Los representantes de los Estados miembros de la Unión Europea (UE) dieron este lunes luz verde al mandato de su negociador Michel Barnier, con las condiciones sobre la futura relación comercial con el Reino Unido tras el Brexit.
Ahora el mandato, fruto de negociaciones entre las capitales, tendrá que ser adoptado formalmente el martes en una reunión ministerial en Bruselas.
Pero su conclusión constituye una etapa decisiva, ya que abre la vía para iniciar las negociaciones, a principios de marzo, entre la UE y el Reino Unido, un poco más de un mes después del Brexit.
Londres y Bruselas solo tienen hasta fines de año para decidir sobre su futura relación, el periodo de transición durante el cual los británicos siguen aplicando las reglas europeas.
El sábado, el presidente francés, Emmanuel Macron, manifestó sus dudas sobre la posibilidad de un acuerdo global para finales de año. "Se va a prolongar porque los británicos son muy duros", advirtió.
Las dos partes se comprometieron en una "declaración política", firmada a finales del año pasado, a concluir una "asociación ambiciosa" con "compromisos firmes" que garanticen una competencia "justa".
Pero esta posición común se ha ido diluyendo desde entonces.
Los europeos siguen abiertos a una ambiciosa asociación, que incluye un acuerdo comercial sin cuotas ni aranceles. Pero han endurecido el tono, por presión de Francia, por las contrapartidas reclamadas.
Con el temor más que nada a la competencia desleal del Reino Unido, exigen que Londres siga respetando ciertas reglas de la UE, en particular en materia de ayudas de Estado, medio ambiente, derechos laborales e impuestos.
Esta demanda, inédita en un acuerdo de libre intercambio, se explica por la proximidad geográfica y la fuerte integración económica entre Londres con el continente.
Pero ya fue descartada la semana pasada por el negociador británico del Brexit, David Frost.