Los muertos y heridos que se multiplican entre restos de coches devorados por las llamas dejan entrever una violencia comunitaria que no se vivía desde hace décadas en Nueva Delhi. Como antecedente más cercano hay que remontarse a 2002, cuando el estado occidental de Gujarat fue escenario de matanzas contra más de un millar de musulmanes. Sin embargo, habría que dirigirse a 1984 para encontrar un estallido de violencia semejante al actual entre hindúes y musulmanes en la capital.
El 31 de octubre de aquel año, la entonces primera ministra Indira Gandhi fue asesinada cerca de su residencia por dos guardias sijes de su propia seguridad personal. Horas más tarde, turbas embravecidas salían a las calles en búsqueda de venganza, causando la muerte de 2.733 sijes. "No podemos permitir que ocurra en esta ciudad otro escenario como el de 1984", advirtieron en ese sentido desde el Tribunal Superior de Nueva Delhi.