El presidente ruso, Vladimir Putin, recibió ayer al primer ministro de Israel, Benjamin Netanyahu, para mantener conversaciones sobre la guerra en Siria y sobre las preocupaciones israelíes por el rol de Irán y del grupo Hezbolá en el conflicto armado.

Al recibir a Netanyahu en el Kremlin, el presidente ruso destacó el alto nivel de confianza que hay entre su gobierno y el del premier israelí, cuya visita a Moscú llega luego de su encuentro del mes pasado con el presidente estadounidense, Donald Trump, en la Casa Blanca, en Washington. Netanyahu elogió el papel de Rusia en la lucha contra el Estado Islámico (EI) y otros grupos islamistas radicales sunitas en Siria, aunque al mismo tiempo manifestó su inquietud por la presencia en ese país de fuerzas de Irán, la potencia chiíta regional, y combatientes del grupo chiíta libanés y pro iraní Hezbolá.

“Una de las cosas contra la que estamos peleando juntos es el terrorismo islamista radical”, dijo el primer ministro israelí al inicio del encuentro. Netanyahu advirtió ayer a Putin, de que Israel se opone terminantemente a que Irán permanezca en Siria una vez concluya el conflicto en este país. “Por supuesto, el año pasado hubo progresos significativos en la lucha contra el terrorismo radical sunnita encabezado por Daesh y Al Qaida”, prosiguió, usando el acrónimo árabe Daesh para referirse al EI. “Rusia ha hecho una contribución muy importante. Naturalmente, no queremos que este terrorismo sea reemplazado por un terrorismo islamista chiíta encabezado por Irán”, agregó.

El Ejército ruso peleó junto a Irán y Hezbolá en Siria en apoyo al presidente Bashar Al Assad, pero al mismo tiempo mantiene buenas relaciones con Israel, un enemigo de Teherán y del grupo islamista libanés. Rusia e Israel coordinaron sus acciones para evitar cualquier posible encontronazo entre sus fuerzas militares en Siria. “El islam radical chiíta nos amenaza a nosotros y amenaza la paz de la región y del mundo, y sé que hay socios en nuestro deseo de impedir cualquier tipo de victoria del islam radical”, dijo Netanyahu. 

Antes de las conversaciones, Dimitry Peskov, el vocero de Putin, negó informaciones de prensa de que Moscú dio a Israel luz verde para atacar a Hezbolá. “No tiene nada que ver con la realidad. No ha sido discutido y no hay conversaciones al respecto”, declaró Peskov.

Netanyahu llegó a Moscú para reunirse con Putin por cuarta vez en el último año y medio, es decir, desde que el Kremlin iniciara su intervención militar en Siria, lo que demuestra la importancia de lo que ocurre en el país árabe para la seguridad del Estado judío. Y es que la presencia de radares, baterías antimisiles y la flotilla rusa en el Mediterráneo alteró el equilibrio de fuerzas en la zona y redujo tanto la supremacía regional como limitó la libertad de acción del Ejército israelí. 

El jefe del gobierno israelí dijo que la próxima semana el pueblo judío celebra precisamente la fiesta de Purim, que recuerda el fallido intento de los persas de exterminar a los judíos, hace casi 2.500 años. “Y actualmente vuelve a haber intentos por parte del heredero de la antigua Persia, Irán, de aniquilar el Estado judío. Lo admiten abiertamente, lo escriben negro sobre blanco en sus periódicos”, aseguró. Netanyahu denunció además en las últimas semanas los intentos de Irán de aprovechar el conflicto sirio para abrir un frente contra Israel en los Altos del Golán, la meseta siria cuya parte occidental ocupó Israel en la Guerra de los Seis Días de 1967. 

Israel teme que el fin del conflicto en Siria tenga como una de sus consecuencias el aumento de la influencia de Irán, que apoya a las milicias de Hezbolá, que combaten en las filas gubernamentales en Siria. Para Israel es inadmisible la posibilidad de que Teherán o los grupos que apoya, que ya son un factor de inestabilidad en el Líbano, tengan presencia militar en su frontera norte o en el Mediterráneo. También advierte contra el uso de los Altos del Golán como moneda de cambio en el marco de las conversaciones de paz entre el régimen y la oposición siria en Ginebra. 

La parte occidental del Golán había permanecido en relativa calma hasta el estallido de la crisis siria, pero en los últimos años los incidentes entre los grupos jihadistas y el Ejército israelí han ido en aumento. Según diversas fuentes, el pasado 8 de octubre Israel bombardeó las posiciones de Hezbolá en el Golán, ataque en el que pudo haber muerto un miembro de la Guardia Revolucionaria de Irán. 

“Por supuesto, ahora tenemos nuestro país, nuestro Ejército y podemos defendernos. Pero quiero decir que la amenaza del terrorismo suní y del Islam radical no está dirigida sólo contra nosotros, sino contra la región (de Oriente Medio) y todo el mundo”, señaló ayer Netanyahu. Y se mostró convencido de que todos quieren acabar con la amenaza del terrorismo islámico.

Según el Kremlin, Putin y Netanyahu también esperaban intercambiar opiniones sobre el arreglo del conflicto palestino-israelí. Rusia propuso el pasado año a ambos bandos acoger una reunión entre Netanyahu y el líder palestino, Mahmud Abás, pero la parte israelí se mostró reticente, ya que no está dispuesta a aceptar condiciones previas. “Estamos convencidos de que ha llegado la hora de pasar a negociaciones directas entre Israel y Palestina”, dijo el ministro ruso de Exteriores, Sergéi Lavrov, al reunirse en enero pasado con el secretario general de la OLP, Saed Erekat. Rusia considera que el “vacío” creado por el estancamiento de las negociaciones de paz desde hace más de un año es aprovechado por los extremistas.

La visita de Netanhayu precede a la llegada del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien recientemente normalizó las relaciones tanto con Rusia como con Israel y que ejerce de contrapeso de Irán en la región.