto NXIVM fue un tema que apareció en las noticias. Nos juntamos y empezamos a tirar cuáles eran los temas de los que nos gustaría saber algo más.
-¿Qué debe tener sí o sí una historia para ser parte de este envío?
-Tiene que ser vigente y conocida por haber sido titular. Hoy los tiempos parecen ir más rápido y queremos cavar más profundo en el tema. La curiosidad va a estar y si es algo del pasado hay que darle un nuevo look. Nunca me hubiera imaginado que Kim Kardashian se involucrara tanto con la abogacía y apoyara las reformas penitenciaras. El episodio sobre las pioneras en el rap es como un cuento con moraleja. Siempre tenés que encontrar algo sorprendente que te haga decir, “uh, no sabía eso”.
-¿Hay alguna temática, personalidad o historia que le interesaría tratar?
-Quiero trabajar todo lo relativo a la aparición de mujeres en el mundo de la música, como Lizzo y Billie Elish. Creo que son fascinantes, muy jóvenes y pioneras en su modo.
-El cineasta y escritor Kenneth Anger retrató este costado lujurioso y pérfido de la meca del cine como “Hollywood Babilonia”. ¿Nada ha cambiado desde los comienzos?
-La fascinación por los escándalos va mucho más atrás que Hollywood. Tenés que remontarte a los dioses griegos. El culto a los íconos siempre estuvo. Lo distinto con las celebridades es que son la nueva realeza. No va a cambiar en el corto plazo. Hay una alucinación por esta forma de vida, lo aspiracional, y mal que nos pese, disfrutamos verlos caer.