Desde Villa Gesell
Un niño de 6 años pasa de la mano de su padre por la vereda de Le Brique. El hombre le señala el lugar, le recuerda lo que pasó allí y la reacción del chico es inmediata: se acerca al muro gris que marca el inicio de la escalera que lleva al interior del boliche y le pega con las dos manos, como diciendo: “malo”, “malo”. En la vereda de enfrente, a un mes del asesinato de Fernando Báez Sosa, el árbol que lo vio caer herido de muerte, fatalmente golpeado, se ha convertido en santuario, en sitio de memoria, de congoja y solidaridad. Cada jornada, de noche y de día, los que pasan encienden velas, dejan flores, rosarios, estampitas o escriben textos que expresan dolor y que reclaman justicia.
También las manifestaciones en el santuario subrayan el repudio a los rugbiers que le quitaron la vida y datos sobre otros hechos de violencia que marcaron su paso por Villa Gesell. Todo esto se renovará este martes 18 de febrero, al cumplirse un mes de lo ocurrido. En Gesell se convocó a una marcha, para acompañar a la organizada por los padres de Fernando en Buenos Aires.
“Yo tengo un negocio acá, sobre Avenida 3, desde hace muchos años. Con ella (la amiga que la acompaña), vimos a Lucas Pertossi sobre la Avenida 3 y Paseo 105, cuando insultaba y agredía a un transformista que invitaba a la gente a presenciar el espectáculo que están ofreciendo este verano”, comenta a Página/12 una mujer que, noche a noche, llega al santuario, prende una vela y expresa el dolor que sienten “los buenos vecinos de Gesell que somos solidarios con la familia de Fernando”. Se indigna cuando habla de lo que vieron sobre la concurrida Avenida 3, horas antes de que Lucas Pertossi (al que identificaron después por la difusión que tuvo el hecho) y sus amigos golpearan hasta matar, el sábado 18 de enero, a Fernando Báez Sosa.
“Lucas Pertossi le gritaba ‘puto, salí de acá’, al transformista que repartía invitaciones entre los turistas para que presenciaran el espectáculo que dan en el teatro San Martín” de Gesel y que se llama Las primas de la Pupy. “Te imaginarás que a los chicos transformistas el insulto no les pareció un insulto, todo lo contrario, y como ellos sonreían, Lucas Pertossi se ponía cada vez más violento, hasta que finalmente se fue” hacia el norte de la ciudad, donde habían alquilado la casa en la que fueron luego detenidos. “Te das cuenta, por lo que dijo, lo que son estas personas, que de entrada estaban provocando y molestando a la gente que nada le hacía, por eso nosotras pasamos todas las noches porque queremos justicia, porque esta es una herida muy grande para los vecinos de Gesell que apoyamos a los padres de Fernando y que pedimos justicia”.
Durante todo este mes, Sabrina y Silvana, junto con otras vecinas de Gesell, siguieron juntando firmas entre vecinos y turistas, para que el Concejo Deliberante cierre “en forma definitiva” el boliche Le Brique, que volvió a encender las luces de su fachada y abrió las puertas para los que quieran ir a bailar. La música que salía el pasado sábado por la noche, contrastaba con el dolor que expresan los que se detienen frente al santuario y los que dejan escritos que cubren el árbol cerca del cual murió Fernando.
“Nuestro país no va a ser el mismo después de tu pérdida. Pedimos paz para tus papis y también queremos justicia. Desde Maipú, Mendoza", es el mensaje que dejaron unos turistas procedentes de la provincia cuyana.
“Desde tu hermoso cielo ilumina a tus papis y envíales paz y fuerza para seguir", dice otro de los mensajes que dejaron, en este caso, los integrantes de una familia que llegó desde la ciudad de Córdoba. También figuran los mensajes religiosos: "Fernando, Dios te llevó de este mundo porque eras demasiado bueno para él. Descansa. La Justicia divina sí existe".
Claudia y Fernando dejaron un largo mensaje escrito a mano, que dice en dos de sus párrafos:
“Fernando, que tu cruel asesinato marque el fin de una Justicia para los hijos del poder. Que dejemos de mirar y comencemos a no permitir estos actos de los que sacan a parte de la juventud, noche a noche, para llenarse los bolsillos vendiéndoles alcohol sin límites. Basta del negocio de los que le alquilan pocilgas a los jóvenes desmedidos. Basta de parlantes y alcohol en las playas durante todo el verano.
“Queremos pedirte algo que ninguno de ellos (por los rugbiers) manifestó al día de hoy: PERDON”.
Como parte del ritual, alguien muestra la foto que Silvino, el papá de Fernando, tiene en su Whatsapp. La imagen muestra a Fernando y a su novia, Julieta, disfrutando de su amor. Los dos sonrientes, ella colgando de los hombros de él, como a caballito. Se hace un silencio total, no hay palabras, sólo gargantas selladas y llantos.