"Con motivo de los gravísimos hechos de fallecimientos de niños y niñas e internaciones por cuadros de desnutrición, malnutrición y deshidratación en la Provincia de Salta", la Asociación de Comunidades Aborígenes Lhaka Honhat y el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) requirieron a distintos ministerios nacionales y autoridades de Salta la intervención "adecuada para atender a las comunidades indígenas, evitar nuevos fallecimientos y cuadros como los descriptos y, principalmente, adoptar de forma urgente las medidas necesarias para impedir la reiteración de este tipo de hechos".
En el comunicado en el que se informó sobre esta petición, ambas organizaciones insistieron en que "la participación de las comunidades indígenas es clave para definir la orientación general del abordaje y de las medidas urgentes en materia sanitaria".
En efecto, señalaron que "la situación que llevó a la internación de niñes por desnutrición tiene íntima relación con la ausencia de políticas eficaces de los últimos años que garanticen y protejan el territorio tradicional de los pueblos indígenas".
Y recordaron en tal sentido que las comunidades nucleadas en Lhaka Honhat (Nuestra Tierra) reclaman desde 1984 el título único sin subdivisiones internas a nombre de todas las comunidades indígenas que habitan los ex lotes fiscales 55 y 14 del departamento Rivadavia. Desde 1998, con el patrocinio del CELS, y "ante la falta de respuesta del Estado", se hizo una denuncia en la Comisión Interamericana de Derechos Humanos. En 2012 esta organización internacional declaró la violación de los derechos de las comunidades y dispuso las reparaciones correspondientes. Pero el incumplimiento del Estado argentino determinó que el caso fuera presentado en 2018 a la Corte Interamericana de Derechos Humanos, tribunal que ya dictó sentencia, aunque todavía no se notificó esta decisión.
Lhaka Honhat y el CELS recordaron que la "falta del reconocimiento al territorio indígena tiene como consecuencia la afectación del derecho a la alimentación, a la salud y el ambiente, lo que influye de forma directa en el modo de vida y las costumbres de más de diez mil personas". Las familias de estas comunidades "se enfrentan a diario a la presencia de ganado vacuno de los criollos, que consume sus alimentos y contamina las aguas, a los alambrados ilegales que impiden los recorridos de caza y recolección y a la tala de árboles que destruye las fuentes de alimentos y medicinas tradicionales".
"Se advierte, entonces, la directa vinculación entre la negación de la salud,
la alimentación y la vida de las comunidades indígenas que habitan en los ex lotes fiscales 55 y 14 de
la Provincia de Salta con la ausencia de respeto a sus derechos territoriales. La misma vinculación
puede afirmarse respecto al resto de los pueblos y comunidades indígenas afectadas por la grave
situación descripta pues de su territorio tradicional depende su supervivencia conforme a sus pautas
culturales y modos de vida", señalaron Lhaka Honhat y el CELS en la nota dirigida a las autoridades.
Añadieron que el derecho a la vida, la salud, la integridad física
y psicofísica, "a la identidad cultural y a la propiedad de los pueblos indígenas se encuentran vulnerados
por la situación estructural y los gravísimos hechos sucedidos en la Provincia de Salta" al tiempo que recordaron que el Estado
argentino asumió obligaciones internacionales que "le imponen el deber de garantizar y
proteger el goce de los derechos humanos de los pueblos indígenas que habitan en su territorio".
Estas organizaciones plantearon que la entrega de módulos alimentarios y otras medidas ya dispuestas, "deben complementarse" con otras que solicitaron "de modo urgente": que "se arbitren los medios y recursos para asegurar centros de atención médica y sanitaria en el propio territorio indígena; se instruya al personal médico y sanitario destinado a esos centros a trabajar conjuntamente con los y las integrantes de las comunidades indígenas de la zona para definir la orientación general de los abordajes, realizar los relevamientos e intervenciones necesarias" con enfoque intercultural y, en caso de acceder a este pedido, se fije día y fecha de reunión "a efectos de coordinar los trabajos y aportes que pueden realizar los miembros de Lhaka Honhat en la orientación general del abordaje y las tareas de asistencia médica y sanitaria mencionadas".
