El desahogo de ocho familiares de víctimas de la explosión del edificio de calle Salta 2141 generó momentos de angustia y desazón en el cierre de las audiencias de apelación al fallo que absolvió a diez imputados y solo condenó al gasista Carlos García. El tribunal de la Cámara Penal, que revisa lo resuelto tras el juicio del año pasado, les abrió el micrófono a los deudos y muchos señalaron que por primera vez se les daba la oportunidad de expresarse. "Cada día trato de ser la mejor versión de la que fui antes de la muerte de mi hijo", dijo la mamá de Santiago Laguía, una de las 22 víctimas. Los imputados también hicieron su descargo; y el tribunal se tomará un plazo para resolver.
Las audiencias comenzaron el lunes con pedidos de condena a cinco empleados de Litoral Gas y tres administradores del consorcio, por parte de la fiscal Graciela Argüelles y de los querellantes por la familia de Débora Gianángelo, otra de las fallecidas. Lo que pretenden es revertir la sentencia del juicio, por lo que hablaron de arbitrariedad, omisiones y parcialidad por parte del tribunal de primera instancia que juzgó el delito de estrago culposo agravado, cuya pena máxima es de cinco años de prisión. El único condenado, hasta ahora, fue el gasista, sobre quien recayó la pena de cuatro años, por lo que busca absolución o reducción de la sentencia.
Sonia, la mamá de Débora, fue la primera en expresarse: "Era la más chica de la casa, estudiaba tercer año de Derecho y sabía cuatro idiomas. Quería ser una buena abogada. Cuando pasó todo esto hicimos un acuerdo familiar de que buscaríamos justicia. No sé de dónde nos salen las fuerzas. Todo cambió desde aquel maldito 6 de agosto de 2013", y pidió "que la justicia se despierte", tras el fallo de juicio que consideró "vergonzoso e indigno".
Jorge, el papá de Estefanía Magaz, otra joven estudiante de Derecho, se esforzó para hablar. "Voy todos los días al cementerio a buscar energía y paz. Estoy muerto desde ese día. Yo siempre la traía (desde Las Rosas), no quería que otros la trasladen hasta Rosario", dijo sobre el cuidado que prefería tener con su hija. El hombre cuestionó que "todos los días no explota un edificio. Hay dos extremos entre hacer las cosas bien o mal. Esto fue negligencia y desidia". "Si Litoral Gas hubiera respetado los protocolos, esto no sucedía", señaló. En ese momento, se generó un clima de tensión cuando familiares comenzaron a gritar que la gerenta ténica de la empresa, imputada en la causa, se había reído. "Por culpa de ellos estamos acá. Que respeten a los familiares", dijeron, entre insultos. La jueza Carina Lurati pidió silencio para escuchar a todos. "Acá hay mucho dolor", agregó Jorge antes de cerrar, y dijo no saber de dónde le salía fuerza para hablar.
Claudia Vaio, la mamá de Santiago, contó que suele tirar un poco del perfume que su hija encontró en lo que quedó del departamento de su hermano, de 25 años, para recordar cómo olía. Ella no se animó a entrar. "Tengo miedo de olvidarme de su voz, de su sonrisa", dijo, desconsolada. "Hace 78 meses que esperamos que alguien nos escuche", señaló; y aseguró que el papá de Santi "enterró su título de médico cuando enterró a su hijo", que estudiaba medicina. "Soñaba con atender en el consultorio con él. Como Jorge, también, va todos los días al cementerio. Yo nunca pude", lamentó.
Marcela Nissoria, esposa de Hugo Montefusco, habló de su hija, de cómo extraña a su papá; y de su suegra, quien vio morir a sus cuatro hijos. Nora, la mamá de Maxi Vesco aseguró ser una mujer "deshecha". El papá de Florencia Caterina -la joven licenciada en Bellas Artes- recordó que estaba yendo a buscar a su hija cuando explotó el edificio. "Murieron casi todos", le dijo una persona que se cruzó en la cuadra. "Murió mi hija", respondió él. Tiene 82 años y espera ver "una justicia justa". Anahí Salvatore, la mujer que esperó ser rescatada en una ventana de su departamento consideró que en el juicio no se tuvo en cuenta lo que dijeron los 23 sobrevivientes. Adrián Gianángelo, hermano de Débora, nombró a las 22 víctimas.
En tanto, los jueces escucharon a todos los imputados sobre sus datos personales, pero también sobre cómo y con quiénes viven. Las administradoras del consorcio Mariela Calvillo y su madre, Norma Bauer, lamentaron lo ocurrido. Carlos Repuppili dijo que "le costó dos años volver a hacer una vida normal", después del hecho. El jefe técnico de Litoral Gas, Claudio Tonucci, aseguró que es inocente, al igual que los reclamistas Guillermo Oller y Luis Curaba. La gerenta técnica de la empresa, Viviana Leegstra, negó haberse reído del dolor de las familias; pero consideró que "quizás eso les hace interpretar las cosas de otra manera". El gasista García aseguró que su trabajo "no fue a espaldas de Litoral Gas"; que va cada 6 de agosto al lugar de la explosión, y que ese día empezó su condena.