Ingrid Pelicori e Irina Alonso nacieron y crecieron en una familia de artistas, y continuar con ese legado fue casi inevitable. De eso precisamente hablan en Papá Bianco y Los Alonso, obra de carácter documental con la que proponen un recorrido por su biografía familiar que se enlaza al mismo tiempo con la cultura local, y que puede verse los lunes a las 20 en el Teatro del Pueblo (Lavalle 3636).

El proyecto, en el que comparten la idea original, la dramaturgia y la dirección, surgió hace un año, cuando en la casa de su madre encontraron una serie de carpetas armadas por su abuela paterna, con recortes de críticas y entrevistas realizadas a Ernesto Bianco, su padre, y a los hermanos Iris, Tito y Pola Alonso, su madre y sus tíos, todos ellos actores y actrices de notable trayectoria. “A partir de eso pensamos en hacer algo con ese material”, cuenta Alonso. “Yo era muy chiquita cuando falleció mi papá. Y lo loco es que mamá no nos mostraba esas carpetas, porque no estaban a mano, sino guardadas”.

Si bien ambas conocían la existencia de ese archivo, nunca lo habían observado en detalle. “Nos encontramos con muchas fotos nuestras de chicas, porque en esa época, no sé por qué, parece que a los actores les sacaban muchas fotos con la familia. Y entonces tenemos más fotos de la familia entera en reportajes que en la vida real”, revela Pelicori. “Para mí fue increíble encontrar esas carpetas, porque descubrí un montón de material, como el currículum de mi padre del que no tenía la menor idea, y también pude saber mucho más incluso de nuestros tíos, los Alonso”, asegura por su parte Alonso, que sólo tenía 10 años cuando el actor Ernesto Bianco falleció.

Esa documentación fue sólo el disparador que guió la investigación que duró un año, tiempo en el cual las hermanas realizaron más de treinta entrevistas con valiosos testimonios que pondrán verse en escena. “Buscamos gente que hubiera actuado con nuestro padre o con los Alonso. Y entrevistamos, entre otros, a Claudia Lapacó, a Silvia Legrand, a Claudio García Satur, que desde muy joven trabajó con nuestro padre, a Jorge Rivera López, Pepe Soriano, María Rosa Fugazot, y también llegamos a entrevistar a José Martínez Suárez veinte días antes de que muriera”, detalla Alonso.

Planteada como un espectáculo multimedia, la obra cuenta no sólo con ese registro de voces, sino también con fotos, audios, música de algunos programas televisivos (El Botón y El Inglés de los güesos), de obras de teatro (El Hombre de La Mancha) y de películas (Mis cinco hijos). Y como en esta obra todo queda en familia, las hermanas estarán acompañadas en el escenario durante todas las funciones por una de sus primas, Angeles Alonso, también actriz, presencia a la que sumarán la participación de artistas invitados, como Claudio Da Passano, Horacio Peña y Osmar Núñez.

- ¿Cuando encontraron el material que su abuela había guardado pensaron que podían llevar eso al teatro?

Irina Alonso: - Antes que eso pensamos en hacer una página web de la familia, que de hecho la vamos a hacer porque ya tenemos el subsidio de Mecenazgo para eso y también para el espectáculo.

Ingrid Pelicori: - Al armar la obra nos quedó muchísimo material afuera, como la cantidad de testimonios que tomamos a personas que nos hablaron de nuestra familia y de nuestro padre. Pudimos dejar muy poquito de cada uno, y ese es un material riquísimo, no sólo de nuestra familia sino también de la historia del teatro. Por eso queremos digitalizar eso y ponerlo en la página para que quede.

- ¿Y cómo seleccionaron lo que finalmente forma parte de la puesta?

I.A.: - Arrancamos armando algo más cronológico, para en primer lugar hablar del primero que empezó a actuar en la familia, que fue Tito Alonso. Y después surgió la idea de armar un extenso reportaje a nuestro padre, a partir de fragmentos de los reportajes que encontramos en las carpetas. Nosotras vamos a interpretar a las periodistas que entrevistan y cada actor invitado va a leer las palabras de papá.

I.P.: - Fuimos jerarquizando la información en todo momento pensando que esto era una obra de teatro y que tenía que tener una estructura, una variedad y una duración que no puede ser infinita. Todo el tiempo quisimos, y creo que lo hemos logrado, alejarnos por completo de la idea de conferencia o de solemnidad. Entonces tratamos de graduar la información y los materiales documentales con una dinámica que fuera atractiva.