En el comunicado se añadió que "la respuesta a la situación que afecta a las comunidades debe ser multiagencial", por lo que "es necesario avanzar en la creación de una mesa intersectorial que aborde de forma integral las afectaciones de derechos por las que desde hace décadas reclaman los pueblos indígenas".
La vaca en el cerco
Uno de los firmantes de la nota es Francisco Pérez, histórico coordinador de Lhaka Honhat, cacique de la comunidad wichi Misión Cañaveral, ubicada cerca de Santa Victoria Este, en el departamento Rivadavia.
Hasta ayer Francisco no había recibido ninguna respuesta a su nota, aunque explicó a Salta/12 que la presentación es muy reciente. La consulta periodística lo sorprendió renegando en su cerco, atacado durante la noche por vacas que destruyeron sus sembrados.
La desnutrición se manifiesta en su comunidad, dijo, en las diarreas. "Y es muy cierto que la desnutrición es la que afecta a todos aquí", hay niños que "están débiles", porque no se alimentan bien por varias razones, porque no está el padre, porque la madre no puede proveerle una alimentación adecuada. En ese contexto, si un chico tiene diarrea durante un día "ya está deshidratado". "A veces la mamá no puede llevarlo al hospital por cualquier cosa, no hay colaboración, por ejemplo, del agente sanitario, es como que no existe en la zona".
"Ese es el otro problema, la gente de salud no funciona bien (...), como que del hospital no hay control, muchos agentes sanitarios y enfermeros hacen lo quieren, no hay jefe, digamos. Ahí está el problema". "No va a ser fácil poder levantar esto".
Además, "los chicos nuestros no se acostumbran a comer cosas como papas fritas, comida con salsa, son comidas que estamos comiendo ahora y yo me doy cuenta que los chicos de tres, cuatro años, de cinco, seis años no piden comida. Si no le gusta se va y comienza a andar disparando, a reir junto con otros, no dice yo tengo hambre. Ese es otro problema. Así que no es fácil".
Cuando Francisco era chico, con sus hermanos, "no conocíamos otra cosa que los recursos naturales. En este tiempo, por ejemplo, corremos nosotros los chicos, buscamos la doca que hay por ahí en el monte, juntamos, traemos y comemos eso y no comíamos tantas cosas, por eso creo que es importante volver a hablar de territorio". Ahora precisamente "yo estoy dentro del cerco, está a cinco metros de mi casa, pero igual la vaca entró anoche, saltó un alambrado. Entonces no es un capricho de decir que se retiren los animales, que se vayan a otro lado, que estén en lugares separados, no es porque queremos hacer eso, sino que hay cosas que queremos defenderlas, porque es la economía nuestra (...). No estamos en contra de los planes sociales, al contrario, algunas personas que no tienen (otra forma de sostenerse), bueno, que tengan, pero también hay que ver los recursos que acostumbramos a comer, hay que defender eso".
De lunes a sábados los chicos de Misión Cañaveral se alimentan en la escuela, en el comedor de verano habilitado por el gobierno de Juan Manuel Urtubey y que Gustavo Sáenz continuó luego de una interrupción temporaria. Los sábados por la tarde la hija de Francisco y docentes de la Universidad Nacional de Salta montaron un merendero que sirve mazamorra, anchi, arroz con leche. Asisten 72 chicos de Cañaveral, aunque hay días que se suman de otras comunidades.
Falta cubrir los domingos, y Francisco cuenta para ello con unos fondos que le envió una colaboradora de Buenos Aires.
En Misión Cañaveral la gente vive de las pensiones, la AUH, el plan Cuna ("ahora"), pero es difícil, porque "las cosas son tan caras" y no les alcanza. Ya no pueden cazar ni recolectar porque "ya no hay nada, si vos a caminar de aquí a dos kilómetros ya está un puesto con animales vacunos, chivas, cuchis". Los animales silvestres que quedan han huido a lugares más alejados aún. "Ése es el problema", por eso se "tiene que resolver urgente el territorio".