La rusa Maria Sharapova, ganadora de cinco títulos de Grand Slam y un símbolo del circuito femenino en las últimas dos décadas, anunció este miércoles su retiro del tenis, agobiada por las lesiones que la persiguieron en los últimos tiempos, sobre todo una molestia crónica en el hombro derecho.
"Tenis, te digo adiós". Mediante una carta abierta y un video publicados en la revista Vogue y en su subsidiaria norteamericana Vanity Fair, tal vez una conjunción perfecta de su impacto en el deporte y en la moda, la jugadora de 32 años explicó el significado que tuvo su carrera, que comenzó cuando tenía cuatro años y que tuvo picos de esplendor, que incluyeron el acceso al número uno del ranking mundial ya en agosto de 2005 y la conquista de dos títulos de Roland Garros, uno de Wimbledon, uno de Australia y uno en el Abierto de Estados Unidos.
A lo largo de su exitosa trayectoria, Sharapova también consiguió el título de la Copa Federación para Rusia y se colgó una medalla olímpica, tras haber perdido ante Serena Williams en la final de los Juegos de Londres 2012. "Mi fuerza mental siempre fue mi mejor arma. Incluso si mi rival era más fuerte, más segura de sí misma, incluso si jugaba mejor, podía ganar y lo hice", explicó la tenista nacida en Siberia, donde sus padres se mudaron para escaparse de la catástrofe nuclear de Chernobil, y criada en Estados Unidos desde los seis años, donde su padre Yuri emigró con 700 dólares para cumplir el sueño de su hija de ser tenista.
Su primer gran impacto mundial lo dio en 2004, cuando derrotó a la imbatible Serena Williams en la final de Wimbledon, cuyo público se quedó maravillado por esa adolscente rubia de 1,88 metros. "Wimbledon parecía un buen lugar para empezar. Era inocente a los 17 años, aún coleccionaba figuritas", recordó en su carta. Dos años después ganaría el Abierto de Estados Unidos y en 2008 festejaría en Australia. Tras algunas lesiones que le modificaron su estilo de juego, en 2012 completó su Grand Slam con el título de Roland Garros, donde repitió en 2014.
Considerada una de las jugadoras más bonitas del circuito, Sharapova mezcló con singular éxito su carrera como tenista junto a una trayectoria como modelo que la convirtió en ícono para las grandes marcas. Con esa combinación se convirtió durante varias temporadas en la deportista mejor paga del planeta, e incluso llegó a diseñar sus propios modelos de ropa para la firma deportiva Nike.
Elegida por empresas como Tiffany, Sony Ericcson o Canon y capaz de promocionar los productos más disímiles con igual éxito, Sharapova llegó a tener su propia línea de golosinas, la Sugarpova, unas gomitas dulces fabricadas en España, que nacieron por su propia iniciativa, a partir de su gusto por ese tipo de caramelos.
Su brillante carrera, sin embargo, tuvo un estigma que nunca pudo sacarse de encima: durante el Abierto de Australia de 2016 dio positivo en un control antidoping por ingerir meldonium, una sustancia prohibida muy consumida por los deportistas rusos, que le valió una suspensión de 15 meses. Tras pedir perdón y cumplir la sanción, ya nada fue igual, tanto en los resultados como en el trato con sus rivales, y hasta con el público, que en muchos casos ya no la tuvo como una de sus preferidas.
Campeona de 36 títulos en el circuito, Sharapova sólo pudo levantar un trofeo tras su caso de doping, en Tianjin 2017. Más allá de algunos triunfos esporádicos, lo mejor de su repertorio ya había pasado. Además, las lesiones cada vez le pasaban más factura y el último ranking la ubicaba en la posición 373.
Para encontrar su último triunfo en la WTA hay que remontarse hasta la primera ronda del torneo de Cincinnati, cuando superó a la estadounidense Alison Riske. Desde entonces, había cosechado sólo derrotas: ante la número uno del mundo Ashleigh Barty en la segunda fase de Cincinnati, ante Serena Williams en el estreno en el US Open, ante la estadounidense Jennifer Brady en Brisbane y ante la croata Donna Vekic en el Abierto de Australia, su última presentación en sociedad.
"El tenis fue mi montaña. Mi camino estuvo lleno de valles y giros, pero la vista desde la cima era increíble. Con todo, después de 28 años y cinco Grand Slam, estoy lista para escalar otra montaña, para competir en otro tipo de superficie", explicó Masha sobre lo que le espera en su nueva vida. A partir de ahora, Sharapova ya forma parte de la historia del tenis, como una brillante jugadora que conjugó a la perfección el rendimiento deportivo con los negocios fuera de los courts.