Mientras los festejos del Carnaval ocupaban calles de todo el mundo a lo largo de toda esta semana, un grupo de murgas españolas no tuvo mejor idea que representar a los nazis bailando con armas de fuego, junto a reclusos de los campos de concentración semidesnudos agitando la bandera de Israel sobre una carroza con dos crematorios.

Sucedió el lunes pasado en Campo de Criptana, un pueblo al sureste de Madrid en la región de La Mancha. La ola de repudios no se hizo esperar: políticos europeos, organizaciones de la comunidad e incluso el público que asistió a la comparsa expresó su indignación ante que lo catalogaron como “un insulto a los seis millones de personas que fueron asesinados durante el Holocausto”.

A las pocas horas del desfile, la Embajada de Israel en España declaró que se trataba de "una representación vil y repugnante que trivializa el Holocausto". Arancha González Laya, ministra de Asuntos Exteriores de España, dijo que estaba "horrorizada".

Entre las carrozas que desfilaron se encontraba la Asociación Cultural El Chaparral, a quien se le atribuyó haber organizado la “exhibición temática” del Holocausto. Según un comunicado del gobierno municipal, la asociación pretendía que su acto fuera una conmemoración de los "6 millones de hombres, mujeres y niños judíos que perecieron en el Holocausto y todos aquellos que sufrieron persecución y exterminio debido a su raza, orientación sexual". "Compartimos las críticas que se han expresado", se disculparon las autoridades municipales y agregaron: "Si el objetivo era conmemorar a las víctimas, es obvio que fue fracaso".