Los vecinos de la bonaerense Iriarte, ubicada a casi dos kilómetros de la laguna La Picasa, permanecen en alerta ante un desborde mientras continúa cortada la ruta 7 que atraviesa ese espejo de agua de 300 kilómetros cuadrados que comparten Buenos Aires y Santa Fe.
Alexis Guerrera, intendente de General Pinto, recordó que “la ruta 7 está cortada hace unos 15 días. Había mucho viento en la zona, lo que provocaba oleaje de la laguna”, y manifestó que “si se desbordara la laguna y se derrumbara el terraplén que sostiene la ruta 7, no habrá nada que hacer porque esa masa no la para nadie”. “Si ello ocurre, la más complicada sería la localidad de Iriarte”, de unos 1000 habitantes, destacó el funcionario e insistió en que “las napas están recibiendo excedentes hídricos de Córdoba y Santa Fe”.
Por otra parte, con apenas un camión Unimog, el municipio de General Villegas, en el noroeste de la provincia, trabaja para asistir con alimentos y medicamentos a dos localidades que están rodeadas por el agua. Mientras, en Pehuajó, las autoridades advirtieron ayer sobre el peligro de inundación si no se regula un canal aliviador y no se redefinen las obras del Río V. Desde octubre último, General Villegas tiene el 70 por ciento de su superficie anegada o encharcada.
El agua ocasionó pérdidas por más de 5000 millones de pesosy afectó la extensa red de caminos rurales. Los trabajos son infructuosos y frustrantes porque las lluvias son recurrentes y lo que se levanta a los dos días se lo vuelve a llevar el agua.