La pesadilla de los argentinos que estaban aislados en Wuhan, por el brote del nuevo Coronavirus, no terminó con la noticia del traslado, como creían. A pesar de que llegaron a Kiev, en Ucrania, donde podrían poner fin al aislamiento, denunciaron que fueron hospedados en un hospital sucio donde reciben insumos de dudosa calidad.
Los ocho ciudadanos argentinos llegaron a la ciudad ucraniana y se encontraron con el malestar de ciudadanos locales, que tiraron piedras al micro para repudiar la presencia de “posibles” infectados en la ciudad.
Al mal recibimiento se sumaron las condiciones del alojamiento, que presentan severas deficiencias en cuestiones de salubridad e higiene.
“Sabemos que el lugar es muy precario, no tienen las condiciones mínimas de salud ni de higiene para pasar 14 días de cuarentena. Hoy les dieron para tomar agua dentro de una botella de gaseosa, ni siquiera sabemos si es agua realmente potable como para que ellos se hidraten”, contó Bárbara Párzon, hermana de uno de los argentinos alojados en el hospital militar.
Párzon contó que se comunicaron con el consulado de Kiev pero que no obtuvieron respuestas. La mujer también aclaró que tanto su hermano como el resto de los ciudadanos que fueron trasladados a Kiev no son residentes chinos. En el caso de su hermano había ido hasta ahí a pasar el año nuevo Chino y luego ya no pudo regresar.
“Estuvieron encerrados en Wuhan durante tres semanas y de ahí fueron trasladados al aeropuerto donde les hicieron controles de salud y cuando llegaron a Ucrania les volvieron a hacer controles. No tuvieron síntomas en ningún momento así que es imposible que contagien a alguien”, contó en declaraciones a TN, .
Párzon agregó también que los argentinos están de muy mal ánimo por las condiciones en las que están y pidió una respuesta urgente de la cancillería argentina para traer al país a este grupo de ciudadanos. “El estado de ánimo es horrible. Lo único que puedo hacer es hablar con mi hermano y ni siquiera podemos hacer una videollamada. Lo único que puedo hacer es leer los dos o tres mensajes que me manda entre 40 minutos y una hora”, dijo por último la mujer.