El presidente del gobierno español, Pedro Sánchez, y el líder catalán Quim Torra inauguraron ayer una inédita mesa de diálogo sobre el "conflicto político" de Cataluña, con la que se busca encauzar el desafío secesionista a más de dos años después del intento fallido de ruptura unilateral.
Es un primer paso de acercamiento, que ya tiene como principal logro la foto del apretón de manos entre Sánchez y Torra, antes de entrar a la sede del gobierno central en Madrid, decorado con banderas españolas y catalanas. Posteriormente pasearon por los jardines del palacio de la Moncloa, en la tarde madrileña.
La iniciativa fue pactada por el líder socialista y el partido independentista Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), a cambio de que facilitaran su reelección. Junts per Catalunya (JxC), el partido independentista al que pertenece Torra y que dirige el ex presidente Carles Puigdemont desde Bélgica, no estaba a favor de que se constituyera la mesa sin que el gobierno español aceptara primero un mediador, pero finalmente cedió para no dejar toda la iniciativa en manos de ERC.
Torra y el vicepresidente catalán, Pere Aragonés, de ERC, encabezaron la delegación, integrada por miembros del gobierno catalán y cuatro diputados, uno de ellos muy cercano a Puigdemont.
Junto a Sánchez estuvieron la vicepresidenta Carmen Clavo, y cuatro ministros. El gran ausente, por enfermedad, fue el vicepresidente Pablo Iglesias, líder de Unidas Podemos.
El propio Sánchez rebajó las expectativas de esta primer reunión al advertir, horas antes, que el proceso de diálogo será "difícil, complejo y largo".
Antes de partir hacia Madrid, Torra también afirmó que no sería fácil llegar a un acuerdo ya que su gobierno pondrá sobre la mesa sus "principios", que son el ejercicio del derecho de autodeterminación, es decir, la posibilidad de votar sobre la independencia en un referendo, y el pedido de amnistía para los presos secesionistas condenados por el intento de ruptura de octubre de 2017.
"El diálogo tiene que empezar por alguna parte, y esta mesa es un buen lugar, yo no me atrevo a generar expectativas muy altas porque luego vienen las frustraciones, pero hoy es un día feliz", dijo ayer Miquel Iceta, el líder de los socialistas en Cataluña, en declaraciones a la radio Cadena Ser.
Iceta recordó que "las posiciones son distantes, y si Torra solo quiere hablar de autodeterminación y amnistía, no hay mucho recorrido. En cambio, la agenda para el 'reencuentro' que plantea Sánchez si que hay mucho de lo que hablar".
"Vamos con el mejor de los ánimos, el mejor de los espíritus, y esperamos que esta mesa dé frutos para el reencuentro necesario entre catalanes", aseguró Sánchez horas antes de la reunión durante una intervención en el Congreso de los Diputados, al defender la iniciativa frente a las duras acusaciones de la oposición de derecha y la advertencia de los secesionistas de que no habrá solución sin un referendo.
Para el líder del opositor Partido Popular (PP), Pablo Casado, esa iniciativa significará un "despiece de la soberanía nacional y de la igualdad territorial", por lo que acusó a Sánchez de ser "desleal a España". Laura Borrás, la vocera de JxC advirtió a Sánchez que "ninguna solución valdrá si se dejan al margen las urnas".
Sánchez, a su turno, le recordó a Casado que bajo el gobierno de Mariano Rajoy se celebraron "dos referendos, hubo una declaración unilateral de independencia y se multiplicaron por cuatro el número de independentistas. Lecciones las justas", le espetó.
Del éxito del arranque del diálogo dependerá el resultado de la votación de los Presupuestos del Estado, prevista para mañana en el Parlamento español.