El mestizaje del rock argentino se convirtió en este nuevo siglo en la clave de su supervivencia: la transmutación de sonidos impregnados por la explosión del trap y el freestyle, y por la renovación psicodélica y performática del pop. La sexta edición del ya clásico festival Rock en Baradero, que tendrá lugar desde este sábado hasta el lunes en el Anfiteatro Municipal de la ciudad, es también un nuevo síntoma de la tensión producida por esa metamorfosis. Un primer vistazo a la grilla deja ver que aún sigue comandada por parte del núcleo duro del rock: La 25, Las Pelotas, Los Auténticos Decadentes, Los Gardelitos y Kapanga manejan los horarios centrales. A ellos se sumará la poderosa presencia de los españoles Ska-P, encargados de darle el cierre a esta edición del festival. Por debajo, las nuevas piezas que se acomodan sobre el tablero –las más de setenta bandas y solistas que participarán este año, separados en tres escenarios–, abren un territorio de fronteras aún indefinidas.
Una segunda línea ya expone el ascenso de los nombres que se abrieron camino en los últimos años sintetizando acordes, recuperando vientos ochentosos, transitando un reverdecer de experimentación funky y un cancionero por momentos teñido de rap: El Kuelgue, Bandalos Chinos, Juana Molina, El Plan de la Mariposa, Sara Hebe, Paula Maffia, Conociendo Rusia, Mi Amigo Invencible, Peces Raros y Militantes del Climax llegan para poner en el lienzo los nuevos colores que orbitan al rock. “Siempre buscamos cambiar la propuesta, ser una ventana de los nuevos géneros”, adelanta José Luis Cameron, director de la productora Gonna Go, con la que le dio vida al festival Rock en Baradero. “Pero lo hacemos con una identidad que sigue estando marcada por la lucha, la entrega, la pasión, el aguante, esa cuestión tan fuerte de resistencia que nunca perdió el rock”.
El crecimiento del festival, que se convirtió en el más grande de la Provincia de Buenos Aires, se sostiene desde la primera edición. Para este año, la producción llevó más de seis meses y tendrá a casi 300 personas trabajando en el predio. A partir de la preventa ya se prevee un público que rondará las treinta mil personas, una cantidad mayor a la mitad de la población de Baradero. En términos musicales, la llegada de Ska-P como atractivo principal estará acompañada por La 25 llevando un nuevo espectáculo junto a músicos del Teatro Colón y por una búsqueda de festividad en clave reggae y punk a través de Los Cafres, Árbol, Nonpalidece, Massacre, Cadena Perpetua, Miss Bolivia, Dancing Mood, Kchiporros (Paraguay), Andando Descalzo, Bestia Bebé y Femigangsta. En un verano en el que Cosquín Rock pareció partirse al medio entre el rock y el trap, y en el que el Buena Vibra copó el Hipódromo de Palermo enfocado en los nuevos sonidos urbanos, Rock en Baradero se presenta como una suerte de último mohicano rockero en busca de nuevos terrenos fértiles donde seguir creciendo.
“Lo más importante nos parece que es la experiencia de la peregrinación que se da. El hecho de compartir en familia o con amigos un viaje y un espacio hecho de música que no para en ningún momento”, dice Cameron. “Hoy hay una nueva conciencia de los artistas y desde la producción que tiene que ver con el cuidado. Cromañón nos pasó a todos, y tenemos que garantizar la tranquilidad y la integridad de todos los que vienen al festival. Creo que también hay una corriente muy fuerte que está creciendo desde el rock y tiene que ver con alejarlo del reviente, de tanta demonización. Que la experiencia tenga más que ver con un encuentro de paz que te ayude a atravesar tantos momentos crudos, tanto impuestazo, tanto tarifazo. Venimos de cuatro años muy duros. El rock está para enfrentar eso”.
La estrategia ideada para que el Rock en Baradero no se vuelva una cuestión de nichos fue la de repartir a todas las bandas y artistas con la consigna de combinar sus sonidos en cada jornada. No se trató para los organizadores de identificar cada día del festival con un género o un estilo, sino de diversificar la experiencia. “Este año fue la mejor venta que hicimos de los tres días en general. Están La 25 con Nonpalidece, Los Decadentes compartiendo con Las Pelotas, Ska-P con Dancing Mood. Cada día tiene su propia mezcla”, asegura Cameron. “Hoy los chicos están arrancando con el rap, el trap y el hip hop, pero sentir que eso viene a correr el segmento del rock creo que es una idea equivocada. No tiene que haber brecha ahí. Que haya más géneros, más festivales, termina siendo siempre positivo. Y todos esos chicos tarde o temprano se van a cruzar con el rock. Sin que te des cuenta, el rock te va abrazando”.