Al menos 33 soldados turcos murieron y otros 32 resultaron heridos en bombardeos del Ejército sirio en la provincia de Idlib ubicada al noroeste de Siria. Fuerzas sirias y rusas llevan adelante una ofensiva conjunta contra rebeldes que son apoyados por Turquía. El presidente turco Recep Tayyip Erdogan respondió a los bombardeos con ataques contra objetivos militares sirios. Horas más tarde conversó con su par ruso Vladimir Putin para poner paños fríos a la situación. No se descarta una reunión entre ambos en los próximos días.
Idlib es el último bastión rebelde dentro de Siria. La provincia es controlada por insurgentes islamistas apoyados por el Ejército turco. Los bombardeos llegaron tras semanas de creciente tensión entre Turquía, el único miembro musulmán de la OTAN, y Rusia, que apoya militarmente desde 2011 al gobierno sirio del presidente Bashar al Assad en la guerra contra los grupos rebeldes. Se trata de la mayor cifra de soldados turcos muertos en un solo día desde que Turquía intervino por primera vez en la guerra Siria en 2016.
El canciller ruso, Serguei Lavrov, dio sus condolencias a Turquía por la muerte de los soldados y remarcó que la tragedia podría haberse evitado si Turquía proporcionara la ubicación de sus tropas. Lavrov informó que siempre están en contacto pero que en esta ocasión Turquía no les había informado que sus soldados estaban en la zona de fuego sirio, mezclados con los insurgentes islamistas de Idlib. "Tan pronto como esto quedó claro, le pedimos al gobierno sirio que hiciera una pausa en la acción militar e hiciera todo lo posible para garantizar la evacuación de los heridos y permitir el traslado de los soldados muertos al territorio turco", agregó el canciller.
Sin embargo, el ministro de Defensa turco, Huluso Akar, rechazó la justificación rusa. “Durante este ataque no había grupos armados (rebeldes) alrededor de las unidades turcas”, sostuvo el ministro. Ankara sostiene que Rusia sabía dónde estaban apostadas las tropas turcas. El encargado de Defensa informó que los ataques continuaron después de que los soldados notificaran al personal ruso que estaban siendo bombardeados.
Luego de conocer la información sobre las muertes, Erdogan convocó a su gabinete en una reunión de emergencia. Asistieron los ministros de Defensa y Asuntos Exteriores, así como el jefe de inteligencia y los comandantes militares. El principal asesor de prensa de la presidencia, Fahrettin Altun, dijo que allí se decidió atacar las posiciones conocidas de las tropas sirias por aire y tierra como represalia. Altun pidió a la comunidad internacional que cumpla con sus responsabilidades para poner fin a la violencia en Idlib. Además hizo referencia a los crimenes de lesa humanidad del gobierno sirio.
Turquía también informó que no va a seguir reteniendo a los refugiados que quieran llegar a la Unión Europea (UE). Esto generó que cientos de migrantes se dirijan a las fronteras entre Turquía y Grecia. En respuesta al anuncio turco, el gobierno griego cerró uno de sus pasos fronterizos con Turquía. También empezó los preparativos para redoblar la vigilancia en el mar Egeo, a lo largo de la frontera entre las numerosas islas griegas y la cercana costa oeste de Turquía. Por su parte, Rusia envió dos buques de guerra equipados con misiles crucero hacia las costas sirias en el Mar Mediterráneo, informó la agencia de noticias rusa Interfax.
Tras conocerse la muerte de los soldados turcos Putin y Erdogan dialogaron telefónicamente. "Se expresó una seria preocupación por la escalada de tensiones en Idlib que provocó numerosas bajas, incluso entre los militares turcos", informó el Kremlin en un comunicado sobre la conversación entre los mandatarios. La nota agregó que ambos líderes estuvieron de acuerdo en la necesidad de tomar medidas adicionales para distender la situación. También mencionaron la posibilidad de reunirse cara a cara para discutir las medidas.
El canciller ruso dijo que la conversación entre los presidentes estuvo centrada en la implementación del acuerdo de alto el fuego al que se había llegado en 2018. "La conversación fue detallada y dedicada a la necesidad de hacer todo lo necesario para implementar los acuerdos sobre Idlib'', precisó Lavrov. El arreglo se había roto luego de que ambos países se acusaran mutuamente de violar sus términos. Turquía exige que las fuerzas sirias que operan en Idlib se replieguen a las líneas del alto el fuego de 2018. Rusia dice que los acuerdos se malograron debido a los continuos ataques de los rebeldes islamistas apoyados por Turquía. "Pero debemos comenzar a implementar esos objetivos. Durante medio año no se ha hecho nada. El ejército sirio tiene todo el derecho de reaccionar ante las constantes violaciones", agregó el canciller ruso.
Horas más tarde el presidente de Estados Unidos, Donald Trump,y su par turco, Erdogan, hicieron un llamado conjunto a Rusia y Siria para que detengan su ofensiva militar en la región de Idlib, informó en un comunicado la Casa Blanca.
Con las muertes de ayer, al menos 54 soldados turcos murieron solo este mes como parte de los intentos de Turquía de frenar la ofensiva sirio-rusa en Idlib. Los ataques vienen provocando una verdadera catástrofe humanitaria. Más de 950.000 personas tuvieron que dejar sus casas para huir de la violencia. Según la ONU, este es el mayor éxodo forzoso de desplazados en casi nueve años de guerra en Siria.