En la tarde del viernes 28 de febrero, familiares, amistades, vecinos y vecinas del barrio Norte Grande de la ciudad de Salta marcharon para exigir justicia por un joven de 19 años al que policías de la Comisaría 10 le dispararon balas de goma y lo dejaron discapacitado. El joven perdió el ojo derecho y podría quedar ciego porque también tiene complicado el ojo izquierdo. Aunque la madre hizo la denuncia, aún no hay responsables de la fuerza de seguridad detenidos. 

Acompañaron la movilización el grupo de familiares de víctimas de gatillo fácil y la Red por la Defensa de los Derechos Humanos. La concentración se hizo en la iglesia Francisco Solano y marcharon por la avenida Felipe Varela, hasta la Comisaría 10.

"Mi hijo tiene 14 impactos de bala en el cuerpo, axilas, dorso y la cara", señaló la madre.  "Era el mediodía, había niños en la calle. Al ver cómo estaba mi hijo, los chicos agarraron piedras y las tiraron a la Policía. Los policías se fueron porque hubo un herido (uniformado). Una vecina auxilió a mi hijo que perdía mucha sangre. Llamaron a la ambulancia pero llegó hasta la avenida Felipe Varela, se llevó al policía, no quisieron llevar a mi hijo. Un hombre en moto lo llevó al hospital Papa Francisco", contó Carina. La mamá relató una secuencia de hechos sobre la base de lo que dijeron Luciano, la pareja del joven, sus vecinos y vecinas, y una tía. Carina no estaba en la provincia y al enterarse de lo ocurrido tuvo que regresar de inmediato.

"Un hombre llevó a Luciano al hospital en graves condiciones porque perdía mucha sangre, se estaba desmayando", contó a su vez la pareja del joven. 

Cuando Luciano estaba esperando que lo asistan en la guardia del hospital "se le acercó un policía a decirle 'cagate puto porque perdiste un ojo, le dio una piña en el ojo, otro policía le pegó en la panza y le dio una patada", detalló su pareja que le contó el joven. Luciano solo escuchó el nombre de uno de los uniformados que lo agredió, "Tolaba",  y no los puede identificar porque "ya no veía, estaba lastimado", sostuvo la adolescente.

La chica dijo que llegó al hospital lo más rápido que pudo, cuando los policías agredieron a Luciano, él empezó a gritar. "Un doctor y un enfermero, sacaron a los policías". Después dispusieron el traslado al Hospital San Bernardo, a donde fue custodiado por otro policía, quien explicó a la familia que Luciano estaba demorado por "desacato a la autoridad".

"El primer impacto fue en la cara, perdió el ojo derecho, se lo sacaron el lunes. Le hicieron un raspaje en el ojo izquierdo, tenía restos de pólvora, no ve, está haciendo un tratamiento con pastillas, gotas y cremas, lo tenía bastante comprometido, hay que esperar para saber cómo evoluciona", sostuvo la madre.

Sin asistencia 

Carina respondió que nadie del gobierno se acercó a brindarles asistencia hasta el momento. Explicó que Luciano no tiene obra social, y que ella está pagando ecografías oculares en sanatorios privados porque en los hospitales públicos de Salta no las hacen, está comprando la medicación "de 2 mil pesos para arriba" porque no se la proveen de en la salud pública. La semana próxima necesita la "valuación de un cirujano" y tampoco la hacen en los hospitales por lo que tiene que pagarla en un lugar privado.

La madre es una trabajadora independiente que a veces tiene ingresos y otras veces no. Dijo que está recibiendo ayuda de vecinos y vecinas con mercadería; de familiares; del patrón del lavadero donde trabajaba el hijo con dinero, también de gente que no conoce. "Ayer un chico me llevó mercadería" mientras de Gobernación no le acercaron "nada", afirmó.


A Luciano le dieron el alta el jueves, "sigue mal con el ojo izquierdo, hay que ver cómo evoluciona", expresó la pareja. "Él está totalmente mal, se paró en medio del pasillo, me llamó, me abrazó y me dijo ¿por qué a mí?. Me partió el alma, no se lo deseo a nadie", expresó la mamá.

A raíz de lo sucedido, la familia tiene miedo a la Policía. Exige justicia y detención para los miembros de la fuerza que atacaron a Luciano.