- ¿Cómo vivieron el proceso de armar esta obra? Porque exponen parte de su historia…

I.P.: - La verdad es que lo pensamos en función del espectáculo, y no tomamos conciencia de eso. Lo que sí nos pasó es que hemos visto otros espectáculos con formato de biodrama o documental que nos gustaron y nos pareció que funcionaba bien eso de hablar desde el nombre propio. Y eso también nos animó a hacer esto.

- ¿Recuerdan el momento en el que decidieron actuar?

I.A.: - Al ver que todos en la familia actuaban, siempre imaginé que en algún momento yo también lo iba a hacer, aunque no lo decidiera. Porque es como medio inevitable. Cuando era chiquita pensé: “Alguna vez voy a estar ahí”. Igual no me siento actriz. Yo doy clases, estoy dirigiendo y escribiendo, y cada vez me siento menos actriz y con más ganas de dirigir o de estar en otro lugares.

I.P.: - Cuando vi El hombre de La Mancha, una de las obras de papá, me agarró como una locura porque la vi más de cuarenta veces, y mucho con nuestra prima Angeles, que sí tenía claro desde chica que quería ser actriz. En cambio, a mí ni remotamente se me ocurría que iba a ser actriz. Pero a los 17 años empecé a tomar clases y me fue ganando la actuación. La familia estaba muy llena de actores, entonces armar mi espacio propio y saber si deseaba actuar no fue tan fácil. Y además papá y mamá no querían que fuéramos actrices. Tampoco se oponían, pero no lo estimulaban porque sabían que la vida del actor es muy azarosa, difícil y que puede ser frustrante.

- ¿Qué anécdotas familiares atesoran?

I.A.: - Me acuerdo de cuando papá hacía La fiaca, y yo llegaba a casa y lo imitaba. Tengo muy pocos recuerdos de mi padre, pero esa es una escena teatral que tengo grabada, la de saber sus tonos y sus movimientos, copiarlos y mostrárselos.

I.P.: - Yo recuerdo la disciplina de papá y su pasión por el trabajo. Cuando él se levantaba se ponía a vocalizar. Y todos los días a las tres de la mañana papá estudiaba las letras al lado de mamá que lo ayudaba, porque ella era como su coach.

I.A.: - Nuestros padres no eran de los que te llevaban al colegio. En un acto de la escuela, estaban los padres de todos menos los nuestros porque ellos dormían hasta la 1. Pero sí nos mandaron a un montón de cursos, y de esa educación que nos dieron también hablamos en la obra.

OTROS PROYECTOS

Las actrices, dramaturgas y directoras encaran otros proyectos por separado. Irina Alonso estrenará el 1 de marzo la segunda temporada de una obra que escribió y dirige: León y Sarita, una relectura actual del clásico Romeo y Julieta, pero enmarcado en la grieta política, que podrá verse los domingos a las 17, en Espacio Callejón (Humahuaca 3759). Además, y por únicas seis funciones, presentará Sombras sobre vidrio esmerilado, una versión libre del cuento de Juan José Saer que dirige y protagoniza, los sábados a las 20, desde el 22 de febrero en el Teatro Celcit (Moreno 431).

Por su parte, Ingrid Pelicori continúa con las funciones de Agamenón, de Esquilo, en segunda temporada, donde comparte escena con Osmar Nuñez, los domingos a las 20 en el Teatro Apolo (Corrientes 1372). Y en marzo, y por sólo cuatro funciones (14, 21 y 28 de marzo y 4 de abril, a las 22.30, en el Teatro Celcit) presentará Federico, poema del cante jondo, espectáculo de poesía, cante jondo y flamenco, a partir del universo de Federico García Lorca, con dramaturgia compartida con Marcela Suez y Ana Yovino, y donde también actúa junto con Juan Ayala; Marcela Suez; Argentina Cádiz; Eugenio y Emilio Romero; Rodrigo González y Juan Romero Cádiz, con dirección de Ana Yovino. Finalmente, en abril, en la Sala Casacuberta del Teatro San Martín (Corrientes 1530), reestrenará Cae la noche tropical, de Manuel Puig y con adaptación de Santiago Loza y Pablo Messiez, donde comparte cartel con Leonor Manso, bajo la dirección de Pablo Messiez.