El comité de la campaña para la reelección del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, demandó ayer al diario The New York Times por difamación y lo acusó de publicar intencionadamente una historia "falsa" relacionada con las investigaciones sobre las interferencias de Rusia en las elecciones presidenciales de 2016.
La demanda presentada en la Corte Suprema del estado de Nueva York representa el último episodio de la batalla que el presidente republicano sostiene con los medios de comunicación desde que llegó a la Casa Blanca. La querella busca una compensación de millones de dólares por daños, aunque la cantidad no fue específicada. Hasta esta tarde, The New York Times no había comentado el caso.
Los hechos se remontan al 27 de marzo de 2019 y la campaña de Trump aludió a un artículo del periodista Max Frankel titulado "The Real Trump-Russia Quid Pro Quo" ("El quid pro quo real entre Trump y Rusia"). En un comunicado, la asesora jurídica de la campaña del candidato republicano, Jenna Ellis, expresó que decidieron presentar la demanda porque The New York Times dijo que la campaña tenía un "acuerdo general con la oligarquía de Vladimir Putin para ayudar a la campaña contra Hillary Clinton a cambio de una política exterior pro-Rusia y un alivio en las sanciones económicas".
Para Ellis, la información publicada era "100 por ciento falsa y difamatoria" y a juicio de la campaña del presidente, el diario neoyorquino lo publicó siendo consciente de la falsedad. Según la asesora jurídica, el Times tenía el propósito intencional de "dañar la campaña, mientras engañaba a sus propios lectores en el proceso", informó la CNN.
“Reportajes previos del mismo Times habían confirmado la falsedad de las declaraciones, pero las publicaron igualmente y a sabiendas de que desinformaría a sus propios lectores debido al sesgo extremo del medio hacia la campaña y su búsqueda de influenciar las elecciones presidenciales de 2020”, dice el documento.
El artículo de Frankel hacía referencia a la investigación del ex asesor especial Robert Mueller, que intentó documentar las evidencias de una campaña de "hackeos" por parte de Rusia agravada con propaganda en las redes sociales que supuestamente buscaban impulsar la candidatura de Trump en 2016 y dañar a su oponente demócrata, Clinton.
La posibilidad de que la campaña de Trump hubiera confabulado con el gobierno ruso fue motivo de controversia desde el principio de su gobierno y dominó la conversación política durante buena parte de su mandato. De hecho, distintos reportes llevaron a la apertura de una investigación a cargo del fiscal especial Robert Mueller al respecto.
Mueller evaluó 10 incidentes por posible obstrucción de la justicia, entre ellos el despido ordenado por Trump del director del FBI James Comey, la instrucción del presidente a sus subordinados de que despidieran a Mueller y los esfuerzos para alentar a los testigos a no cooperar. Los abogados del presidente han dicho que la conducta de Trump estaba dentro de sus poderes constitucionales, pero el equipo de Mueller consideró que los incidentes merecían un escrutinio penal.
El informe documentó numerosos contactos entre personas asociadas a la campaña de Trump con personas vinculadas a Rusia, pero Mueller no encontró pruebas suficientes para mostrar una conspiración criminal entre el equipo de Trump y Rusia. En abril de 2019, concluyó que “aunque la investigación identificó numerosos vínculos entre individuos con vínculos con el gobierno ruso e individuos asociados con la campaña de Trump, las pruebas no eran suficientes para apoyar los cargos penales”.
A lo largo de su campaña en 2016 y durante su presidencia, las críticas de Trump fueron regulares hacia la prensa, popularizando el término "fake news" (noticias falsas) o llamándolos “el enemigo del pueblo” al referirse tanto a reportes individuales como a la mayor parte de la industria periodística. La demanda fue presentada en nombre de la campaña de Trump por Charles Harder, un abogado que también representó a la primera dama, Melania Trump, cuando querelló al diario británico The Daily Mail en 2016 por lo que dijo que eran "declaraciones falsas y difamatorias" acerca de su vida privada. The Daily Mail finalmente se disculpó, retiró el artículo y pagó daños y perjuicios en un acuerdo.