Un día nuestra princesa amaneció muy cansada.
Médicos y enfermeras trataron de curarla.
Enterada de semejante drama, una bruja, miembra de un linaje de brujas nobles cuyo poder era convertir lo ordinario en bello, prontamente se ocupó de ayudarle: ordenó se le acercaran otros brujos nobles y le ofrendaran las dos serpientes de la medicina.
Yo fui testiga, cómo ellas trabajaron dentro de su cuerpo, tratando de curar su situación.
Hasta su hermana, su propia sangre le donó... eso -durante un tiempo- su cansancio calmó.
Jackie pudo salir unos días de verano de su hospitalización y por los campos de la pampa y la selva viajó con Juan Ignacio, su amor.
Una siesta de febrero caluroso en carnaval, nuestra Jackie partió.
Eran las 15:14, la hora en que el mundo se paró.
Duró un segundo, pero mucha gente lo sintió.
El mundo dejo de girar, los pájaros dejaron de cantar, solo autos y camiones pudieron funcionar, mucha gente lo sintió, cómo el mundo se paró.