"No me digas chiquita", frenó Ofelia Fernández a un periodista de América que intentaba callarla mientras ella explicaba por qué estaban tomando el colegio. Era el 2017, ella sólo tenía 17 años y era la presidenta del Centro de Estudiantes del Carlos Pellegrini. Forjada al calor de numerosos debates televisivos a partir de las tomas contra la reforma educativa propuesta entonces por el gobierno porteño, Ofelia comenzó a convertirse en la interlocutora preferida a la hora de discutir los reclamos de les estudiantes. Con una verborragia audaz e irónica, empezó a consolidarse como la vocera de una serie de demandas generacionales, especialmente la vinculada al género. Pero a la par de ese crecimiento apareció un fenómeno refractario, que cuestionaba su militancia, su acercamiento al kirchnerismo, su ropa, su pelo y las palabras que usaba.
Representante de toda una generación que se volcó a la política durante los últimos años del kirchnerismo, Ofelia Fernández se convirtió también en la legisladora más joven de la historia de América Latina de la mano del Frente de Todos en el 2019.