La mayoría de las personas puede describir con lujo de detalle lo que hacía cuando algo importante aconteció en su vida: el contexto de esos grandes hitos es un recuerdo preciado de la memoria. ¿Qué hacía, entonces, Sonia Bermúdez, capitana del Levante, cuando este martes finalmente se firmó el tan ansiado convenio colectivo para el fútbol femenino español de Primera División, después de 16 meses de lucha y una huelga histórica que paralizó durante una fecha entera los partidos de mujeres de la máxima categoría?
La firma del documento que se presentó oficialmente este miércoles, que por primera vez las ampara como trabajadoras al igual que a los hombres, y que además es el primero firmado en toda Europa para futbolistas profesionales mujeres, la encontró a Bermúdez y a sus compañeras en el mejor escenario para recordarlo: en una cancha de fútbol. “Estábamos entrando al vestuario después del entrenamiento, y una compañera vio la noticia en twitter y enseguida nos informó al resto. Fue bonito enterarnos todas juntas”, le cuenta a Página/12 Bermúdez, por teléfono, desde España.
La Asociación de Futbolistas Españoles (AFE), como sindicato mayoritario, ha liderado la firma del convenio tras alcanzarse un acuerdo definitivo con la Asociación de Clubes de Fútbol Femenino (ACFF). “Quiero dejar en claro que todas las futbolistas han sido valientes y estoy orgullosa de la unidad que han mostrado. Es un día de celebración, pero me queda la espina clavada de que podía haber llegado antes el acuerdo y tal vez algunas compañeras han perdido derechos por ello”, detalló Ainhoa Tirapu, jugadora del Athletic Club y vicepresidenta del Comité de Fútbol Femenino de AFE, en nombre de las futbolistas durante la presentación del convenio.
El escrito, que se presentó en el Congreso de los Diputados de Madrid y está vigente desde el 1º de julio de 2019 hasta el día 30 de junio de 2020, se aplica a todas las futbolistas de Primera División. También ampara a aquellas jugadoras de una filial (por ejemplo, el Atlético de Madrid B, que juega en Segunda) que hayan sido convocadas por el primer equipo (la formación del Atlético de Madrid que juega en Primera) al menos en 12 partidos oficiales, o que hayan jugado diez encuentros allí.
Keka Vega, ex futbolista española y delegada del sindicato valora "la primera piedra en la lucha por la igualdad" y, en diálogo con este diario, recuerda que el salario pretendido fue “la línea roja que trazaron las jugadoras”. Aquella exigencia que las llevó a hacer un paro durante la novena fecha aparece ahora como un logro dorado en el documento: un salario mínimo de 16 mil euros brutos anuales y un 75 por ciento de parcialidad, un aspecto clave en la cotización para las futuras pensiones que la Asociación de Clubes pretendía reducir un 25 por ciento, justo la mitad que le paga a los jugadores varones. Este punto contempla efectos retroactivos desde el 1º de julio de 2019.
“Han sido días emocionantes -relata Vega-. No fue nada fácil llegar, implicó hasta ayer (por el martes) una negociación con más de 30 reuniones... Estamos muy contentas por el trabajo realizado y por ser pioneras en Europa. Creemos que este logro nos vuelve referentes no sólo para todos los clubes de fútbol femenino sino para el deporte practicado por mujeres en general. Ha sido un boom a nivel mundial: nos han llamado todo el día y de medios de todo el mundo, para que expliquemos cómo hemos sido capaces de conseguir esto".
El convenio estipula también un protocolo para casos de acoso laboral, e impone un compromiso de esfuerzos para conciliar la vida familiar y profesional de las futbolistas, punto clave vinculado a la posibilidad de tener hijos. Vega asiente: “La maternidad es lo que nos distingue del convenio masculino y ha sido nuestro caballo de batalla de los últimos meses. Se ha conseguido algo histórico: si una futbolista queda embarazada durante el último año de su contrato, se le renovará automáticamente por un año más en las mismas condiciones. Es increíble, porque hasta ahora no había nada que las amparara. No digo que la maternidad fuera un tema tabú, pero sí era algo que no se planteaban las jugadoras. ¿Cómo plantearse criar un hijo con las condiciones salariales que tenían?”.
Otro logro importante es la referida a la pesadilla de todo futbolista: la incapacidad permanente. El convenio estipula que si una jugadora sufre una lesión que le impide volver a desarrollarse laboralmente, cobrará una póliza de 90 mil euros, que será de 60 mil en caso de muerte. Para los períodos de baja laboral (por lesión, enfermedad u otras causas), se estipula que las deportistas deberán percibir el cien por cien del salario, hasta ahora, algunas recibían incluso un 30 por ciento menos.
“Para nosotras, las futbolistas españolas, es un momento único. Creo que, después de este día, habrá un antes y un después en nuestro fútbol, sobre todo en relación a nuestros derechos: ahora podemos dedicarnos cien por ciento a nuestra profesión, y las niñas que vienen detrás pueden estar tranquilas”, reflexiona Bermúdez. La capitana del Levante, que la próxima vez que entre al vestuario será ya con sus derechos obtenidos, no se olvida del compromiso colectivo, ese del que ellas pueden jactarse de tener tanto dentro como fuera de la cancha. “La reflexión que me deja este logro -dice- es que todos los equipos hemos sido uno, y que sin la unidad de todas las jugadoras de todos los clubes esto no se hubiera conseguido... Y que la lucha es la única manera de conseguir las cosas: hay que ir por ello, porque nadie te regala nada”.