“A nivel latinoamericano estamos atravesando una de las peores epidemias de dengue de la historia. Existe un comportamiento biológico del virus que hoy nos cuesta mitigar. Básicamente, si se encuentra en países vecinos, no habría razón por la que no se propague hacia Argentina como lo está haciendo. Aún más con la falta de trabajo que hubo el año pasado en relación a estrategias de prevención. Se debió haber comenzado a reducir los reservorios de huevos a mitad de año pero no se hizo. Para colmo, como ya es sabido, se redujo el presupuesto en un 35 por ciento. No se puso nada de esfuerzo y aquí vemos las consecuencias”. El diagnóstico del médico clínico sanitarista Nicolás Kreplak, viceministro de Salud bonaerense, explica las causas de la propagación del dengue ante la falta de políticas de prevención del gobierno de Mauricio Macri. En lo que va del año se notificaron 2811 casos, de los cuales 336 resultaron confirmados. En Buenos Aires, ya se han identificado 96 personas infectadas.
El Ministro de Salud de la Nación, Ginés González García, confirmó el fallecimiento de un hombre de 73 años por dengue tras ser internado en un hospital de la Ciudad de Buenos Aires. Habitaba en Avellaneda y se trata del primer caso fatal desde 2016. Misiones, CABA, Jujuy y La Rioja, según la información consignada en el último boletín epidemiológico, son los escenarios en los que se ha identificado circulación viral autóctona. En Buenos Aires el mayor porcentaje corresponde a individuos que durante el verano viajaron a países de la región (principalmente Paraguay, Colombia, Brasil y Bolivia) previamente a registrar los primeros síntomas.
“Lo peor está por venir. Por lo general, la temporada alta comienza en octubre/noviembre pero siempre en febrero y marzo se pone más oscuro. Hasta que no tengamos temperaturas por debajo de la línea de los 18°C y de manera continua será difícil. En este momento es cuando más y mejor debemos trabajar”, afirma Nicolás Kreplak.
“En la actualidad estamos trabajando muy fuerte, puerta a puerta, con todas las municipalidades comprometidas para explicarle a la gente lo importante que es el descacharreo. Si tenemos un caso de dengue vamos a la casa en cuestión y procuramos que no haya mosquitos. Para ello fumigamos, cortamos el pasto, eliminamos cualquier reservorio de agua y concientizamos a las familias de la zona de lo importante que es la prevención”, narra Kreplak. Según refiere el vicejefe de la cartera provincial, aunque el verano está llegando a su fin el pico de intensidad todavía puede estirarse. De aquí la insistencia manifiesta en repetir las precauciones del caso; mandatos que se pronuncian como recetas pero que vale la pena recordar. Eliminar recipientes que acumulen agua; cambiar a diario la que se encuentre estancadas en bebederos; utilizar en los floreros productos alternativos como pueden ser geles o arena húmeda; así como también mantener los patios y jardines desprovistos de malezas; representan algunos de los mandamientos con los que la sociedad debe cumplir. El combate de los virus, desde esta perspectiva, requiere de una ciudadana activa y comprometida.
No obstante el coronavirus domina la agenda desde fines de diciembre y ha levantado las alarmas de todo el mundo (la Organización Mundial de la Salud declaró la alerta internacional), a las autoridades domésticas les preocupa el dengue. Y con razón estadística porque, de acuerdo a los últimos números brindados por la Organización Panamericana de la Salud (OPS), desde agosto de 2019, Latinoamérica experimenta más de 3 millones de infectados y 1538 fallecidos. En 2020, la cifra se eleva a 125 mil y sigue en aumento. En este sentido, ¿qué sucede para que se propague así? “El virus está circulando más que en años anteriores en la región y lo preocupante es que ya existen casos autóctonos. De los 96 casos registrados en Buenos Aires hay cuatro sin antecedente de viaje. Los serotipos son distintos (se confirmaron el 1, el 2 y el 4) con lo cual es un problema más grave porque la posibilidad de infección aumenta. Hay que pensar que la epidemia de 2016 fue, prácticamente, de dengue 1 y solo al final se confirmaron algunos casos del 4. Tres de los cuatro serotipos ya dieron positivo en la provincia de Buenos Aires y eso es recontra jodido, porque puede llevar a la muerte”, señala Juan Carballeda, investigador del Conicet en el Laboratorio de Virus Emergentes del Instituto de Microbiología Básica y Aplicada de la Universidad Nacional de Quilmes.
El virus “explota” por ciclos, es decir, se manifiesta de manera notoria, luego su potencia puede atenuarse y, quizás, después de un tiempo, vuelve a resurgir. Hace falta tan solo uno o dos casos para que se propague con mucha velocidad y pueda infectar a toda una ciudad. En Argentina lo peor sucedió en 2016 cuando se registraron 40 mil infectados. Durante esta época del año, las personas viajan con mayor frecuencia a países limítrofes y traen el virus para acá. Así es como, de manera veloz, los casos importados devienen en autóctonos al aumentar la propagación fronteras adentro. ¿Qué son los serotipos? En concreto, ¿hay más de una clase de dengue? Sí. Explicado de modo sintético existen cuatro tipos de dengue. Si un individuo se infecta con el 1, el 2, el 3 o el 4, solo queda protegido de por vida para ese serotipo y no para cualquiera de los restantes. Ahora bien, si llegara a infectarse, además, con alguno de los restantes se incrementaría el riesgo de presentar cuadros clínicos muy complejos.
“Hay que esperar a ver qué pasa y cómo avanza todo, pero siempre hacia final de febrero y marzo se producen los picos, ya que todavía se mantiene la temperatura ideal para el mosquito y ya se produjo una considerable migración de personas que salen por vacaciones y concretan viajes”, advierte Carballeda. Con 20 °C o más, el Aedes ya es capaz de cumplir su ciclo de vida en poco tiempo y conquistar la adultez. Por ello, el momento ideal para realizar las campañas sanitarias de combate del insecto es el invierno. “Lo ideal es desplegar las campañas a mitad de año porque lo único que hay son huevos y podemos combatirlos de una manera más sencilla. Ahora tenemos mosquitos adultos por todos lados. Podemos descacharrear y tomar precauciones pero es más complejo. El mosquito es el animal que más humanos mata, con una evolución de millones de años. Siempre encuentra la manera de seguir reproduciéndose”, precisa Carballeda.
Aun no hay vacuna disponible en el mercado. Existe una que se encuentra en fases clínicas muy avanzadas que fue desarrollada en el Instituto Nacional de la Salud (NIH) de EE.UU. Pero todavía falta y las soluciones se requieren de manera inmediata. Aunque Estados Unidos tiene menos incidencia de dengue que muchos países de Latinoamérica, tiene el dinero para diseñar la tecnología que sería fundamental en esta región. “Hay que ver cómo les va a las vacunas. Las que se emplean en la actualidad no sirven y solo se aplican en las regiones geográficas en las que hay mucha circulación del virus. Algunas están en camino y verdaderamente estamos muy expectantes”, expresa Carballeda.